Getting your Trinity Audio player ready...
|
Alan Sabbagh (Buenos Aires, 1980) es un caso especial dentro del ambiente de los actores argentinos. Trabaja hace casi 20 años, protagonizó películas (Masterplan, El rey del Once) y ahora por primera vez encabeza el elenco de una serie (El mejor infarto de mi vida, Disney+), pero se toma su carrera con mucha tranquilidad y es selectivo a la hora de elegir proyectos. Puede hacerlo porque tiene un trabajo paralelo: es dueño de una casa de artículos iluminación y electricidad. Quizás ese contacto con la realidad sea el motivo por el cual, a diferencia de tantos colegas, no es kirchnerista. Dice que no habla tanto de eso, pero que se le nota a la legua.
Charlamos en una mesa en la vereda de un bar de Palermo, a pocas cuadras del Campo Argentino de Polo, la tarde del viernes, horas antes de que se caiga el cielo por la tormenta. Hablamos sobre esta doble faceta de actor y comerciante, de cómo ve el país y de los artistas judíos que no se animan a decir nada del 7 de octubre.
Estaba leyendo varias entrevistas que te hicieron por El mejor infarto de mi vida, y todos te preguntaban por tu primer protagónico en una serie. Vos medio le restabas importancia. Me da la sensación de que sos muy relajado con tu profesión de actor.
Sí, no le pongo tanto dramatismo al show business, ¿viste? No te voy a mentir, estaba chocho de la vida de tener un protagónico, más en una plataforma con el flor del lanzamiento que iban a tener. Todo eso, orgullo y contentísimo, siempre. Que te llamen para reparto o que te llamen para protagónico no es lo mismo. Pero siento que tiene coherencia con lo que vine haciendo. No es que aparecí de un yuyo y me tocó el protagónico. Así que relajado. Es todo tan efímero. Esto es así y no es que después me suena el teléfono como loco.
¿Esta actitud tiene que ver con que tenés tu casa de artículos de electricidad e iluminación que mantenés paralelo a tu oficio de actor?
Ayuda. Hace un par de años, agarraba todo, o más o menos todo dentro de las posibilidades, y ahora que puedo pensarlo un poco, tomarme el atrevimiento de elegir, mientras pueda lo hago. Trato de que me excite de verdad el proyecto. A veces me equivoco y hago cosas no tan buenas, pero dentro de todo trato de “curar” (hace comillas con las manos) lo que estoy haciendo. Pero seguramente más adelante tenga que hacer del tío del protagonista, porque voy a estar más grande, y ya habrá tiempo para volver a agarrar todo.
Me ayuda tener otro laburo, obvio. Me ayuda que no esté el bolsillo 100% preocupado por la actuación, porque seguramente si no tendría que estar haciendo otras cosas: teatro, lo que hacen todos para mantenerse. Siempre pensé que podía hacer las dos cosas y todavía no encontré un momento donde se me conflictúe el tema.
Nunca pensaste en dejar el comercio.
No, nunca me agarró. Porque nunca me restó tener otra actividad. Nunca me jodió la carrera. Siempre de alguna manera me arreglo. Yo trabajo con mi hermano y hay un acuerdo implícito. Pero no es que me borro por completo, la verdad que lo único que hago es volverme un poco más loco cuando estoy actuando. Tengo que ir dos, tres meses, hacer una serie, y estoy más con el teléfono. A la noche llego a casa, me siento con la compu, me pongo a pasar cosas.
¿Hacés números?
Sí, todo. O respondo un presupuesto. Cosas de clientes que tengo, que por ahí quieren que solamente yo los atienda.
Que la gente sepa que una vez me vendiste una llave de luz.
[Se ríe] Por ahí estoy más loco a nivel interno, pero no me afecta el laburo más que eso, estar más ocupado en la cabeza. Está bueno también poder ir construyendo la carrera que uno quiere mientras pueda. Después no depender tanto, no estar esclavo.
Entiendo que le pasa a la mayoría de los actores también. Hay un montón de actores que tienen otras cosas. Llama la atención lo mío por ahí porque es un comercio, algo distinto, no es un restaurancito, o un café, o una marquita de ropa, algo tan copado, por ahí, tan cool. Pero hay muchos que tienen un currito aparte. Y a mí me lo dijo mi representante cuando era pendejo: “¿Vos hacés otra cosa? Eso es bueno, mantenelo, porque esto es un sube y baja”.
Yo arranqué a laburar con Luna de Avellaneda, con Campanella, espectacular. Primera, listo. Después hice una participación en Locas de amor, el unitario que hacía Pol-ka. Espectacular. Al año siguiente me llaman para una novela, tira diaria de Pol-ka (Una familia especial), que en ese momento estaba on fire. Y yo dije: bueno, ya está, tengo un contrato en una tira diaria. Y nos fue como el orto, pero como el orto. Y a los tres meses ya está, se terminó. Y ahí creo que estuve tres, cuatro años laburando en cosas muy chiquitas, pasé de eso a mozo, a “azúcar o edulcorante”. Y ahí dije, bueno, está difícil esto, mejor sí voy a mantener algo.
