VICTORIA MORETE
Entrevistas

Billy Bond

La leyenda del rock local cuenta cómo una frase —que pudo o no haber dicho— marcó su carrera para siempre. Y cómo la convirtió en un nuevo espectáculo musical, 50 años después.

Billy Bond propone sostener esta charla a distancia a las 9 de la mañana, suyas y mías. Cuando le pregunto si funciona bien tan temprano, responde: “¿Eso es temprano?”. Sin más trámites u objeciones, procedemos entonces con la entrevista. Sobre este horario tan poco rockero, comenta: “No entiendo demasiado cómo se puede vivir de noche sólamente: cuando tenés un laburo las cosas pasan de día y no podés perder la actualidad del día y del mundo. De noche pasan pocas cosas. Se pierde un poco de tiempo en nombre de una bohemia, y el charme que envuelve a la bohemia de la noche. La noche es muy buena para escribir o componer alguna cosa, pero no para que sea continua; a no ser que te drogues mucho, a que estés pasado todo el tiempo y no funciones. Que no es mi caso hace años”.

Para la mayoría de la gente, Billy Bond es un nombre que remite a la historia de los años ’70, cuando el rock argentino todavía era un despertar y él lideraba a la temible Pesada del Rock And Roll. De esta banda se recuerda sobre todo aquel incidente que protagonizó el 20 de octubre de 1972 en el Luna Park, más conocido como el “Rompan Todo”, una síntesis de algo más complejo (más adelante en la charla el propio Billy lo explicará) que terminó por ser el nombre de una serie documental sobre el rock latinoamericano.

El año que viene, más de 50 años después de aquella famosa noche, el propio Billy estrenará un espectáculo teatral en el Luna Park. En principio, los días 1 y 2 de junio. El título será “Rompan Todo: Yo soy el rock”. En una conferencia de prensa Billy Bond aclaró que no es que él se considere “el rock”, pero que le pareció un buen título. Hace mucho tiempo que él se piensa más como empresario teatral que como rockero, y los empresarios teatrales a las 9 de la mañana ya tienen encendida toda la marquesina. “En realidad yo estoy usando una muleta, porque han pasado 50 años y porque me parece un buen festejo que yo vuelva al Luna Park, el lugar que me prohibió; primero, que me acepten me parece muy simpático. Me parece interesante musicalmente y es un gran desafío en lo personal. No vivo de lo que fui, vivo de lo que soy. Y hoy, mi oficio de productor teatral me da la oportunidad de hacer cosas muy divertidas. Este nuevo oficio que tengo me permite hacer teatro musical de gran porte, con mucha gente trabajando. No es la vuelta de Billy Bond y La Pesada del Rock And Roll, suena a curro eso”.

No es la vuelta de Billy Bond y La Pesada del Rock And Roll, suena a curro eso.

El espectáculo que propone Billy Bond hace eje en su propia historia: la de un niño italiano que llegó a la Argentina con sus padres en los años ’40 (su nombre verdadero es Giuliano Canterini) y al que cargaban en el colegio porque no sabía hablar castellano. Que en los ’60 descubre la música, luego el rock y una fauna rica en personajes. “Va a haber tres escenarios, 300 metros cuadrados de pantalla de LED, dos bandas de 18 músicos, otras dos de siete músicos. Va a ser un espectáculo inmersivo porque llueve, nieva, hay un helicóptero y será una representación de la historia argentina de los últimos 50 años. Va a haber muchos músicos históricos invitados y algunos estables de las bandas, gente de Los Redonditos de Ricota, La Mississippi, Massacre, El Mató a un policía motorizado. Va a haber algunos raperos importantes: no podés negarlos. Hay raperos que dicen cosas que los rockeros nunca dijeron, que tienen unos huevos impresionantes. Como Trueno, que habla de la Argentina políticamente”.

Más allá de lo discutible de la idea de que el rap o trap sean más “transgresores” que el rock (harina de otro costal, material de otra nota), además de inmersivo, el espectáculo de Billy Bond tiene espíritu inclusivo. Y pivotea sobre los 50 años de la frase que lo marcó para siempre. A continuación, el propio Billy cuenta sus recuerdos y explica cómo es pasar de ser leyenda y padre fundador del rock nacional a empresario y productor.

