VICTORIA MORETE
Entrevistas

Vida queer en Gaza

Adam (seudónimo), escritor y activista palestino, comparte su experiencia como gay bajo Hamás y reflexiona sobre las posibilidades de paz entre israelíes y palestinos.

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Adam —seudónimo utilizado por cuestiones de seguridad— es un escritor árabe y traductor inglés-árabe que vive actualmente en Gaza. Como activista queer, se ha dedicado especialmente a los derechos LGBTQ+ en Palestina, una lucha particularmente compleja en el contexto del territorio.

Lo conocimos a través de otro joven gazatí al que estamos tratando de ayudar a sobrevivir y eventualmente salir de Gaza. Adam representa una voz única: la de un palestino gay que vive bajo bombardeos, navegando las complejidades de su identidad en medio de la guerra. La violencia actual transformó profundamente su visión sobre la lucha por la justicia y sobre las múltiples formas de resistencia. En esta conversación desde Gaza, comparte su experiencia personal y las contradicciones que enfrenta al vivir entre diferentes formas de opresión, ofreciendo una perspectiva pocas veces escuchada sobre lo que significa ser queer en uno de los lugares más conflictivos del mundo.

Hugo Glagovsky: Adam, ¿cómo estás y desde dónde nos estás hablando?

Estoy en Gaza en este momento. Estoy bien, aunque no sé exactamente cómo expresarlo. Vivo en la ciudad de Gaza, pero nací y crecí en el sur. Estoy tratando de entender y encontrarle sentido a todo lo que pasó, a estos 70 años que algunos llaman ataque y otros, defensa. No puedo definir si es una cosa o la otra, pero mientras siga muriendo gente, para mí es un ataque. Si nos remitimos a la historia, entonces sería defensa, como muchos sostienen.

Después de estos últimos 16 meses, intento encontrarle sentido a todo: cómo vamos a superar esto y por qué deberíamos buscar la paz ahora que todo escaló y se volvió tan complejo. Pero justamente por eso necesitamos encontrar la paz, porque estos dos pueblos no pueden seguir viviendo en la misma tierra con este conflicto que crece constantemente. Estoy tratando de encontrar una solución a través del diálogo, buscando un punto de encuentro.

H.G.: Mencionaste que estás dialogando con israelíes. ¿Estás abierto a discutir estos temas con ellos? ¿Y cómo sería un futuro ideal para vos?

El futuro me muestra que podemos encontrar la paz. Es algo posible, alcanzable. Si mantenemos la violencia alejada, podemos lograr la liberación. Es el mismo mensaje que transmitimos a las personas queer, ya sea que vivan bajo ocupación o bajo gobiernos poco tolerantes con la comunidad LGBTQ. Siempre decimos que la paz es posible mientras no se recurra a la violencia. Aunque entiendo las respuestas históricas en otros conflictos, esta vez no se trata de represalias sino de buscar un punto medio, porque la guerra ya está acá, la violencia ya está presente, todo está concentrado en esta zona. Tenemos que considerar toda esta realidad para construir la paz. Sé que es más complejo, pero sigue siendo posible.

H.G.: Contás que luchás por la liberación queer. ¿Podés explicarnos qué significa ser queer en Gaza en 2025? ¿Qué aspectos tienen que mantenerse completamente privados, cuáles pueden ser públicos? ¿Qué tan peligroso es?

Antes de responder eso, quiero aclarar brevemente que todo lo que hablo sobre la guerra surge de mi lucha por los derechos queer. Mi perspectiva evolucionó hasta reconocer la opresión que ejercen ambos gobiernos, el de Gaza y el de Israel. Los dos generan opresión y violencia, así lo veo viviendo acá en Gaza. Observar la misma opresión en diferentes formas y escalas me hizo comprender que no sólo hay que luchar en Gaza, sino por todos los civiles que viven bajo opresión.

Desde ese momento empecé a buscar mi identidad, tal como antes había buscado mi identidad sexual. Indagué en mis raíces como palestino que vive en Gaza y descubrí que acá hay raíces judías, musulmanas, árabes, de casi seis o siete etnias diferentes en Palestina, y esta tierra puede albergarlas a todas.

