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Cazafantasmas

Películas para el museo
(en el mal sentido)

Empezamos una nueva sección de conversaciones sobre la cultura con un repaso de las nominadas al Oscar y la función de lo político en lo cinematográfico. Hoy: Leonardo D'Espósito.

Probablemente no haya actividad más placentera en este mundo que charlar. La vida debería ser una larga sobremesa en la que todos dejamos fluir la conversación con una leve borrachera. En Another Round (Druk), la gran película de Thomas Vinterberg que ojalá gane el Oscar a Mejor Película Extranjera, un grupo de profesores de secundario pone en práctica el experimento de vivir con medio gramo de alcohol en sangre. Las palabras fluyen mejor, las clases que dan son más entretenidas y las sobremesas, más largas. Conversando se conoce a la gente y también se conoce uno. Es un deporte que se juega en una cancha infinita y en el que nadie pierde.

En Seúl queremos sumar a las notas habituales un espacio para la conversación distendida, el intercambio de ideas sobre cuestiones de la cultura como disparador para divagar por donde nos lleve la dinámica de la charla. Hoy hablamos con el periodista y crítico Leonardo D’Espósito, erudito de la animación y apasionado del cine. Lo agarramos enojado con Nomadland, la muy elogiada película de Chloé Zhao que tiene grandes chances de llevarse el Oscar.

Leonardo D’Espósito

Yo acabo de ver Nomadland. Me quiero matar, sinceramente. De hecho, creo que es un ejemplo de todo lo que está mal en el cine contemporáneo, a un nivel que me sorprende. Mi problema en todo caso es que la primera media hora me agarró y me emocionó. Pero en un momento le empecé a ver los hilos. Me di cuenta de que… ¿para qué una actriz? ¿Cómo filma todo eso con la gente real sin decirles que es ficción?

Diego Papic

¿No les dice que es ficción?

Leonardo D’Espósito

Ella le cuenta a este Bob (Bob Wells), que es como el gurú de la gente en camionetas, que había muerto su marido, y el tipo le cuenta cómo se suicidó su propio hijo. El tipo ni sabía que McDormand era una actriz, no la conocía o no la reconocía. Cuando terminó la escena, ella le dice “no, mirá, mi marido es Joel Coen, yo soy actriz”. Es una tremebunda inmoralidad.

Diego Papic

Como en El agente topo. Ahí pasa algo parecido. Pero en Nomadland no me había quedado claro.

Leonardo D’Espósito

Esto hace que la película entre directamente en el tema “abyección”, pero te diría que incluso así es lo de menos.

Diego Papic

De todas formas, más allá de ese recurso que es muy criticable, siento que nos desagrada porque estamos en contra ideológicamente. Digo “nos desagrada” aunque yo le puse un 7 en Letterboxd, pero es porque intenté ignorar la línea progre que me quería bajar la película y concentrarme en sus virtudes o defectos. Y así creo que es bastante efectiva. En parte por ese recurso inmoral: el resultado es bueno.

Leonardo D’Espósito

No, yo lo pensé eso. Me cayó mal el tipo que dice “la tiranía del dólar”, pero lo entiendo. Entiendo que en parte estos tipos están desesperados, y eso lleva a otro lado. Y que el recurso es pura manipulación y efecto especial. Pero a mí me desagrada más otra cosa ¿Te acordás de Bleu, de Kieslowski? El tema de esa película es la libertad. El personaje de Binoche pierde a su marido y a su hija, queda sola. Eso la enfrenta a la libertad inesperada, al vacío. Bueno, Kieslowski se encargaba todo el tiempo de poner un cosito azul en cada fotograma para que no nos olvidáramos del color, que es el de la libertad en la bandera francesa y todo eso.

En Nomadland, de paso, hay banderas (y los colores de la bandera estadounidense representan los mismos valores que los de la bandera francesa). Pero hete aquí: Kieslowski se da cuenta de cuál es el tema que tiene entre manos. De hecho, es su programa. Acá Zhao no se da cuenta de que tiene entre manos una auténtica película de aventuras sobre cómo una persona descubre, tragedia mediante, la libertad, el mundo, los otros, etcétera. Se enfrenta a lo extraordinario. Y lo que hace es lo contrario: bajar todo a lo terreno, al “ya”, al contexto de hoy. Destroza lo que podría tener la historia de universal. Ese para mí es el mayor pecado de la película, incluso si su procedimiento es de un paternalismo repulsivo.

Diego Papic

De todas maneras no es casual el origen de ambas tramas. En la de Kieslowski es un accidente, un deus ex machina; en la de Zhao es el cierre de una fábrica. A partir de ahí ya te das cuenta de que va para otro lado, Zhao quiere hacer algo más “de denuncia”. Entonces digamos que dentro de ese objetivo le salió algo bastante sobrio. Podría haber sido el último Ken Loach.

Leonardo D’Espósito

Es que hay otro problema, me parece. Loach no se “pierde” un tema: lo descarta. Esta mina le pasa por el costado, no lo ve, entretenida como está con esos planos a lo Malick (que filma mejor, ojo) de cactus y puestas de sol y camioneta siempre en el mismo punto del plano mientras se aleja y se la toma de atrás. Hay algo estetizante que no complementa la denuncia sino que la anula. Y viceversa. Digo, Los traidores es una película de denuncia y es, también, El ciudadano. La denuncia me importa poco, la idea de alguien fingiendo su muerte y encontrándola fatalmente, me parece universal, y Gleyzer se da cuenta, por eso monta el cuento como lo monta. Acá eso no pasa.