¿Y qué es lo que te gusta del comercio?
Me gusta el contacto con la calle. A mí me funciona el contacto diario con la gente, con otro ámbito de laburo. Hay algo de todo eso que me gusta. Y, no sé, y por ahí seguramente me ayude en algo. A mí me dicen mucho que hay algo en los personajes que los sienten cercanos. Sea cual sea, que sienten que por ahí lo conocen. Y yo creo que todo ese quilombo de la cabeza y de laburo, fuera de lo que es la actuación, algo me debe ayudar. No te lo sé definir, pero seguro que algo de ese contacto diario con otras cosas que no son la actuación me ayuda y lo imprimo sin darme cuenta en el personaje.
En general en tu ambiente la mayoría son kirchneristas o progres y vos no. ¿Creés que tiene que ver con que manejás un comercio, pagás sueldos, impuestos…? Bah, no sé si decís abiertamente que no sos kirchnerista.
No lo digo mucho, pero se me nota la legua. Si me seguís en redes, que tampoco soy muy participativo, se ve. Puede ser, puede ser. Por ahí por mi viejo, también, que es más grande y que no era tan peronista y ya desde casa venía mamando otra cosa. Y puede ser que algo de todo eso (el comercio) tenga que ver. Que vea otras cosas. No porque los actores vean algo que yo no vea. No sé, pero yo siento que algo de todo eso, del laburo que no tiene que ver con la actuación, sí me da una opinión distinta sobre los gobiernos en general. Creo que me ayuda.
Vamos más atrás. ¿Es cierto que en tu ambiente la mayoría son kirchneristas o progres o es un mito?
Hay una predominancia. Sí, eso sí hay. Después hay un montón que no. Pero es verdad que predomina más el apoyo a ciertas políticas. Es un misterio. Porque tampoco creo en eso de que todos tienen un curro adentro del Estado. Eso te lo aseguro. Tengo amigos íntimos que apoyan el kirchnerismo que sé fehacientemente que no. Que son de corazón.
Pero bueno, eso me diferencia. Igual está más que bien y muchos lo saben. Y trabajo con mucha gente que no tiene que ver con la ideología mía. Yo no tuve nunca ningún problema. Alguna vez me han sentado y me dijeron: “Che, a ver. Tratemos de convencerlo. Este no es muy kirchnerista”. Pero en joda, en un almuerzo de rodaje. De reírnos y compartir y conversar. Pero nunca fue algo que pasó a mayores ni nada.
¿De este gobierno qué pensás? ¿Cómo fue tu 2024 como actor y como comerciante?
Con este gobierno estamos todos ahí. Como actor, nulo. Empecé a trabajar en octubre. En Viudas negras, la serie nueva que escribió Male Pichot para Flow. Bueno, ahí también. Llego a un ambiente… Bueno. Nada. Igual no pasó nada. La mejor. Me cagué de risa y me emocioné de haberme reído tanto. Y les agradecí por el trabajo y la pasé espectacular. Entonces, como actor, nulo.
Y el comercio tuvo mucha subida de gastos. La venta no fue la misma. Y en el balance fue un año difícil, pero yo digo que no es poco mantener lo que había. Pudimos afrontar los gastos de todos y eso ya para mí fue un montón. Después, si no se gana un año, bueno, se ganará el siguiente. Ojalá.
¿Y cómo ves este año?
Enero y febrero fueron duros. Pero a nivel inflación y todo eso, sí se notó un cambio tremendo. Pero bueno, está acompañado también de que paró un poco la actividad. Pero sí lo que era todo el tiempo una locura de listas… Los importadores ni hablar, directamente bajaron los precios en dólares, obviamente la devaluación hizo que se compense en pesos, pero muchas listas no se tocaron desde fin de 2023. Y los que producen acá ajustaron, pero mucho menos. Algunos cada tres o cuatro meses, que hace un año era una cosa totalmente impensada. Ahí sí sentí un abrupto cambio. Pero falta levantar un poco todo. Todo lo que acompaña lo que yo hago, que es construcción. Obra pública no hay más, yo igual no hacía mucha obra pública. La construcción tiene que repuntar, como tienen que repuntar todas las actividades.
¿Qué medidas económicas te gustaría que se tomen?
Yo lo que veo es que para importar se está facilitando mucho y tiene que haber algo que acompañe acá. Hay un discurso muy duro contra eso…
Contra la industria nacional.
Sí. No sé de qué forma. Tiene que haber algo que incentive un poco más a la industria local. Yo en los ‘90 era chico, pero creo que si se aniquila la industria local es muy difícil. Eso creo que hace falta para acompañar un poco.
Hablemos del 7 de octubre.
Me desperté el sábado 7 con un mensaje de Nico Goldbart [montajista de Los delincuentes y División Palermo] que me dice “se pudrió todo en Israel”. Yo dije “bueno, una cosita más que habrá pasado”. Y miré las noticias. Sí, terrible, esos días fueron…
¿Tenés familia allá?
