Ante las primeras medidas de apertura, políticos, empresarios y think tanks salen a alertar con los mismos argumentos de siempre y sin hacerse cargo de su rol en cómo llegamos hasta acá.
El momento financiero favorable no nos debe llevar al exceso de confianza: hay cuestiones de fondo que aún deben ser resueltas y que requerirán de varios años de disciplina y buenas políticas.
A pesar de los festejos de algunos peronistas y progresistas, Acemoglu y sus socios defienden una economía basada en instituciones como el mercado y los derechos de propiedad.
Un nuevo libro refresca la interpretación clásica de la izquierda y el nacionalismo sobre el fracaso económico de la Argentina: faltan dólares porque unos señores malos se los llevan.
Existe una alternativa más simple para terminar con nuestro caos monetario y, además, impulsar el desarrollo regional: una unidad monetaria basada en el real brasileño.
No sería el régimen monetario ideal para la Argentina, pero por nuestras urgencias, nuestra historia y nuestra política todas las demás opciones son peores.
El Gobierno ha tenido logros importantes en la corrección de la economía, pero el apuro por mostrar resultados rápidos lo puede llevar a nuevas distorsiones.
La notable suba de los activos argentinos de las últimas semanas se explica por factores locales pero también por condiciones internacionales cada vez más favorables.
José Bové, el agricultor francés que lidera las protestas contra Bruselas, es una mezcla de Grabois y De Mendiguren: reclama privilegios mientras se infla el pecho de patriotismo.
El viernes empezó un Milei que reconoce sus limitaciones. Mientras tanto se apoya en el plan de Caputo, pragmático y equilibrista, el mejor posible para un presidente en su situación.