Como era de esperar, el número especial de la semana pasada trajo un aluvión de comentarios de nuestros lectores. Esta edición de Feedback viene cargada, con reflexiones inteligentes (nos enorgullecen nuestros lectores) y también con críticas fuertes. Publicamos todo. Y al final, un mensaje de Ricardo De Grazia, el padre de Jazmín, que nos emocionó.
Sobre “Tiempos valientes”, de Hernán Iglesias Illa
Estimado Hernán:
Tus dudas y reflexiones respecto del rol de las fuerzas políticas en la disputa del sentido común a través de productos culturales me hicieron recordar al clásico ensayo de Walter Benjamin “La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica” (1935), en donde el filósofo sostuvo que el fascismo busca una estetización de la vida política que finalmente termina en guerra (la invasión a Etiopía) y señala: “Así es la estetización de la política que el fascismo practica. El comunismo le responde con la politización del arte”.
En rigor, aunque él así no lo dice, las proposiciones de Benjamin resultaron ser las dos caras de una misma y única moneda: el uso del Estado –sus recursos– en beneficio de ideologías objetivadas en relatos que tienen como último fin el arrodillarse en el culto a una ideología: Marinetti, Leni Riefenstahl y Sergei Eisenstein deberían compartir los mismos altares.
Claramente el Estado no debería participar en gestas de relativismo cultural en las que populismos autoritarios dilapidan recursos de los ciudadanos; en ese orden, el endiosamiento de figuras de la política reciente mediante el uso de los recursos públicos es, en todos los casos, repudiable e insostenible. Tampoco es misión del Estado generar relatos que traten de justificar determinadas conductas sociales, que en muchos casos no son compartidas por la sociedad en su conjunto o, peor aún, generan resistencias o rechazos. En esta cuestión el Estado debe mantenerse absolutamente neutral, ya que de otra manera el riesgo y la tentación del control ideológico podría ser grande.
De todas maneras, coincido con vos en la necesidad de proponer e impulsar relatos alternativos a través de la sociedad civil –e involucro especialmente en esa obligación a los partidos políticos– y “derramar sus valores”, especialmente como opción para aquellos relatos que expresa o tácitamente son impulsados y financiados por un determinado grupo ideológico que ocupare transitoriamente el poder.
Sin vergüenza, restricciones o autocensuras, toda tribuna, toda producción artística o cultural, debería ser un espacio eficaz para expresar, impulsar y transmitir todas aquellas ideas y todos aquellos valores que creemos harán una sociedad más feliz, justa y democrática.
Saludos cordiales,
–Eduardo D. Tallarico
Sobre “Imperdonablemente estúpidos”, de Diego Papic
Hola:
Mi interpretación difiere un poco sobre por qué periodistas e intelectuales, es decir, la gente que se gana la vida explicándonos la vida, o al menos la vida en Argentina, no advirtieron el engendro de la fórmula Fernández – Fernández de Kirchner en 2019. Creo que lo advirtieron, pero, al menos los periodistas, venían exhaustos de los años de la guerra que el kirchnerismo había desatado contra su rubro entre 2008 y 2015, Ley de Medios incluida. Y sobre todo, luego de los 15 puntos irremontables que dicha fórmula le sacó a la de Macri – Pichetto, buscaron acomodarse frente a quienes ostentarían inevitablemente el poder en unos meses. No querían volver a batallar, era más cómodo cobijarse bajo las alas de quienes casi con seguridad serían las próximas dos máximas autoridades del Poder Ejecutivo.
Por eso surgieron las apelaciones al kirchnerismo civilizado, al supuesto intelecto del candidato Alberto Fernández, a su capacidad de construcción, que tal vez no las creían ni quienes las emitían, pero parece que le hablaban a él, no al público. “Mirá Alberto, estoy con vos, cuando llegues al poder defendenos de Cristina”.
Al final termino coincidiendo con la nota de Diego Papic. Aunque pienso que no fue miedo a parecer tontos, sino a revivir el hostigamiento vivido anteriormente.
–DiegoBé (@diegocbe)
Sobre “Una gran coalición para desempatar la Argentina”, de Fernando Straface
En el texto de Fernando (que se parece más a una propaganda de Larreta 2023 que a un análisis de la situación actual) comenta que para salir de la crisis se necesita un acuerdo de todo el acto político. La pregunta es: ¿Biró aceptará dejar la caja de Aerolíneas Argentinas? (Sólo en 2021 nos costó casi 700 millones de dólares.) ¿La Cámpora dejará las cajas que maneja actualmente? ¿Massa y sus amigos dejarán los beneficios?
