Charlar con el crítico de cine y runner Santiago García (Radio Mitre e Infobae) sobre cine te hace querer internarte a ver toda la filmografía de John Ford y de Jerry Lewis hasta quedarte ciego. Charlar sobre running también te hace querer salir a correr, aunque es más probable que uno termine quedándose en casa viendo películas porque así es uno. Pero él es bueno contagiándote su pasión.
Hoy hablamos, aunque no parezca, sobre qué es el cine, nada menos, y por qué hay más cine en Rápidos y furiosos 9 que en muchas películas que ganan la Palma de Oro en Cannes.
Santiago García
Veo entre cinco y seis estrenos por semana para hacer la crítica en la radio y, si tengo ganas, en mi web. El resto del tiempo elijo cosas que quiero ver y que a la vez puedo convertir en notas. A veces me paso días estudiando un tema, una película y la nota la leen 200 personas. Mi trabajo se difunde en dos programas de radio, Lanata sin filtro y Encendidos en la tarde, por Mitre, en Infobae y en mi página LeerCine. Sé que cada película que veo mejora mi trabajo en los cuatro lugares.
Diego Papic
Entonces ves mucho cine y muchas series actuales, pero también mucho de otras épocas. ¿Qué diferencias encontrás? Supongo que lo antiguo, al haber pasado el filtro del tiempo, es mejor en promedio. ¿Sólo por eso?
Santiago García
Las películas actuales me parece que pierden mucho tiempo en buscar una representación realista en la pantalla. Casi ninguna se anima a realizar un efecto visual que sea bello, sólo quieren que se vea real. No hay película actual a la que no le sobren veinte minutos. Creo que tiene que ver con eso, con que hoy se puede hacer cualquier cosa, entonces la hacen. Creen que si está disponible, debe ser utilizado. No me preocupan las películas largas, sólo me aburren las que no dejan cosas en la sala de edición.
Eso sólo para empezar. Ahora las películas no tienen rumbo. Los críticos tampoco. No creen más que en la coyuntura ideológica reinante. Y son insólitamente blandos con todo. El cine no tiene fuerza, los críticos tampoco. Y los espectadores ni miran a la pantalla.
La diferencia entre Viñas de ira y Nomadland. Eso lo resume todo.
Diego Papic
Hay un diálogo de Viñas de ira que me parece genial y siempre me lo acuerdo. Cuando el tipo le dice al granjero que tiene que abandonar la tierra. El granjero quiere defenderse y el tipo le dice “no es mi culpa, es culpa del dueño de la tierra, que es tal compañía”. ¿Y quién es el dueño de la compañía? Es tal, pero tampoco es su culpa, el banco le dice qué hacer. ¿Y quién es el dueño del banco? Y así siguen subiendo y el granjero pregunta “¿a quién le disparo, entonces?”.
Yo la ví cuando era un adolescente progre y me encantó esa escena y hoy también, me parece un gran diálogo. Por un lado es una crítica al sistema, pero también por otro lado es muy realista en el sentido de que no plantea que el banquero es el villano. It is what it is, diría Joe Pesci.
Santiago García
Sí esa escena es terrible. Hoy la crítica política asumió dos formas. El ataque muy concreto al capitalismo con películas que muestran a gente blanca de traje arrasando con todo y el debate explícito de la clase baja diciendo que el sistema no funciona. Detrás de ambos discursos hay millonarios de Hollywood. No es tanto el problema del discurso sino el problema del cine. Henry Fonda en Viñas de ira es gigantesco y no nos importa si es actor o un verdadero pobre víctima de un sistema. Actúa bien, emociona, nos importa lo que pasa y si él tiene un enemigo, ese enemigo es el nuestro durante dos horas.
En Nomadland, el trabajo de Frances McDormand consiste en verse realmente pobre, miserable, deteriorada. Caga en un tacho, pero eso no nos conmueve, es sólo un golpe de efecto. Pero cuando Henry Fonda se despide de su madre en Viñas de ira entendemos todo lo que tiene que resignar, todo lo que pierde, todo lo que sueña, desea, todo aquello por lo que va a luchar. Eso es cine. Son actores bien fotografiados. Los primeros planos de John Ford. Al cine actual le da miedo la belleza.
Diego Papic
Siempre se termina hablando mal de Nomadland en este espacio, la gente va a pensar que tenemos algo contra Chloé Zhao. Y la verdad que The Rider me había gustado mucho cuando la vi en el BAFICI hace tres años y Nomadland tampoco me disgustó tanto. Pero es verdad que, a favor o en contra, representa todo lo que es hoy el cine indie, que ya no sé si se puede decir que sea indie.