Sobre cómo vive una persona queer en Gaza: antes de la guerra no era tan difícil, pero siempre es puertas adentro, siempre dentro del clóset. No te van a atacar en la calle si usás shorts o algo con arcoíris. No hay violencia física. Así vivían la mayoría de mis amigos. Lo que sí se ve afectada es tu reputación. Todos van a hablar de tu actitud, de cómo es diferente, porque acá hay muchos conservadores y cualquier expresión queer va a ser notada y atacada, pero verbalmente y de forma indirecta.

No te van a atacar en plena calle ni el Gobierno te va a castigar por tener una relación sexual con alguien. Pero hay casos documentados, como el de una persona que se comunicaba con alguien de Ashkelon (Israel). Estuvieron intercambiando mensajes y terminó con 12 días de detención y una investigación exhaustiva por parte de Hamás.

H.G.: Antes de hablar sobre las penalidades por contactar israelíes, quiero entender las actitudes del gobierno de Hamás hacia la comunidad LGBTQ antes de esta última guerra. Lo que escuchamos es que es un gobierno capaz de tirar gente desde los techos. ¿Es cierto? ¿Es algo inusual? ¿Es falso?

Realmente no puedo afirmar si es falso o verdadero, no tengo información sobre eso. Lo que sí puedo decir es que, según mi experiencia y la de muchas personas que conocí entre 2018 y 2021, recopilé testimonios y opiniones sobre cómo es vivir como queer en Gaza. No es como lo pintan en Occidente. No estoy defendiendo al Gobierno porque no son tolerantes, para nada. Pero cuando se cruza con un tema de seguridad… Si alguien queer se comunica con Israel, eso sí es grave. Y si alguien viene del extranjero y está en Gaza, va a ser monitoreado y vigilado. Les tienen miedo a estas cosas.

Ezequiel Baum: Si entiendo bien, cualquier persona en Gaza que no sea heterosexual no tiene su vida amenazada a menos que contacte a alguien del extranjero, porque en ese caso Hamás asumiría que trabaja para el enemigo. No es que estén en contra de las personas gay per se, como se entiende en Occidente que ser gay es haram [prohibido según la Sharia]. Básicamente se sienten amenazados por el contacto con el extranjero. ¿Pero igual estás forzado a mantener tu homosexualidad en privado? ¿Podés ir a un bar y caminar de la mano o…?

Voy a ser honesto. Podés ser gay dentro de Gaza, pero no podés ser abiertamente gay. Ellos lo van a saber, incluso si te mantenés discreto y no salís del clóset. Al final, el Gobierno se entera. Recopilan información sobre la vida sexual de las personas, especialmente si es diferente. Lo hacen por cuestiones de seguridad, y también si la actividad sexual está afectando a la familia o su reputación. En esos casos dan una advertencia, y si no funciona, detienen a la persona para hablar del tema. Generalmente buscan otra excusa para detenerte. Van a encontrar algún otro error para encarcelarte y después te hablan de las dos cosas: el motivo oficial de la detención y tu sexualidad.

E.B.: Hay algo relacionado con el honor familiar. ¿Conocés casos donde alguien gay haya sido golpeado o asesinado por deshonrar a la familia?

Conozco dos casos, aunque seguramente hay más. Una persona fue detenida en 2020 y otra en 2016, ambas por lo mismo. En uno de los casos, fue la propia familia quien lo entregó. Le dijeron al Gobierno que no podían controlarlo y les pidieron que encontraran una solución. Estuvo detenido 27 días y todo giraba en torno a su sexualidad y sus “problemas”. Extendieron la detención haciéndole preguntas sobre su vida fuera de Gaza, pero el verdadero objetivo era quebrar su actividad sexual.

También escribí un documento sobre cómo vivían los gays en Gaza antes de la guerra, analizando las perspectivas de la sociedad, la familia y el Gobierno. Explica que el Gobierno era tolerante mientras no tocaras temas de seguridad y respetaras las tradiciones sociales. Querían que respetáramos a los sectores conservadores de la ciudad.

