Disparos a ciegas
Decir que el ataque contra Cristina fue un atentado contra la democracia o la consecuencia inevitable de la ‘grieta’ no sólo es inexacto. También es peligroso.
Decir que el ataque contra Cristina fue un atentado contra la democracia o la consecuencia inevitable de la ‘grieta’ no sólo es inexacto. También es peligroso.
En los ’70, el Nobel británico viajó mucho a Argentina. Lo que vio no le gustó.
por Andrea Calamari
Mijaíl Gorbachov, que murió el martes a los 91 años, será recordado como el último líder de la Unión Soviética y también como quien sembró con sus reformas la semilla del fin del imperio comunista.
por Fernando Pedrosa
La industria audiovisual quiere que las plataformas de streaming aporten al INCAA. Debería explicar mejor por qué eso sería beneficioso para el país.
por Juan Villegas
El actor John Leguizamo se quejó de que James Franco, que no es latino, vaya a interpretar a Fidel Castro. Llegará un momento en el que cada actor sólo pueda hacer de sí mismo.
El comunicado en apoyo de Cristina Kirchner del Consejo Directivo de Filosofía y Letras de la UBA muestra una autoritaria vocación de unanimidad y castigo a la disidencia.
Los argumentos en contra de investigar la corrupción política desconocen el daño que le causa al sistema democrático la falta de castigo.
por Ignacio Labaqui
La tecnología blockchain puede ser una excelente herramienta para contribuir a la transparencia en las licitaciones del Estado.
por Darío Nieto
A pesar de los esfuerzos del kirchnerismo y su épica de la ‘proscripción’ por llevarla a la política, la pelota de la Justicia sigue (por ahora) en el campo del derecho.
Hace 32 años, el autor reflejó cómo se vivía en la Buenos Aires con alta inflación del primer menemismo. Rescatamos el artículo por su calidad, pero también por sus resonancias.
Ganado, yerba, tabaco y regalos para los caciques eran el precio que pagaba el Estado para evitar malones. En qué se parecía el llamado “Negocio Pacífico de Indios” a las actuales organizaciones sociales.
por José Montero
Diferenciar por ingresos las facturas de gas y electricidad es distorsivo, paternalista, cortoplacista y una manera muy mala (e injusta) de hacer política social.
por Luca Sartorio