Santiago García
Las dos películas anteriores de ella me gustaron (Songs My Brothers Taught Me y The Rider). Y tampoco tengo algo especial contra Nomadland. Ahora dirigió una película de Marvel (Eternals, tiene fecha de estreno para el 5 de noviembre). Parece un lugar común, indie hasta que llega el billete grande. Pero no voy a hablar mal de algo que no vimos. El universo cinematográfico de Marvel me importa cero.
Falta belleza y falta estilo. No hablo del Hollywood clásico, que fue la cumbre del cine mundial. Me gustaron también algunos rebeldes, como Jerry Lewis, Don Siegel y Robert Aldrich. Pero hoy es difícil seguir nuevos directores. Ben Affleck me parecía un fuera de serie. Y luego estrellas fugaces en la industria, como Stephen Sommers. Adam McKay es un genio, pero se volvió un cineasta político. Otro director que admiro mucho es Ben Stiller. Una guerra de película es increíble. La escena de never go full retard es histórica, se les caga de risa al progresismo bienpensante de Sean Penn y todos esos pelotudos.
El otro día dije que fueran al cine, que se estrenaba Rápidos y furiosos 9. Alguien me dijo que eso no era cine. ¿Cómo que no es cine?
Diego Papic
¿Qué le pasó a Adam McKay? Vice no se puede creer, parece que el guion lo hubiera escrito María Esperanza Casullo. Uno ve Anchorman y es impresionante cómo habla de todas las cosas que hoy están en boga y en aquel momento no, como el machismo en los medios. Pero si se hiciera hoy Anchorman sonaría oportunista, tipo Bombshell. Más allá de las otras virtudes de Anchorman.
Santiago García
¿Y Anchorman 2? Te cuenta exactamente cómo los noticieros se transformaron en el desastre que son hoy. No hay crítica más dura a los medios. Y junto con eso, las comedias más graciosas del siglo XXI. El velorio del personaje de Steve Carell en Anchorman 2 me hace reír hasta caerme al suelo. El humor surrealista de varias escenas me hace acordar a Jerry Lewis y Frank Tashlin.
Diego Papic
Sobre lo de Rápidos y furiosos 9, me da mucha bronca cuando la gente cree que el cine de verdad es lo “importante”. Hay más cine en la última Misión: Imposible que en toda la filmografía de Yorgos Lanthimos. Otra cosa que dice la gente: es mala pero me gustó. Si te gustó, tan mala no es. Algo tendrá. ¿Vos cómo manejás el tema del gusto? ¿Te dejás llevar o como crítico estás constantemente analizando? Yo trato de dejarme llevar.
Santiago García
Si una película te gustó, es buena. No existe ninguna excepción a esta regla. Después el crítico de cine deberá justificar el motivo, pero aun si no puede hacerlo, la película es buena y no hay nada que se pueda hacer al respecto. No hay nada más apasionante que eso, por otro lado, descubrir el motivo por el cual algo nos gusta. Cuanto más se analiza, más se disfruta. Mayor conocimiento, mayor felicidad a la hora de ver una película que nos gusta.
No existen los placeres culpables. Yo puedo afirmar sin problemas que El triunfo de los nerds (A Night at the Roxbury) es mejor que una película ganadora de la Palma de Oro en Cannes o el Oscar. Lo del placer culpable lleva a que la gente elogie y se tome en serio películas que les gustan menos. ¿No es absurdo?
Ahora bien, te puede gustar genuinamente más una película de Marguerite Duras que una de Billy Wilder, eso no está en discusión. Tampoco defiendo el culto a la ignorancia y el resentimiento. Gente que se ofende porque amamos cineastas que ellos no ven o no disfrutan. La palabra esnob debería dejar de usarse. Te gusta lo que te gusta y punto. No hay que elegir una cosa u otra. ¿Quién fue el primero en decir que no se podía disfrutar de Chaplin y Keaton? No lo sé, pero fue una tontería.
Hay gente que cree que el cine en serio es el que se basa en hechos reales y denuncia algo. Yo creo que una película buena puede surgir de cualquier lado, en cualquier formato y cualquier estilo. Me gustan la comedia, el western, el cine de aventuras y las películas de terror. El drama realista con problemas cotidianos me aburre profundamente, es lo que menos me gusta.