E.B.: Como te imaginarás, siendo judíos en Occidente y conociendo la escena gay en Tel Aviv, es un contraste enorme. Pero podemos entenderlo porque en Occidente también tenemos gente conservadora que se altera durante la temporada de marchas del orgullo, porque están aferrados a valores familiares y cristianos tradicionales. Entendemos que algo así sucede en una sociedad conservadora, pero no tenemos tantos crímenes de odio por orientación sexual como los que describís. Según vos, tiene más que ver con la paranoia de Hamás respecto a la seguridad, pero van de la mano: ser una sociedad más abierta y libre es incompatible con tener algo como Hamás gobernando.
Asumo que no te gusta el Gobierno actual y que te gustaría que hubiera elecciones libres. ¿Cómo creés que sería el futuro si logramos algo parecido a la paz, o al menos ausencia de guerra y reconocimiento mutuo del derecho a existir de ambos pueblos? ¿Cómo te imaginás Gaza en 5 o 10 años?

Es una pregunta muy difícil. Primero, gracias por usar la palabra paranoia porque realmente son paranoicos con casi todo. Y los conservadores de ustedes son mucho mejores que los nuestros. Esta es la primera pregunta que me hago en la investigación que estoy haciendo sobre la vida real en Palestina. Todavía no tengo una respuesta completa, pero puedo decir que, como persona gay, podés existir acá pero no podés decir abiertamente que sos gay, salvo en grupos secretos.

No tenemos aplicaciones de citas gay. Es todo un acontecimiento cuando conocés a otra persona queer en Gaza. Si tuviera que imaginar cómo sería el futuro, sería poder tener relaciones sin ser juzgados. Al principio dije que no te atacan en público y la sociedad no te agrede físicamente, pero definitivamente te juzgan. No ser juzgado es algo que… cuando caminaba por la calle y pensaba en tomar la mano de alguien, eso sería algo extraordinario. Sé que todos en la calle que vean nuestras manos entrelazadas van a juzgar, aunque no digan una palabra.

Caminar en público por las calles como pareja, no sólo como amigos, es algo que realmente me encantaría que sucediera. Solía caminar con mis amigos por la Corniche, en el área de Al Mawasi, en la calle Rashid. Me encantaría ver personas y parejas queer caminando por estos lugares sin sentir culpa ni sentirse juzgadas.

Lo segundo es que todos los que deciden tener actividad sexual calculan todo antes de hacerlo. Llegás a preguntar sobre las personas que viven en la manzana donde vas a tener sexo. Investigás sobre toda la cuadra porque tenés miedo de que haya alguien homofóbico. La verdad es que no vi mucha homofobia, salvo la que viene de la propia familia.

E.B.: Me gustaría preguntarte por qué es diferente cuando se trata de hombres gay y mujeres lesbianas. Mi prejuicio es pensar que una sociedad musulmana conservadora valora más a los hombres que a las mujeres. ¿Qué pasa con las lesbianas en Gaza? ¿Corren más peligro que los hombres gay?

Es mucho más peligroso. La vida lésbica acá es más complicada. Escuché esto de muchas mujeres. Querían encontrar un lugar para reunirse, aunque sea sólo para tomarse de las manos, verse sin hijab y ser ellas mismas. Generalmente necesitamos lugares públicos, cafés, restaurantes, pero es más fácil para los hombres gay encontrar un lugar. Para las mujeres lesbianas es muy difícil encontrar un espacio privado.

H.G.: Dijiste que usar shorts también está prohibido para los hombres.

No está prohibido ni es haram, pero a los conservadores no les gusta. Si usás shorts, te van a juzgar. Aunque acá en la ciudad de Gaza y en el norte es más fácil que en el sur. Suena loco hablar de sur y norte cuando toda la Franja de Gaza es apenas 40 minutos en auto. Hay diferentes perspectivas e ideologías entre el sur y el norte. Yo mismo no puedo usar shorts en mi pueblo. Si los usara, al menos 10 personas me preguntarían por qué los tengo puestos, y seguramente mi familia vendría al día siguiente diciendo “¿usaste shorts ayer?”.

E.B.: Dejame entender. Si vas a la playa tenés que usar shorts. No hay otra forma. La temperatura en Gaza no puede ser tan diferente de los veranos calurosos que pasé en Israel. Entiendo que las mujeres no pueden usar bikini. ¿Qué pasa ahí en verano? ¿Cómo es para la gente en general, no sólo para los gays?

Podés usar shorts. Todos los hombres usan shorts en la playa, pero sólo en la playa. Si los usás casualmente por la calle del pueblo, todos van a hablar. Y hay límites para el largo de los shorts. Están los muy cortos que no podés usar, los normales que podés usar en la playa, y los que llegan debajo de la rodilla que podés usar en cualquier lado.