¿Cuál fue la verdad de aquel día del “rompan todo”? ¿Dijiste realmente aquella frase?

Lo más probable es que lo haya dicho, seguramente. Tengo 78 años: no me puedo acordar de cosas tan lejanas en el tiempo, no sé con total certeza si lo dije así o no. Yo salgo a cantar ese día y los pibes invaden la platea porque estaban lejos. Tito Lectoure no le quería alquilar el lugar a Jorge Álvarez y ya desde las 8 de la mañana había mandado a pegarles a los pibes en la cola. A esa hora, la cola daba vuelta a la manzana. Los pibes invaden y yo intento calmarlos, porque sabía que se venía el quilombo. Y nadie quería salir a tocar primero porque sabían que se venía el quilombo (N. del R: iban a tocar muchos otros grupos).

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Pero La Pesada iba al frente, era la tropa de choque. Salimos a tocar, pero apenas los pibes invadieron la platea, dos minutos después ya estaba la infantería con cascos y con escudos. Esperaron en la puerta para entrar y cagarnos a palos. Ahí me metieron en cana y el quilombo empeoró. La cana era tan pelotuda que me arrancaron del escenario y lo vieron 10.000 tipos, y ahí se ponen furiosos y hacen pelota el estadio. Porque lo más impresionante de aquel día no es la frase “rompan todo”, sino el ruido de las sillas cuando las iban rompiendo. Era un ruido continuo, parecía un riff. Y por primera vez en la historia, la policía se tiene que retirar, porque los pibes cagaron a trompadas a la policía. A mí me llevaron a un destacamento de la Marina y la manifestación popular era tan grande y con tanta rabia que me tuvieron que soltar. Muchos de los músicos que decían que eran revolucionarios me decepcionaron. Y ahí nace el tema “Tontos”, que es una respuesta a lo que pasó esa noche.

¿Ustedes eran una banda ideologizada?

Sí, porque éramos amigos de Perón. Yo hacía recitales con el Padre Mugica en las villas. Imaginate a La Pesada tocando en un asentamiento. Estábamos politizados porque teníamos un ideólogo muy fuerte que era Jorge Álvarez (fundador de los sellos Mandioca y Talent), que era de izquierda y había sido un editor de libros muy exitoso (publicó a Manuel Puig, Rodolfo Walsh, David Viñas y Ricardo Piglia, entre otros). Nosotros teníamos una orientación política muy clara contra el sistema. Al ir pasando el tiempo nos convertimos en una especie de parias deambulantes perdidos en el desierto. Los de izquierda decían que éramos unos hippies pelotudos, los de ultraderecha decían que no teníamos importancia. La gente nos cagaba a pedos porque teníamos el pelo largo y la policía nos pegaba por lo mismo. No nos quería nadie y nos teníamos que defender solos.

Se habló mucho del apoyo generalizado del rock al peronismo por el Festival del Triunfo Peronista, el 31 de marzo de 1973, como celebración de que Héctor Cámpora había ganado las elecciones.

A nosotros nos convocó el mismísimo Perón. Habló con Jorge Álvarez; nosotros lo habíamos conocido en Puerta de Hierro, fue un saludo que habrá durado unos diez minutos. Pero Perón le pidió a Álvarez que se manifestara con los pibes y junto con los muchachos de La Banda del Oeste, que eran de la Jotapé, se organizó este festival en el predio de Argentinos Juniors (hoy el estadio Malvinas Argentinas). Pero todo vino raro ese día. Nosotros fuimos con La Pesada, pero del resto vinieron algunos nomás: La Banda del Oeste y creo que Aquelarre. Hay toda una confusión porque estaban todas las líneas internas del peronismo, los troskos, Guardia de Hierro. Y yo iba con el amor y paz, pero… negro, ¡pónganse de acuerdo! Nadie quería salir a tocar y nosotros siempre íbamos al frente, entonces salimos y fue todo un gran quilombo. Había 10.000 personas, La Pesada era el grupo firestone y la gente comenzó a subirse al escenario. Pintaba para desastre pero tuvimos tanta suerte que empezó a llover a cántaros y hubo un huracán. No había como seguirla con tanta electricidad y un escenario sin techo. Nadie podía seguir tocando.

¿Quién era Billy Bond antes de Billy Bond?

