Con la presentación de listas arrancó la carrera hacia las PASO, primera instancia a las elecciones legislativas. Lo primero que podemos señalar es que vamos a unas elecciones primarias competitivas, sobre todo en la oposición, pero también en el oficialismo en algunos distritos. Tantas veces criticadas por costosas o inútiles, las PASO van a mostrar otra vez su principal función: proveer reglas para resolver las disputas internas dentro de las coaliciones electorales y ordenar la oferta electoral.
¿Qué cosas aparecen como novedosas en este cierre? Primero, la ingeniería electoral. Para los que venimos de la ciencia política es interesante ver las reglas que se establecieron dentro de la Alianza Juntos en la Provincia de Buenos Aires: el piso y el sistema de reparto de cargos, en los distintos niveles (diputados nacionales, senadores y diputados provinciales, concejales y consejeros escolares) explorando todos los resultados posibles e incluyendo la paridad. Dar certidumbre a los candidatos sobre “quién puede quedar dónde” en las listas según los porcentajes obtenidos dentro de la alianza. Es un elemento positivo: acuerdos que establecen reglas claras.
Segunda novedad, a nivel general, es que se presenta una sola gran figura nueva de proyección nacional: Facundo Manes.
Segunda novedad, a nivel general, es que se presenta una sola gran figura nueva de proyección nacional: Facundo Manes. Un candidato disruptivo, una figura con más futuro que pasado, una ráfaga de aire fresco en la política, con un proyecto común de modernidad, que se postula impulsado por la Unión Cívica Radical. Con esta apuesta, la competencia dentro de la Alianza Juntos se ordenó en dos espacios: Juntos es Juntos (PRO+Coalición Cívica) y Juntos Dar el Paso (UCR+GEN+expresiones del peronismo). Una victoria de Facundo Manes impactaría en la distribución de poder dentro de Juntos por el Cambio. El radicalismo pasaría a liderar la coalición en la Provincia de Buenos Aires, el distrito más importante en todas las variables: territorio, población, representación y PBI. Un radicalismo bonaerense empoderado puede cambiar el balance de poder dentro del principal espacio opositor.
Por la crisis sanitaria, económica y social, deberíamos esperar una campaña más austera que en otras elecciones, híbrida entre lo presencial y lo virtual, pero con más uso de redes sociales, plataformas digitales y medios de comunicación. Por lo que viene siendo el discurso del gobierno, el oficialismo seguirá polarizando, respaldado menos en logros propios y más en la crítica al gobierno de Macri. El Ah pero Macri ha sido un recurso creativo de la oposición pero su alcance en la opinión pública es escaso. La crisis es más profunda y de otra naturaleza que otras anteriores. La campaña debería prestar atención a la fatiga y a la frustración de la sociedad, empobrecida, desempleada o dolida por la pérdida de familiares o amigos.
En breve comienza formalmente la campaña electoral hacia las PASO: “en la cancha se ven los pingos”.
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