H.G.: Bermudas, no sé si ahí también las llaman así.
E.B.: Como pantalones cargo cortos. Hay algo que quería preguntarte sobre las lesbianas porque en Occidente hay un tipo en Instagram que es gay, Daniel-Ryan Spaulding. Él acuñó el concepto “power gay”. Viajó mucho a Israel y constantemente critica a las “lesbianas enojadas” de Occidente que según él se radicalizaron por el movimiento yihadista global. Es como si las lesbianas enojadas en Occidente no conectaran con las lesbianas en Gaza. ¿Qué pensás sobre todo el movimiento LGBTQ occidental que se radicalizó por Palestina libre?

Esta es una pregunta importante. Primero tengo que decir algo que me olvidé de responder. La mayoría de las cosas que el movimiento gay y la liberación LGBT lograron en Occidente no se pueden aplicar acá en Gaza. Necesitamos crear nuestra propia imagen y nuestras propias reglas sobre cómo vivir libres, porque no podés vivir con el 100% de libertad como viven en Nueva York. Pero sí podés vivir con cierto grado de liberalidad acá. El problema es que siempre queremos aplicar las reglas occidentales y blancas. Las cosas que funcionaron en Occidente no pueden funcionar completamente acá.

La conexión entre las lesbianas en Europa y Occidente con las lesbianas de acá no existe porque allá son extremadamente liberales y acá no pueden serlo. Cuando alguien le dice a una mujer que se quite el hijab, también es una forma de control. No podés decirle a una mujer en Egipto, Palestina o cualquier otro lugar que use una remera con la bandera arcoíris o cualquier símbolo queer.

E.B.: ¿Ves gente con piercings como en Occidente? Los piercings se pusieron muy de moda y a veces mientras más tenés, más radical sos.

Me encantan los piercings y me encantaría tener uno, pero cuando lo pensé en Estambul, supe que tendría que sacármelo antes de volver a Gaza porque no podés tener piercings acá. Podés hacer lo que quieras, pero te van a juzgar y podrían atacarte verbalmente. Incluso podrían atacarte físicamente si actuás como queer. Todos están bajo presión y volviéndose más conservadores que antes.

Hablemos de antes de la guerra. Podés usar piercings en Gaza siendo hombre o mujer. Si te hacés un piercing en la nariz, algunas personas lo van a cuestionar, van a hablar y juzgarte. Pero los piercings en las orejas y otros lugares están bien. Ya sería demasiado hacerte un piercing en la lengua. Nunca vi uno en Gaza y creo que todos lo juzgarían. Pero me encantaría que alguien lo haga, que alguien rompa la cadena y suba la foto a sus redes sociales. Me encantaría que hubiera más exposición sobre estas cosas en Gaza.

E.B.: Volviendo a las lesbianas enojadas de Occidente, quería saber qué pensás. ¿Creés que están ayudando con estos discursos enérgicos y, desde mi perspectiva, muy antisemitas? ¿Están haciendo algo positivo para la gente en Gaza o están empeorando las cosas?

Esta es una de las cosas que realmente no sé cómo responder porque si miramos el mundo actual, está dividido en dos: propalestinos y proisraelíes. Los proisraelíes llaman antisemitas a los propalestinos. Los propalestinos llaman sionistas a los proisraelíes como si fuera una mala palabra.

Es una división enorme la que está ocurriendo. Respecto al movimiento gay por Palestina, están haciendo su trabajo como propalestinos. Me gusta que se vea que incluso los gays apoyan a los civiles que están siendo asesinados. Pero ¿realmente importa tanto clasificar por sexualidades y géneros quién apoya la causa? Al final se trata de ser humano. Podemos hablar de nacionalidades: británicos apoyan esto, estadounidenses apoyan aquello. Eso es algo común con las nacionalidades, pero ¿sexualidades? No lo sé.

Están apoyando a Palestina y como palestino te agradezco por eso. Pero dijiste que están siendo antisemitas. Vi algunos posteos en X y yo mismo los señalé como antisemitas. No sé por qué la gente se vuelve tan agresiva, pero si podés decirme, Ezequiel, ¿por qué los ves como antisemitas?