Un italianito tímido que no hablaba castellano y en la escuela me cargaban. Estudié con los salesianos porque mis viejos eran pobres y la forma de mantenerme fue consiguiendo una beca con recomendación de Italia para ser medio pupilo. Entonces yo comía ahí. Mis viejos llegaron como inmigrantes, mi papá era oficial de la marina italiana: kamikaze de agua. Tenían una lanchitas llenas de explosivos que se tiraban contra los barcos, sólo que estos kamikazes se tiraban al agua antes de la explosión.

¿Y cómo llegás a la música?

Mario Naón me vio bailando rock and roll en un baile, que lo bailaba muy bien y me preguntó si cantaba: “Yo canto de puta madre”, le dije. Un caradura. Y me contrató, y comencé a telonear a Jackie y Los Ciclones con Sandy y Los de Fuego. Cantaba en un inglés sanata, como Los Shakers. Después se armaron Los Guantes Negros y se puso pesada la cosa. A Sandro lo conozco en el programa de Pipo Mancera, porque nos tenían como comodines; una semana cerraba él y otra yo. Cuando a Mancera le bajaba la audiencia, nos ponía a nosotros que hacíamos quilombo.

¿Es verdad que fuiste dueño de la mítica Cueva?

De las tres. Cuando se caía el trabajo musical, inventaba un boliche. Es mentira que Sandro era el dueño; vino un día a sacarse una foto y me pidieron permiso. Hubo tres Cuevas: la primera, la de Pueyrredon, dura hasta el fin del beat; la segunda, la de Rivadavia, coincide con el inicio de Mandioca, Manal, todo eso. Y la tercera fue La Manzana: de donde salieron Pappo, David Lebón, Black Amaya, Héctor Starc, los más jovencitos.

¿Cuándo arrancás con La Pesada del Rock and Roll?

Después de Los Guantes Negros fui siempre solista, y grabé un disco con Hugo y Osvaldo Fattoruso, de Los Shakers, y uno de los temas era “No pibe”, de Javier Martínez, que salió antes del de Manal. Yo era Billy Bond, “El Rebelde”.

¿Quién te puso ese nombre?

Cuando grababa para EMI-Odeón estábamos en una joda con Beco Rota y Juanito Belmonte, tomando coca y whisky con unas minas. Llegó un inglés y todos se enderezaron, las minas se sentaron y le dijeron: “¡Qué bueno que vino, Mr. Dan! Estamos buscando un nombre para este nuevo artista. ¿Qué se le ocurre?”. El tipo me mira un rato, me señala con el dedo y dice: “Billy”. “¡La puta que lo parió! ¡Qué nombre de mierda!”, decía para mis adentros. Hace otro silencio y dice: “Bond”. Ahí me quería morir. Billy por Billy The Kid y Bond por James Bond. Pero con ese nombre después hice toda una carrera en el sello Music Hall, cantando éxitos de Roberto Carlos o “Mi Limón, mi limonero” de Simonal. Tuve tanto éxito que me dejaban grabar solo y aprendí a producirme.

Jorge Álvarez fundó Mandioca, que hizo el disco de Manal en 450 horas de grabación. Una locura: yo te hacía un disco en una semana.

Jorge Álvarez fundó Mandioca, que hizo el disco de Manal en 450 horas de grabación. Una locura: yo te hacía un disco en una semana. Yo en Music Hall producía de todo para Ricardo Kleinman (productor del mítico programa “Modart en la Noche”): Trocha Angosta, Pintura Fresca, Sabú. Un día Kleinman trae a Jorge Álvarez y Pedro Pujó que me da una letra. “Dejá que la grabo yo”, le pedí. Era “Verdes prados”, que tiene el primer rap que se hizo en la Argentina, Álvarez y Pujó la escucharon y dijeron que era una bomba y la pusieron en “Pidamos peras a Mandioca”, un compilado que tenía un Perón en la tapa (una pera muy grande). Mandioca quebró y yo seguí con La Pesada en Music Hall.

Después produjiste a Sui Generis y a otros en el sello Talent, que era de Álvarez.

