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Especial Elecciones

Hemos cruzado el Rubicón

Juntos por el Cambio hizo todo mal, pero eso no exime de responsabilidad al votante que se fue con Milei. El 45% de Kicillof en PBA parece indicar un punto de no retorno.

Anoche con el cadáver todavía tibio se revolearon en la red social antes conocida como Twitter pases de factura y echadas de culpa sobre la derrota catastrófica en las urnas. En lo único en lo que todos estaban de acuerdo era en que había sido catastrófica. En eso coincido con todos.

Quienes habían votado a Larreta les echaban la culpa a Bullrich y a Macri y quienes habían votado a Bullrich le echaban la culpa a Larreta. Hasta leí a uno que le echó la culpa a Melconian y a otro que nos echó la culpa a nosotros (sí, a Seúl). Es comprensible que la gente esté caliente porque pasamos de una elección de medio término con el 42% y una victoria segura este año, a un paupérrimo 24% y quedarnos afuera del balotaje. La sensación es que la elección la perdimos nosotros. ¿Qué pasó?

Según la postura larretista había que ocupar el centro y dejarle la derecha a Milei, según la postura bullrichista había que girar a la derecha para que no se fuguen votos para el lado de Milei. Ganó Bullrich la interna pero después fracasó en su objetivo. La campaña fue pésima, ella no supo transmitir sus cualidades (se la vio incómoda, cansada, incluso enferma) y el acento en el antikirchnerismo parecía pasado de moda, sobre todo porque Cristina estaba escondida abajo de un glaciar. Después los ataques de Milei la obligaron a confrontar más con él, pero no alcanzó. Y la corrupción, evidentemente, no le importa nadie.

El acento en el antikirchnerismo parecía pasado de moda, sobre todo porque Cristina estaba escondida abajo de un glaciar. Y la corrupción, evidentemente, no le importa nadie.

Sabíamos desde antes del domingo que si Bullrich perdía iban a salir los larretistas a decir “¿Vieron? Teníamos razón”. ¿La tenían? Nunca lo sabremos, aunque parece difícil, viendo los números, saber de dónde habría sacado Larreta los votos que no sacó Bullrich. La elección de Massa, después de todo, fue de las peores del peronismo en su historia. ¿Cuánto menos podía sacar? ¿Larreta podría haberle robado algunos votos a Massa? Quizás. ¿No se habrían ido de todas maneras algunos más para Milei? ¿Le hubiera alcanzado?

Más allá de estas especulaciones, que son más para politólogos (que igual en general no pegan una), la campaña de Larreta también fue pésima. Su énfasis en terminar con la grieta era el espejo del énfasis bullrichista en acabar con el kirchnerismo. Hablar tanto de la grieta, aunque sea para decir que hay que terminar con ella, es ponerla en el centro de la escena. Y en su búsqueda de copar el centro ideológico del political compass terminó dejando inconformes tanto a los de centroderecha como a los de centroizquierda: prohibía el inclusivo en las aulas y la ministra de Desarrollo Social se juntaba con Grabois y elogiaba a Evita, juntó a José Luis Espert con Margarita Stolbizer, decía que votaba a Jorge Macri pero hacía campaña por Lousteau.

Quienes critican a Mauricio Macri le achacan haber estimulado la candidatura de Bullrich y no haber ordenado el espacio para que Larreta sea el único elegido. Seguramente sin esa interna feroz las cosas hubieran sido distintas, pero me cuesta creer que a un tipo que sacó el 11% (¡que perdió en su propio distrito) le hubiera ido tanto mejor. Sin interna y con otra campaña, quizás. Demasiados si…

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También le reprochan a Macri los elogios a Milei, y es cierto que hasta Bullrich se lo reprochó, pero sería necio creer que Milei sacó muchos votos por eso. Si así fuera, debería haber sumado más votos Bullrich cuando Macri salió a repartir sus boletas y dijo expresamente que la voten. Hay que entender que Milei existe por sí mismo. En 2019 llenaba teatros, en 2021 sacó el 13% en la Ciudad. Mi amiga venezolana que vive en Canadá sabe quién es Milei y no sabe quiénes son Massa ni Patricia Bullrich porque lo vio en Tik Tok. Hay que dejar de enojarse, entender el fenómeno y tratar de combatirlo desde ahí.