E.B.: Es una buena pregunta de tu parte. Nunca tuve la oportunidad de expresarlo abiertamente. Hay un pequeño país con el que estoy conectado. Hay una ciudad llamada Jerusalén. Hay una montaña llamada Monte Sion. Y ahí empieza el sionismo. Cada vez que camino por las calles de Jerusalén, siento una conexión fuerte que dice “pertenecés acá”. Soy argentino, viví en Argentina toda mi vida, hablo español como lengua materna. Pero esa conexión es algo que millones de personas en este planeta quieren negar, negarme el derecho a mí y a cualquier judío de los 15-16 millones que somos, de tener un país propio en un lugar donde solíamos existir.
Se involucran en este apoyo al más débil y dicen que los palestinos la están pasando mal. Nadie quiere que la gente muera, la guerra es horrible. Pero adoptan esta posición de superioridad moral hacia este pequeño grupo de personas —considerando todo el planeta— y no aceptan que existimos desde antes, que tenemos derecho a existir y regresar si queremos, o quedarnos en los países donde nacimos después de 2.000 años de diáspora. Eso me parece antisemita. No quieren que yo exista. No quieren que este país exista como cualquier otro país.
Cuando se trata de estos dos pueblos, los palestinos o los árabes que se reconocen como palestinos árabes, estoy completamente de acuerdo con vivir lado a lado. De hecho, disfruto mucho participar en conversaciones árabes. Ojalá pudiera aprender más árabe para intercambiar conceptos e ideas en ese idioma. Pero en el momento en que alguien quiere destruir eso o negarlo, no puedo entenderlo de otra manera que no sea antisemitismo: no quiero que existas, no quiero que tu país exista. Entonces van a seguir reproduciendo propaganda sobre que nunca exististe ahí, que nunca fuiste un pueblo, que sos una entidad extranjera, que sos parte de una conspiración de poder. Ojalá fuera parte de una conspiración de poder porque me haría la vida más fácil.
No es sobre enojarse por lo que Israel hace bien o mal, o lo que creo que Israel hace bien o mal, o Netanyahu o quien esté a cargo. Tiene que ver con esa cosa central. En el momento en que alguien niega mi derecho a existir, lo siento así. Y el derecho de este país a existir y defenderse. No es que cada vez que encuentro a alguien criticando a Israel voy a gritar antisemita. Lo siento como una defensa personal. Necesito decirlo en voz alta.
Creo que tiene que ver con que somos sólo 15 millones. En el momento en que alguien realmente quiera destruirnos… Ahora tenemos a Israel, pero ya pasó antes y sigue pasando, y nacemos y crecemos con ese conocimiento. Aceptamos que existe esta caricatura del diablo con cuernos y cola puntiaguda porque la mayoría de la gente nunca llega a conocer a un judío real. Para nosotros, a veces hasta es gracioso.
Después de conocer al monstruo, eso es algo que me gustaría preguntarte. ¿Cuál es tu relación con judíos o Israel? ¿Tuviste la oportunidad de compartir comidas, salir, cenar?

Dato interesante sobre mí: antes de venir a Gaza, dos meses antes de la guerra, trabajaba en una empresa judía en Estambul. La mayoría de mis colegas eran judíos turcos, judíos chipriotas, judíos ucranianos y algunos israelíes. Pocos israelíes. El resto eran judíos de Rumania y Grecia. Todos hablábamos en inglés. Vivíamos felices. Nunca mencionamos Gaza, para ser honesto, y yo nunca mencioné a Hamás. No me interesaba Hamás para nada. Viví con ellos acá en Gaza por muchos años. Apenas salí, decidí dejar todo eso atrás. Y la ironía es que volví justo para vivir toda la guerra causada por Hamás.

Si esta lucha es una defensa de 70 años o sólo un ataque, no quiero poner etiquetas como dije y mi opinión no importa mucho acá. No estoy dispuesto a expresar mucho sobre el 7 de octubre. Lo rechazo. Rechazo ese día. Rechazo toda la violencia que ocurrió, tanto como rechazo todos los bombardeos que aún continúan acá. Rechazo todo tipo y forma de violencia. Esto es algo que podés esperar de un gay con varias capas de opresión.