Sí, pero eso fue mucho después, ya en 1972. El Gordo Pierre era quien nos proveía fumo y nos rompía las bolas con dos pibes que tocaban folk. Yo tenía 30 de esos por día que querían grabar y le dije a Pierre que no me jodiera más. Un día desapareció y no volvió, hasta que Alejandro Medina me dijo, “Bondo, llamalo al Gordo”. Sí, Pierre, traenos a los pibes y traé fumo de paso. Llegan dos pibes flaquitos, uno con una flauta. Nito temblaba de nervios, Charly un poco menos. Los dos muy humildes, muy calladitos, vestidos con esas ropas de hippies. Y yo muy amable porque siempre fui muy cordial con la gente. Charly se sentó al piano y tocó Chopin: la gastó. Cuando cantan “Canción para mi muerte”, dije: “esto es un tangazo”. Grabo un acetato y se lo llevo a Álvarez, que lo escucha y me dice: “Billy, esto no es rock”. “Justamente, por eso van a matar”. Y vendieron medio millón de discos (N. del R.: una cifra incomprobable y demasiado alta) y le salvaron la vida al rock. Porque con La Pesada y con Pappo’s Blues no vendíamos.

¿Cuándo es que te vas de la Argentina y por qué?

Después de “Adiós Sui Generis”. Jorge Álvarez era amigo del cineasta Leopoldo Torre Nilsson, que conocía a alguien de la SIDE que le informó que él y yo estábamos en una lista negra. Como yo había viajado varias veces a Nueva York haciendo escala en San Pablo, ahí lo tenía a Willy Verdaguer, que me invitó a un ensayo con una banda nueva que estaba haciendo: Secos & Molhados. Y comencé a quedarme. Más adelante me cuenta que el cantante, Ney Matogrosso, está como solista pero que tiene un estreno y la cosa no avanza, si podía dar una mano. Claro, en vez de arrancar a las 9 de la mañana comenzaban a las 3 de la tarde en un lugar que no tenía sonido. Había que organizarlo y me dediqué a producir a Ney, y luego me pasé a la parte empresarial. La única interrupción fue para producir a Charly con Serú Girán, a Nito con Los Desconocidos de siempre y a Pastoral, en 1978.

Apelando entonces al empresario que sos desde hace muchísimos años, me gustaría tu mirada sobre el país, sobre todo por el espectáculo que vas a hacer el año que viene. ¿Te genera incertidumbre?

Lo que digo que voy a hacer, lo hago. Lo único que lo podría impedir es que empiecen a los tiros o que el dólar se vaya de 400 a 800 mangos. El problema que tiene Argentina es que está gobernada por la política y no por la administración. Los países tienen gobiernos de derecha o izquierda, pero los números no tienen ni derecha ni izquierda. Los brasileños están completamente locos, pero el que administra al país no es ni Bolsonaro, ni Lula. No importa quién gane, el país sigue adelante. El dólar no sube, no hay inflación, porque tienen una administración profesional. Yo no critico a nadie, pero la estabilidad viene con el equilibrio y eso te lo da el que sabe. Si te enfermás, ¿vas al médico o al curandero? Si tenés un problema en el corazón te va a operar un cirujano, y el mejor, si es posible. Vos tenés un país enfermo. ¿A quién querés llamar? ¿A un curandero o a un buen cirujano? Ahí tenés la respuesta.

Uno se pregunta: ¿para qué volver cincuenta años después? ¿Qué te incentiva?

Me incentiva la diversión y el desafío de hacer cosas diferentes. ¿Qué querés, que me jubile? Tengo una edad, pero mi cabeza funciona de otra forma, a 1.000 por hora, 300 ideas por minuto. Es como jugarse el título. Estoy en condiciones de hacerlo, si lo logro va a ser un incentivo para vivir 20 años más. Tengo 78. Yo no estoy para otra cosa. Yo estoy para hacer lo que hice siempre, no tengo una enfermedad que me lo prohiba, soy sano, estoy equilibrado en el corazón, el estómago y los glóbulos. Y me voy a divertir mucho y la gente también.

 

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Sergio Marchi

Periodista especializado en la cultura del rock. Escribió 9 libros, entre ellos las biografías de Charly García, Luis Alberto Spinetta y Pappo. Pasó por medios como Clarín, ADN La Nación, Página 12, Cosmopolitan, y por las radios Rock & Pop, Del Plata, Rivadavia, La Red y Nacional.

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