Cristina Kirchner tiene dos opciones: ser parte del “ajuste” o ser parte del descalabro. Debería elegir lo primero, por el bien de todos pero también de ella misma.
Los periodistas que repudiaron el episodio de Macri con el micrófono de C5N no estaban comentando el hecho sino su propia virtud moral, en lugar de ayudar a entender mejor qué había pasado.
Las protestas libertarias por la iluminación del Obelisco con el arcoiris LGBT+ esconden pulsiones reaccionarias. Nada más liberal que proteger a las minorías.
El politólogo italiano dice que el rol de la centroizquierda es contribuir a la igualdad, pero alerta contra la “democracia popular” y asegura que, sin liberalismo, la democracia no es posible.
Un acuerdo político post-elecciones es necesario, pero no se puede negociar con una coalición que no es confiable. ¿El FDT quiere el consenso para salvar al país o para salvarse a sí mismo?
Si el populismo es como la Iglesia, necesitamos una reforma. ¿Quién será nuestro Galileo, nuestro Voltaire? Busquemos en la ficción: Shakespeare y Dostoievsky, improbables Durán Barba.
Después de un año y medio caótico, ideologizado y guionado por el Instituto Patria, el gobierno parece haber dado un giro pragmático en su política exterior.
La situación del sistema educativo no da para más. El camino es evaluar, unir educación con trabajo, revincular a los chicos que perdimos por la cuarentena e incluir a los padres en las decisiones.
El sistema electoral argentino es seguro, pero nuestra cultura política, sobre todo en algunas provincias, y el festival de dádivas que estamos viendo dejan espacio para el ventajismo político.
La Secretaría de Comercio puede ser un organismo potente para eliminar monopolios y dar más competencia. El gobierno prefiere usarla para bajar la inflación, algo que no puede ni debe hacer.