También empecé a hablar con israelíes, dos personas, un año antes de la guerra. Por suerte conocí a Hugo en un grupo llamado Mission Mitzvah. Descubrí un lugar que habla de paz, de ayudar a otros y buscar buenas acciones. “Mitzvah” significa hacer el bien sin importar la recompensa, según lo que leí. Fue hermoso encontrar a Hugo, encontrar a las otras mujeres judías en el mismo grupo, todos dispuestos a ayudar a nuestro amigo en Gaza junto con cuatro israelíes que también están ayudando. Son todos judíos de dentro y fuera de Israel dispuestos a ayudar. Esto me hizo creer que hay gente que busca la paz tanto en Israel como acá.

Recientemente hubo gazatíes levantando fotos de niños que murieron, niños israelíes. Esto también le muestra a la gente en Israel que hay pacifistas acá en Gaza. Tomar conciencia de que hay gente buscando la paz y gente dispuesta a cruzar al otro lado sin ver monstruos es algo que realmente me conmueve y conmueve a mucha gente acá, haciéndonos sentir que la paz es posible.

Solía creer que no hay justicia sin paz, pero últimamente repetir ese eslogan se volvió algo tóxico. Hablé con una cineasta israelí de Ramat Aviv. Me dijo que está dispuesta a hablar de paz sin hablar de paz. Queremos hablar de la conexión entre israelíes y gazatíes sin entrar en lo que realmente necesitan. Sólo hablaremos de las fronteras y la libertad de vivir libres. No estamos hablando de gobiernos ni nada de eso.

Le dije que cantar “Sin justicia, no hay paz” hace que la búsqueda de paz sea condicional y la vuelve muy difícil. En otras palabras, superemos todas las cosas que pasaron. Sé cuánto escaló y se complicó todo, pero superémoslo de una vez por todas y empecemos a hablar sobre lo que vendrá.

Cada vez que un israelí y un palestino hablan, sacan a relucir la historia. Hace una hora, Hugo y yo estábamos chateando por WhatsApp y hablamos justamente de eso, de historia. Y traer la historia siempre complica todo. No estoy negando el derecho de la gente a volver. No estoy negando a los israelíes que vinieron a Palestina hace años después de la diáspora. No niego nada de eso. Pero simplemente no hablemos de eso. Hablemos de paz. Hablemos de cómo vamos a hacer que Palestina sea Palestina otra vez e Israel sea Israel otra vez, ambos países.

Si se llamaba Israel, si se llamaba Palestina, tenía ambas naciones viviendo dentro. Podemos compensar a las personas que sufrieron violencia. Podemos compensar a las personas que vivieron dentro de Gaza y enfrentaron todo esto. Podemos compensar a los israelíes que perdieron a sus seres queridos. No sé cómo, no podemos traer a la gente de vuelta, pero podemos compensar de alguna manera sin hablar de historia. Pero si vamos a seguir diciendo Nakba y Nakba y Nakba, nunca vamos a tener una solución de dos Estados o un Estado o cualquier tipo de Estado.

E.B.: Te escuchaba y pensaba en el poder de las palabras, todo el reclamo de “Palestina libre”. Si lográramos cantar “paz para Palestina” o “paz para Israel”… Usás la palabra paz y yo nunca uso la palabra paz. No la usé en los últimos dos años. Creo que como decís, si seguimos trayendo cosas del pasado, habrá un punto donde los políticos van a seguir atados a la historia para negociar y traer un acuerdo que no le va a gustar a nadie, pero será el mejor acuerdo posible mientras tengamos cierta simetría entre lo que necesitamos para una vida digna y lo que la gente en Palestina necesita para una vida digna.
Creo que todavía hay algo que tiene que pasar en la sociedad palestina para hacer cosas como esta, como participar en una conversación con alguien del otro lado. Como judío no corro ningún peligro y un israelí tampoco, pero vos estás en peligro ahora mismo. Por eso realmente te agradecemos por ser tan valiente al conectarte con nosotros. ¿Qué pensás? ¿Qué cambios necesitan impulsarse dentro de la sociedad palestina o de Gaza para participar en la paz?

Primero, me gustó mucho que reformularas a “Paz para Palestina”. La gente que canta “Palestina libre” lo complicó más. Me encantaría tener una Palestina libre. Soy palestino al fin y al cabo. Pero decir “Liberar Palestina hasta que Palestina sea libre” lo vuelve más complejo porque desde mi perspectiva quiero que Palestina sea libre. Eso es cierto. Pero la gente ahora piensa en Palestina como toda la tierra [del río al mar].

