El respeto religioso de los intelectuales de izquierda por la dictadura cubana se basó en falsos mitos de origen que resulta cada vez más difícil sostener.
Además de oportunista e irresponsable, el proyecto aprobado en Diputados reduce al mínimo un impuesto que es eficaz, progresivo y existe en todos los países que nos gustan.
Protestas generalizadas frenaron el intento del Gobierno de darle la gestión colectiva de los derechos de autor a una organización poco conocida pero con mucho poder de lobby. Menos mal: hubiera sido un desastre.