Eso sí, yo no puedo decir que no haya momentos emotivos o bellos en Nomadland. Sería deshonesto. Pero en última instancia, me parece como Capitana Marvel: un caramelo que mirás un rato, decís “ah, sí, qué lindo” (o “uh, qué plomo”) y no tenés muchas más ganas de revisar. Porque de última está todo ahí, a la vista, programa incluido.

Diego Papic

Lo que sí es seguro es que representa muy bien el cine de la época. Es lógico que se lleve el Oscar.

Leonardo D’Espósito

Ah, sí sí sí… Ese Oscar es más cantado que “Despacito”. Te puedo cantar los Oscar, todos. Nomadland: Película, Dirección, Guion Adaptado, Fotografía y Montaje. El juicio de los 7 de Chicago: Guion Original (con la probable sorpresa de Hermosa venganza [Promising Young Woman]).

Diego Papic

¿Hay alguna nominada este año que no sea así? ¿Se coló algún Había una vez en Hollywood?

Leonardo D’Espósito

La única que podría no haber sido así es Mank.

Diego Papic

La que más me gustó fue El sonido del metal (Sound of Metal).

Leonardo D’Espósito

Sí, probablemente sea la mejor, más “cine”. Menos mal que no nominaron a Mejor Película Una noche en Miami…, que es Rodolfo Ledo mal hecho.

Diego Papic

La madre del blues (Ma’ Rainey’s Black Bottom) me pareció peor. Creo que sale de una obra que también debe ser mala (y si es buena, la película es doblemente peor). Una noche en Miami… tiene buenos momentos y me gusta ese debate entre Malcolm X y Sam Cooke, sobre si cambiar el sistema desde adentro o desde afuera. Que es un poco el debate que tienen Eddie Redmayne y Sacha Baron Cohen en El juicio de los 7 de Chicago.

Leonardo D’Espósito

La madre del blues es invisible. Pero fijate que esos debates no tienen nada que ver con el cine, de paso. En ambos casos son lo que realmente justifica la película. “Acá se habla de esto”. Hoy nadie nominaría El fugitivo, que es cine puro.

Diego Papic

Hay una cosa que vengo pensando. El tema de fijarse más en la forma (el cine) que en el fondo (tema). Uno al principio cuando es chico o espectador “inocente”, ve el fondo nada más. Obvio que la forma te llega de alguna manera, hace efecto en tu sentimiento, pero no sos consciente, no sabés por qué. Después entendés la importancia de la forma y medio te pasás al otro lado. ¿No habría que rescatar un poco “los temas”? Es cierto que Una noche en Miami… es mala desde el punto de vista cinematográfico. Eso es innegable. Pero la escena (vuelvo ahí) en la que Malcolm X le hace escuchar “Blowin’ in the Wind” a Sam Cooke me gustó. Y no sabía la historia real.

Leonardo D’Espósito

Es que ahí, justo en esa escena, tenés algo que excede el contexto histórico, las condiciones de los negros, la lucha por los derechos civiles, el nombre-marca de agua de los personajes. Ahí estás hablando –y rizo el rizo– de cómo una forma pesa como vehículo de una idea. Mirá, justo estuve leyendo el libro de Rodrigo Cañete, Historia a contrapelo del arte argentino. Pone ese problema en el centro. Y medio toma como posición eso de “rescatar los temas”. Pero eso te plantea un problema. ¿Qué son “los temas”? Ponéle que en diez años la realidad de Nomadland no exista más, que la Humanidad, por milagro, mejore tanto que esas desgracias de esos personajes sean cosa del pasado. No sucederá, pero bueno. Aun si pasa eso, todavía estaremos a merced del tiempo y de la muerte, y preguntándonos qué hacemos frente a eso. Todavía va a existir el que creo que es el gran tema del arte: por qué hacemos cosas irracionales, por qué nos volvemos artistas o somos sensibles al cuento, a la invención. El tema de la vocación, digamos. Eso es universal. Detrás de los “grandes temas contemporáneos” están esos. Cuando los eludís para dejar solo la cáscara, la obra tiene fecha de caducidad y, a la larga, queda solo como un artefacto arqueológico.

Pero el tema del hombre que salva al mundo pero no puede integrarse es universal. Está en la Biblia, en los mitos griegos, en Más corazón que odio y en Los vengadores. O el del tipo que vende su alma para atarse al mundo (Red social, de Fincher, por ejemplo, que termina con la frase “todo mito de la creación necesita un Satán”). Si no, la fuerza de una película o de un cuadro o de un libro se diluye, se museifica, no opera más.

Y te repito, puede haber un cine de denuncia que, intencionalmente o no, apunte a otra cosa. Por eso te mencionaba Los traidores. Nomadland hace lo contrario: va diluyendo esa potencia universal que puede tener en los dramas mínimos del “presente”. Ojo, no digo que ese tipo de cine no puede existir ni tenga sentido. El problema consiste en que la forma y el fondo deberían complementarse y, cuando eso se logra, van más allá del objeto inmediato por el que se crea.

Diego Papic

No lo había pensado así. Creo que me convenciste.

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Diego Papic

Editor de Seúl. Periodista y crítico de cine. Fue redactor de Clarín Espectáculos y editor de La Agenda.

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