Nadie quiere vivir en la polarización extrema, pero el populismo no propone ningún horizonte de reconciliación. Por eso no hay que superarla sino disolverla, con nuevas ideas y nuevos símbolos.
Decir que el ataque contra Cristina fue un atentado contra la democracia o la consecuencia inevitable de la ‘grieta’ no sólo es inexacto. También es peligroso.
Ahora que su uso se extendió y vuela de acá para allá sin límites, es un buen momento para preguntarse qué implica decirle a alguien “tu gobierno”. Es un chiste, por supuesto, pero también algo más.