Milei profetiza una Argentina potencia libre de inflación, menos Estado, dolarización, la eliminación de una casta política corrupta, libre disponibilidad de armas y órganos y retrocesos en los derechos de las mujeres y las disidencias. ¿La mayoría de sus votantes acuerdan con los puntos mas problemáticos y polémicos de su ideario político? Yo creo que no, pero con lo que sí acuerdan es con las fórmulas simples que propone para solucionar los grandes problemas que aquejan transversalmente a todas las clases sociales y, en particular, a los sectores populares: inflación, inseguridad, corrupción y un Estado enorme que brinda escasos y malos servicios para la cantidad de impuestos que cobra.
Cerrar el Banco Central, expulsar a la casta política, despertar a los leones, devolver el poder al pueblo son fórmulas discursivas vacías que lograron interpelar una diversidad de demandas, enojos y broncas que las dos coaliciones mas importantes no pudieron ni supieron interpretar ni contener: Unión por la Patria por su responsabilidad absoluta de la situación actual y Juntos por el Cambio por sus limitaciones políticas para explicar su fracaso pasado, delimitar posiciones nítidas y resolver sus problemas internos
El voluntarismo genera esperanza y es su principal capital político ante una sociedad hastiada.
¿Y por que es creíble Milei? Porque no sólo brinda explicaciones que suenan verosímiles sino que, también, ofrece respuestas simples a problemas complejos y soluciones milagrosas e indoloras cuya realización parece sólo depender de la voluntad de un líder político con su carisma y dotes intelectuales particulares. El voluntarismo genera esperanza y es su principal capital político ante una sociedad hastiada, confundida y triste que necesita que el tiempo de los cambios se acelere para poder comer mejor, no morir en la calle en un robo, conseguir una vivienda en alquiler y poder planificar mínimamente su vida.
Es sabido que las transformaciones profundas del tipo que necesita Argentina serán procesos dolorosos y complejos que requieren decisión y confrontación, pero también coordinación de incentivos, negociación de intereses y templanza en momentos críticos; todo esto en el marco de una democracia en la cual muchos actores políticos y sociales tienen poder de veto, influencia y presión. A la parte del electorado que votó a Milei ese diagnóstico no lo atrae ni le importa mucho porque la bronca y el cansancio no se seducen con tableros de control, consensos políticos y pericia tecnocrática. Esos votantes demandan resultados cuya obtención parecen depender del triunfo de esa bronca encarnada en la figura de un liberal de dudosas credenciales y actitudes autoritarias.
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En este contexto, ¿es posible para Unión por la Patria o Juntos con el Cambio ganar la elección? Creo que para Massa es casi imposible porque su destino está atado a un Titanic económico que está al borde del hundimiento total. Por su parte, Bullrich sí tiene posibilidades, pero es una tarea difícil que demanda la claridad, coherencia y elocuencia que no tuvo su espacio político hasta el momento. Una vez resuelta la interna es necesario que la candidata triunfante contenga los votos de la coalición, motive a votar a los ausentes y seduzca a algunos votantes de la Libertad Avanza con un programa y un discurso claro que muestre una agenda de transformación nítida. Y, a su vez, necesita explicar los caminos posibles para que ese cambio se vuelva una realidad y no una profecía no cumplida.
En momentos de crisis, a veces, la combinación de miedo y sensatez pueden ganarle a la bronca. ¿Patricia Bullrich puede ser mas creíble que el profeta Javier Milei? Ése es su desafío, probablemente el mayor de su vida política: parecer creíble sin prometer milagros. Mientras tanto, Argentina vivirá, hasta el 22 de octubre, unos meses inéditos en toda su historia.
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