Diego Papic
Hablaba la otra vez con @_Pastel en esta misma sección que lo bueno que tienen los géneros es que también pueden hablar de cosas “importantes” (la vida, la muerte, la política, la sociedad) sin ser solemnes. Un buen ejemplo son las películas de zombies de George Romero, o las de terror de los ’50. Los westerns ni hablar: te hablan de cómo se construye una nación, de la moral, del Bien y el Mal.
Distinto es el caso de las Misión: Imposible (ya que las mencionamos) que son más “artefactos cinematográficos”: Tom Cruise desarmando una bomba es pura forma. Ahí con el lenguaje del cine (planos, montaje) te llevan de los pelos.
Santiago García
Los géneros son clave para la sutileza del cine. Aún no entiendo cómo hay gente que dice amar el cine y no ama el western, el género más completo que existe. Las películas estilo Misión: Imposible son como las de Indiana Jones, pero todavía más despojadas de todo aquello que no sea forma cinematográfica. Lo mismo que pasa con Brian De Palma, donde en todas sus películas siempre hay un momento de belleza cinematográfica pura. Lo mismo que se puede ver en, por ejemplo, Robert Bresson. De Bresson me interesa todo, pero su esencia es la forma cinematográfica. Puro lenguaje del cine.
Diego Papic
Hitchcock es otro, aunque es más que eso. Pero me encanta esa asociación de Misión: Imposible con Bresson, porque algún despistado de los que hablábamos antes (que dicen que Rápidos y furiosos 9 no es cine) podría creer que Bresson es “mejor” que Misión: Imposible, por el tono y el ritmo. Pero está más cerca Bresson de Misión: Imposible que de Nomadland.
Santiago García
Bresson es como Ozu, un sistema estético que cierra sobre sí mismo. Son cineastas perfectos. La forma los define, aunque tengan un universo de ideas también propias. Ves una película de ellos y tal vez no entiendas, ves dos y empezás a caer. Viste tres y llegás a la conclusión que esa es la única manera de hacer cine. Por suerte no es cierto. En otros aspectos Ozu está más cerca de Ford porque tiene la mirada total del mundo, el gran cuadro. Por eso son gigantes.
Diego Papic
Eso de no entender es clave. Es clave animarse a no entender. Saber que se puede no entender una película y está bien, y que eso no tiene por qué estar relacionado con el placer (y mucho menos con la inteligencia de uno como espectador). Ahora, lo que yo no termino de entender de Ozu y de Ford es cómo hacen para transmitir sensaciones tan intensas con nada. Porque analizar Misión: Imposible es fácil: la música, los cortes. Pero Ozu y Ford te transmiten eso con un plano quieto. El final de Historia de Tokio te explota el pecho, pero si tengo que analizarla, no sé por qué me explotó el pecho. No es que no se entienda la trama, que se entiende perfecto y es bastante sencilla. No entiendo cómo hace para transmitir esas sensaciones, me resulta difícil diseccionarla.
Santiago García
Eso es el gran cuadro. Ver la totalidad de la existencia. A Ozu le alcanzan trenes, relojes, planos estáticos pero llenos de significado. Es el paso del tiempo. John Ford también habla de eso pero con una mirada que abarca a todo un entramado social. Una comunidad.
Diego Papic
¿Se puede captar eso si no es en el cine? Me refiero a una sala de cine. Ahora estamos acostumbrados a ver todo en casa, más por la cuarentena. Y está bien, hay mil cosas que de otra manera no veríamos. Pero los planos abiertos de Ford no son lo mismo en tu casa, por más que tengas un LED de mil pulgadas. Por eso también las series, por más que su lenguaje sea el mismo del cine, o casi el mismo, son una cosa tan distinta.
Santiago García
Los planos generales de John Ford o Abbas Kiarostami se pueden entender en un televisor pero no se pueden imaginar si uno filma pensando en que sólo se verán allí. El otro día volví a ver Estrella de fuego (Flaming Star) de Don Siegel, excelente película protagonizada por Elvis Presley. En una escena él se despide de su padre y los planos son iguales a los de Abbas Kiarostami. Seguro es una casualidad, pero a la vez es la reacción de un cineasta frente al paisaje que tiene frente a sí.
Diego Papic
Esta charla me recordó a cuando leía El Amante, que me daban ganas de ir a ver cine.
Santiago García
Es lo único que importa. No tengo una agenda, sólo quiero compartir con todos el cine que más me gusta.
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