ELOÍSA BALLIVIAN

Elevar la vara

Atención: tenemos un lector que se reconoce peronista.

¡Muy buena la entrevista a Marian L. Tupy!

¡Me pareció muy realista la propuesta de explotar minerales en el cinturón de asteroides o que con el agua que se encuentra en el espacio podremos seguir con este modelo! ¡Me quedo pensando en qué dirían ustedes si alguien que no fuera de su espacio, no digo alguien de izquierda, alguien de no derecha, hiciera una propuesta de ese tipo! ¡Si estos son los “intelectuales” de la derecha, están (y estamos) en el horno!

¡Hagan una simple búsqueda (en Google o algún otro buscador) sobre lo que hoy está pasando en Rio Grande do Sul! Acá al lado, ¡cruzás el puente Paso de los Libres–Uruguayana y estás ahí!
¡Eso está pasando AHORA (pero de eso no se habla)!

¡Prepárense para explotar minerales en el cinturón de asteroides!

–Hugo Viterbo

Estimados:

Sólo para felicitar; siempre debe venir bien una caricia. La calidad de escritura y cómo se presenta es altamente superior a la media. como suele ocurrir en todas las notas del medio.

No comparto casi nunca la mirada. Me siento más cómodo reconociéndome peronista. Pero elevan la vara, siempre.

Son un soplo de aire fresco.

–Pablo Guatelli

Hola, Profesor:

Hace dos días partió Roberto Aizcorbe. Un tipo íntegro.

Abrazo.

–Tata Yofre

¡Hola!

Leyendo el artículo de Victoria Liendo sobre la exposición de Mondongo en el MALBA, se me vino a la mente esa escena de Perdidos en la noche en la que un grupo de artistas tipo Warhol invita a unos homeless para exhibirlos en un happening. Claramente, en ninguno de los dos casos los protagonistas son las personas a las que esos eventos dicen representar. Se nota muy bien por la forma en la que la gente se saca fotos con la gigantografía de Berni, tapando incluso a las figuras centrales con tal de lograr una suerte de cosplay.

Yendo a la representación política, las similitudes son las mismas. En la Argentina hay una obsesión con el pobre, al que muchos consideran el pueblo verdadero, poseedor de la verdadera conciencia del ser nacional. Pero, tanto en política como en el arte, los que dicen representar al pobre nunca son pobres y jamás entienden cómo vive un pobre y las necesidades que tiene. ¿No sería mejor en estos casos que los ámbitos del arte inviten a artistas villeros para que ellos mismos nos cuenten sus experiencias?

–Augusto Solari

Excelente nota. Sólo que la “padecí”, y de principio a fin, no por el contenido sino por sus efectos nada menos que en la memoria de aquella joven, la que suscribe, de los ’70, de veintitantos años, que la caminó a la villa, la barreó, la “militó”, afrontó amenazas nada eufemísticas de las tres vocales (mejor no mencionarlas), la idealizó (mucho más que alguna izquierda vernácula y uno que otro, u otres, militante de la Cámpora) para finalmente, y casi intempestivamente, abandonarla en los albores del ’83 y con justa causa.

Hay, creo, en particular desde el advenimiento del kirchnerismo, entre algunos de nuestros artistas, lo que no excluye, además de los de las artes plásticas, a músicos y escritores, una especie de sentimiento de deuda pendiente, de convicción culposa, más emocional que intelectual, respecto de “los ’70”. Eso no sería motivo de ninguna clase de objeción o comentario crítico si no fuera que: a) tiene su origen en una elección sesgada del análisis de la realidad política, y el consecuente programa económico, de inicios del siglo XXI en la Argentina (léase kirchnerismo, postrotskismo y cuanta izquierda se precie de tal), y b) una valorización idealizada, fundada en una utopía frustrada, del fenómeno social, económico y cultural denominado “villero”.

El fenómeno de la idealización es, de hecho, inherente al sujeto en particular y a las sociedades en general, además de legítimo en todos los órdenes de la vida. Sin embargo, cuando carece o está totalmente desprovisto de una adecuación al marco de lo real, nos conduce, indefectiblemente, al más estrepitoso fracaso.

Un afectuoso saludo,

–Celina Ferrucci

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