Nadie que esté en una posición de poder la va a dejar alegremente sin luchar. En Argentina hay muchos privilegios, una economía cerrada que permite a ciertos empresaurios cazar en el zoológico, a muchos punteros vivir de la pobreza, a muchos sindicalistas ser millonarios con la plata de sus afiliados y a muchos políticos acumular cada vez más poder y plata. ¿Qué acuerdo va a pactar Larreta o quien gane con toda esa gente? Si es que todo siga igual, entonces seguiremos en lo mismo de hoy, eso no implica ningún cambio. Tampoco es posible plantear cambios a varios años, la economía y la gente ya no dan más.
El único camino que queda es abrir la economía, reformar las leyes laborales y los sindicatos (que el trabajador pueda decidir si desea afiliarse al sindicato o no), terminar con el manejo de planes por parte de organizaciones sociales y hacer reformas políticas profundas (dar la discusión de la coparticipación, leyes para dar mayor transparencia, avanzar con boleta única, etc).
El camino del diálogo debe ser entre gente que tiene una misma visión de país a futuro, entre gente con valores similares. Ese espacio es Juntos por el Cambio, una coalición donde se comparten valores democráticos e institucionales. ¿O estará pensando en dialogar con Massa? Ese mismo al que Macri llevó de gira presentándolo como líder de una oposición seria y responsable y ante la primera oportunidad volvió corriendo con los K.
Me alegra que la revista siga sumando ediciones, creciendo en seguidores y escritores.
¡Felicitaciones por su trabajo!
Saludos,
–Ignacio Caputi
Sobre “Para ser París, primero hay que ser Francia”, de Juan Ignacio Kinder
Estimado arquitecto:
Como fundadora y varias veces presidente de la Asociación Basta de Demoler, quisiera hacerle algunos comentarios.
Nuestro estatuto nos ubica geográficamente defendiendo solamente y en primer lugar la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Hemos participado y acompañado otros reclamos en diversas ciudades de nuestro país y del extranjero.
Hemos dado el paso inicial en la defensa del patrimonio porteño despertando a los habitantes de esta ciudad en la defensa del patrimonio de proximidad.
No pretendemos que el Estado se haga cargo de la preservación de nuestro patrimonio. Hay herramientas en el Código Urbanístico, como el Fondo Estímulo para la Recuperación de Edificios Catalogados (FEREC) y la quita de impuestos municipales a los propietarios de bienes catalogados. Estos mecanismos no se usan extensamente por desconocimiento o, en el caso del FEREC, porque no se quiere implementar.
Como arquitecto usted debiera saberlo.
Por último le hago saber que esta es una asociación apartidaria políticamente y no preguntamos a que partido pertenecen cuando del patrimonio se trata.
Tal vez usted no recuerde, pero el amparo que interpusimos ante la Justicia Federal por el monumento a Colón para que permaneciera donde la ley de su donación lo indicara fue contra el Gobierno nacional encabezado por Cristina Fernández de Kirchner y el gobierno de la CABA, con el jefe de gobierno Mauricio Macri.
Sólo nos preocupó y preocupará siempre la referida defensa de nuestra identidad de quien la vulnere.
Atte,
–Dra. María Carmen Arias Usandivaras
Vicepresidente Asociación Basta de Demoler
Sobre “El futuro ya llegó”, de Julián Gadano
Señor Julián Gadano:
No soy psicóloga, ni socióloga, ni politóloga. Sólo me interesa mucho la política y creo que nuestra vida toda está atravesada por ella. Llegó a mis manos este interesante artículo y concuerdo en mucho. Pero todo el tiempo, mientras lo leía, me venía a la mente una observación que voy a exponer.
Usted afirma que “la crisis no es consecuencia de la interna del Frente de Todos sino de la incompetencia del Gobierno y una concepción del Estado y la economía que llegó a su fin”. Creo que la interna, casi feroz, genera debilidad y división en el Gobierno y no ofrece apoyo sólido a quien o quienes implementan las políticas, más allá de la mayor o menor capacidad de las personas. Esa falta de sustento mina la credibilidad del conjunto, desestabiliza y contribuye en gran medida a generar y fogonear la crisis.