¿Y ahora?

El PRO y Juntos por el Cambio fueron una máquina de ganar elecciones hasta 2019 gracias a Marcos Peña y Jaime Durán Barba. Se podrá decir lo que se quiera de Peña en cuanto a sus posturas ideológicas y a su gestión como Jefe de Gabinete, pero su ausencia como rector en las campañas se nota. La elección de 2021 fue un espejismo: se ganó simplemente porque el oficialismo era muy malo y todavía no había otra oferta opositora. Incluso ahí se empezó a incubar el descontento con JxC con la mudanza de Vidal a la Ciudad, entre otras pésimas decisiones.

Así como el discurso del antikirchnerismo ya fue (lo que no quiere decir que el kirchnerismo esté terminado, ojo), ahora la irrupción de Milei corrió el eje del debate un poco hacia la derecha. Sé que esto que digo tiene un sesgo bullrichista (la voté en la interna), pero me parece evidente y difícil de refutar. Más de la mitad de los argentinos están hartos del estatismo, del proteccionismo y de los impuestos altos. Así como Macri tuvo que prometer en 2015 que no iba a cerrar Aerolíneas, hoy da la sensación de que el electorado está más amigado con una idea así. “¿Y por qué ganó Massa?”, dirán. Porque la oposición estuvo dividida. En 2015 estaba dividido el peronismo, ahora está dividida la oposición. No hay que darle muchas más vueltas.

Y acá voy a criticar al único al que todavía no critiqué hasta ahora: al votante. Porque es cierto que JxC hizo todo mal, pero el que por todo eso se fue con Milei merece un correctivo. El votante peronista te vota con el mismo entusiasmo a Manzur, a Wado de Pedro, a Alberto Fernández, a Sergio Massa o a Robledo Puch, mientras que el nuestro hace muecas de asco si Bullrich conjuga mal un verbo en el debate o si el quinto diputado de Campana apoyó un proyecto para bautizar un arenero con el nombre de un sindicalista. Me niego a aceptar que una persona adulta y con estudios elija a Milei, aun con todas las falencias que ha mostrado tener JxC. Grow up.

Es cierto que JxC hizo todo mal, pero el que por todo eso se fue con Milei merece un correctivo.

Pero el problema no es sólo el votante de JxC que se fue con Milei. Hay que preguntarse por qué el 45% del electorado de una provincia destruída como la de Buenos Aires vota a quienes los tienen viviendo en el barro mientras viajan en yates con chicas y tomán champán. Me parece que ahí no le podemos echar la culpa a si Bullrich se traba en un discurso o si había que aliarse con Schiaretti o votar la quita del Impuesto a las Ganancias, ni siquiera le podemos echar la culpa a Milei. Ahí hay un problema mucho más profundo que quizás no tenga solución. La reacción instantánea es exclamar “¡Cómo votan peronismo si no tienen ni cloacas!”, pero votan peronismo justamente por eso. Cuanto más vulnerable, peor alimentada, dependiente del Estado y mal educada es una persona, es más propensa al engaño, al chantaje. Y me parece que en la provincia hemos cruzado el Rubicón hace rato.

Ayer preguntaba en Twitter si los había bajoneado más la elección de 2019 o esta, y la mayoría contestó que la de 2019. A mí también, porque fue más sorpresiva y porque el kirchnerismo amenazaba con volver recargado. Pero pensándolo bien, esta es peor, porque JxC quedó mucho más debilitado y sin rumbo. No sé si se va a romper, ni siquiera sé si es lo que yo quiero que pase. Lo que me gustaría es que, sea como fuere que quede reconfigurada la oposición, tenga la claridad de miras, la determinación ideológica y la fortaleza espiritual para resistir los embates antirrepublicanos del próximo gobierno (sea de Massa o de Milei) y pueda construir candidatos jóvenes para competir en 2025 y 2027. Gente hay. Pero se necesita un buen liderazgo. Eso no sé si hay.

 

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Diego Papic

Editor de Seúl. Periodista y crítico de cine. Fue redactor de Clarín Espectáculos y editor de La Agenda.

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