Una prima hermana de mi mamá que tiene su hijo, que es mi primo segundo. En Tel Aviv. Inmediatamente le escribí. Y estaba mi sobrino, el hijo de mi hermano y socio. Lo primero que hice fue escribirle a mi hermano. Esto fue un sábado, mi hermano hace shabat y estaba sin teléfono. Le escribí a mi sobrino y me dio un reporte, me dijo “no, estoy en el búnker, yo estoy en otra zona, no pasó nada, todo bien”. Nos quedamos todos más tranquilos, pero ese primer día fue un susto terrible.
Y el 9 de octubre fueron los Cóndor de Plata por las series. Dos días después, un montón de gente de la colectividad que subieron a recibir el premio, y yo fui tipo amargado y nadie dijo nada. Y ese día me dolió un poco todo eso. Varios subieron muchas veces y nada. Aunque tengas una postura anti-Israel o pro-Palestina, el 9 de octubre ni siquiera se había defendido Israel todavía. Habían pasado dos días de un ataque atroz en la frontera. Y nadie dijo nada. ¿Cómo puede ser que nadie haya dicho nada? Nadie. Un solo músico, perdón, no me acuerdo el nombre, me acuerdo que subió y dijo “gracias, no lo puedo no compartir con todo el pueblo de Israel que sufrió un ataque terrorista de ayer” [N. del E.: quienes ganaron Mejor Música Original fueron Alan Senderowitsch y Ezequiel Silberstein por El amor después del amor]. El único, nada más. Yo estaba aplaudiendo en la última fila, solito. Eso fue grave.
¿Tuviste alguna discusión con algún colega por este tema?
No, hubo un par de mensajes de qué fuerte, che, qué cagada todo esto. Hubo algunos mensajes así en privado. Pero no, nadie repudiando. Anónimos, o sea, gente que no conozco sí, puteadas por todos lados, en las redes sociales todo el día, cualquier cosa que postee. Pero no, de pares o gente de la industria, no. Hubo algunos apoyos y no hubo mala onda.
¿Y con los que suben banderas de Palestina y esas cosas?
A alguno que otro se le escapó… (se corrige) se le escapó no, porque abiertamente lo apoyan… el posteo ese cuando había que poner “All eyes on Rafah”. Eso nada más vi de alguno que posteó. Yo qué sé, ya está. Es una pelea muy difícil, es una batalla muy difícil de ganar.
Pero en redes trato de no perder tiempo en eso porque es imposible, no sabés ni quién está del otro lado y, de hecho, alguno se pasó de la raya respondiendo y dije, es como cuando discutís con alguien en la calle con el auto que decís, yo qué sé el otro, no me voy a poner a putearme con alguien porque no se sabe quién es el otro. Y en las redes dije yo soy una persona levemente pública, a ver si me cruzo con un loco que viene y dice a este lo voy a ir a buscar. Mejor ya está, no discuto con nadie. Es muy difícil convencer al otro, sobre todo en esto, que hay tanto fundamentalismo atrás.
No sé si viste el otro día a David Schwimmer, el actor de Friends, que dio un discurso en la conferencia Never Is Now de la Anti-Defamation League, que dijo los famosos judíos deberían hablar más públicamente en contra del antisemitismo.
Y sí, porque es real eso de que viene Hamás y no pregunta si lo apoyaste o no. ¿Es tu apellido? Pum, tiro en la cabeza. Funciona así. Si hay asesinados de los kibbutz de Israel que tenían buena onda con los palestinos que trabajaban en esos kibbutz y aun así los asesinaron. Únicamente por religión, no hay otra cosa.
Hace dos semanas, cuando se conoció la noticia de los Bibas, yo veía un posteo de “me tomé un flat white” y decía hijo de puta, no puede ser que sea un día normal para vos en redes, un día como hoy. No puede ser. Mínimo tenés que poner algo que condene esto. No puede ser que sea un día más. No te lo creo. Y no te lo banco. Mínimo la cartulina naranja que apretás compartir, mínimo esa. No puede ser que sea un día más para vos. Que compartas diez historias y no pongas nada. El día que te enteraste que aparecieron muertos los bebés. No me entra en la cabeza.
¿Y qué es? ¿Por cobardía?
Bueno, yo puse irónicamente “se me fueron 200 seguidores porque condené a Hamás”. Y había gente que me decía “menos mal, limpiaste la lista”. No, era irónico. Me río de la gente que no pone nada. ¿Qué tenés miedo? ¿De que la gente te cancele? ¿De que 200 te dejen de seguir? No entiendo por qué no lo condenás. Es una pelotudez. Sí. No entiendo bien por qué.
¿Lo hablaste con alguno en privado?
¿Sabés que no? No lo hablé. Creo que no quise indagar porque me lastimaría mucho. Hay algún amigo que no quise preguntarle. No tenía ganas de que me defraude.
Si te gustó esta nota, hacete socio de Seúl.
Si querés hacer un comentario, mandanos un mail.