Sin dudas no se puede ignorar que la concepción sobre la función del Estado que tienen quienes conforman el FdT deriva en políticas de gobierno de tipo populista que han colaborado fuertemente en la generación de la crisis.
Si fuera posible le agradeceria un comentario.
Lo saludo cordialmente,
–Marta Arabia
Sobre “Dos ranitas infortunadas”, de Lucas Llach
Lucas Llach:
Leí el artículo “Dos ranitas infortunadas” y desde luego conocía los cuentos de las dos ranas en circunstancias diferentes. Sin embargo, no puedo dejar de percibir que en la nota no se hace mención a quienes pusieron a las ranitas en ese lugar. Y fue el 48% de compatriotas que se prestaron al juego fatal. Lanusse en 1972 le puso una norma electoral totalmente ilegal e inconstitucional a Perón, que decía que quien no estuviera en el país para tal fecha, no podía presentarse de candidato. Perón no podía dejar de participar en esas elecciones. El justicialismo se preparaba en todo el país. Se la bancó y nombró a un hombre que era extremadamente leal: Cámpora. Luego Perón mismo reconocería que nunca se termina de conocer a las personas.
Lo de Cristina no fue un tema arbitrario que le aplicaron. Fue un resultado de las encuestas que le decían que ella no ganaba. Puso “una cara bonita” y gastó una tonelada de plata en pagarle al periodismo para que aceptaran esa cara. Y el 48% aceptó esa jugada taimada. El 48% no son inocentes. Los demás son inocentes en la elección pasada. Pero fueron culpables cuando votaron a Alfonsín: “Con la democracia se cura , etc…”. Y estuvieron bien cuando votaron a De la Rúa. Y volvieron a estar muy mal cuando en 2003 se inclinaron tan claramente hacia Nestor, sin conocerlo, e hicieron desistir a Menem de participar en la segunda vuelta.
Por tanto la crisis actual tiene un culpable central: los votantes argentinos , con muy pocas excepciones. Creo que esto debe empezar a ser mencionado. Porque si las víctimas son las que provocaron el desastre, son víctimas culpables.
–Mario Olea
Sobre “Ni yanquis ni marxistas: corporativistas”, de Carlos M. Parise y “Recuerdos del futuro juntos”, de Eugenio Palopoli
(acá podés leer una nota / acá la otra)
Buenas tardes.
Ante todo, quisiera mandarles un caluroso abrazo por la revista que se vienen mandando. Recibo con agrado cada edición y me encabrono conmigo cuando veo que la conversación en los medios o Twitter pasa por alguna nota vuestra que aún no leí.
Envío este mensaje agradeciendo especialmente por las notas sobre los libros de Jorge Bustamante y Rodolfo Terragno (yo fui uno de los que contribuyó a que se agotaran en Mercado Libre). Estoy cada vez más convencido, en esta línea, de que los problemas estructurales argentinos no logran resolverse por una pequeña trampita “lexicográfica” llevada adelante por la astucia política. Esta trampita consiste en redefinir los términos de los problemas y las soluciones, y así se abordan las situaciones con un cierto aire de novedad. De ese modo, se recurre a propuestas probadamente ineficaces pero que nominalmente suenan a nuevas, y oxigenan a las columnas de opinión que versan sobre por qué esto es más de lo mismo, o esto otro no se parece en nada a lo mismo.
La campaña antiinflacionaria “Contra el agio y la especulación” del gobierno de Perón en 1952 encuentra su análogo reformulado en Precios Cuidados y, casi sin pensarlo demasiado, todos presentimos que la segunda no tiene ni de cerca el olor a naftalina de la primera. Nonetheless, ambas son casi lo mismo.
El mensaje de agradecimiento vino con esta pequeña catarsis seguramente mal redactada, pido disculpas por eso. Ojalá alguna mente conspicua del derecho administrativo o del psicoanálisis alguna vez haga una tesis sobre la persistencia en nuestra política de este maquillaje léxico-institucional.
De todos modos, ¡gracias!
–Ignacio Belottini
Sobre “El largo adiós de Jazmín De Grazia”, de Gustavo Noriega
Muchas gracias por tan sentido y hermoso homenaje a mi amada hija. Gracias, mil gracias, por tan respetuosa y noble nota.
–Ricardo De Grazia
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