Los científicos le marcan la cancha al Gobierno, pero ignoran cómo funciona la economía y que no hay fondos para nadie. El Gobierno, a su vez, debería tener un plan de ciencia, por ahora invisible.
Está bien que los Estados financien investigaciones. En Argentina tenemos que empezar por despartidizar el CONICET y mejorar las condiciones para que el conocimiento ayude a crear riqueza.
El mundo cultural, universitario y científico debe ser parte de una narrativa que explique los objetivos y las obligaciones que conlleva un proyecto de país.
Mientras Exactas de la UBA no tiene clases presenciales desde marzo de 2020, sus autoridades sacan comunicados y arman charlas que traicionan el método científico y se encolumnan con el Gobierno.