Si pensamos en cómo sería libre, si hablamos de una solución donde habrá áreas palestinas como la Franja de Gaza, Cisjordania y otros lugares para palestinos sin asentamientos, sin prisiones israelíes, entonces dejarían de decir “Palestina libre”, ¿no? Pero ahora cuando dicen “Palestina libre” se refieren a toda la tierra. Entonces tendría que cambiar sutilmente a algo como “paz para Palestina”. Podría ser una buena expresión porque “Palestina libre” es un concepto muy amplio. O expulsamos a todos los judíos, todos los israelíes de Palestina para hacer Palestina libre —que es toda la tierra de la que hablan—, o vamos por la segunda solución que es más factible: crear áreas para que los palestinos vivan dentro de Palestina y hacer la solución de dos Estados.

Si eso pasa, la gente dejaría de cantar “Palestina libre” si empezaran ahora con “paz para Palestina”. Aplicar la paz es el primer paso. El segundo paso es lograr la solución de dos Estados. Pero con esto, cada vez que se retiran de un lugar en Gaza o cualquier otro lugar, los palestinos árabes dicen que no van a atacar. No sé si hay acuerdos de paz que realmente sean un compromiso para que las dos naciones no se ataquen, pero siempre hay una violación en cada acuerdo.

En conclusión, “paz para Palestina” es algo que tiene que aplicarse antes de pensar en una Palestina libre. Porque “Palestina libre” es un concepto muy amplio y lo complica, porque todo el mundo está esperando y cantando por la liberación de los palestinos en términos de tener su propia tierra, toda Palestina sin ningún israelí, sin ninguna presencia israelí. Y como sabemos, había judíos árabes y judíos ingleses, tal vez judíos griegos también, judíos rumanos en Palestina viviendo bajo el Imperio Otomano. Así que todavía podemos vivir juntos. Esto es algo clásico que todos dicen. Todavía podemos vivir juntos dentro del mismo país.

Pero no estamos hablando de eso, estamos hablando de justicia para los israelíes del 7 de octubre o Palestina libre y derecho al retorno por la Nakba. Todo esto ya pasó y estoy reforzando la idea de superar todo esto para encontrar paz. Me encantaría que mis amigos del Reino Unido pudieran visitar Gaza tal como vos visitás Jerusalén desde Argentina. Esto nunca va a pasar sin un Estado, y un Estado nunca va a existir sin llegar primero a la paz.

H.G.: No diría que no va a pasar sin un Estado. Soy agnóstico en términos de cuántos Estados necesitamos para tener paz. Me gustaría volver a tu experiencia cultural y tu conocimiento de la sociedad para que nos pintes una imagen de las diferentes capas que hay tanto en Gaza como en Cisjordania, los árabes de 1948. Entiendo que tus abuelos nacieron en el sur de Gaza incluso antes de 1948, lo que llamamos Miljémet HaShijrur o la Guerra de Independencia, y que los árabes comenzaron a llamar la Nakba, que fue la tragedia de perder con cinco ejércitos contra el Estado de Israel. Luego fue adoptada por los palestinos para representar el desplazamiento. Pero originalmente fue creada por un nacionalista sirio para expresar cómo pudieron fracasar contra estos perdedores.
Quería entender: tus ancestros son del sur de Gaza. Eso probablemente cambió mucho. Pero entiendo que el sur de Gaza no es tan rico como el norte y por lo tanto podría haber cierta discriminación. Como “yo soy del norte, vos sos del sur”. ¿Y cuántas capas de sociedades diferentes quedan? También tenés clanes, tribus, familias que han estado ahí durante siglos y tenés gente que llegó por las guerras. Y después Gaza versus Cisjordania, sé que no necesariamente se llevan muy bien. Cisjordania mira diferente a los gazatíes y viceversa. ¿Podés pintarnos un panorama de lo que llamamos la sociedad palestina?

Tenemos un mosaico de diversidades acá. La suspicacia y división no es tanta. Existe ese tono de decir “vos sos del sur y yo soy del norte”. Existe el tono de “vos sos un refugiado de 1948 y yo soy originalmente gazatí”. No tenemos gente de 1948 viviendo acá. Tenemos algunas personas de Cisjordania que vivieron acá pero ahora son consideradas gazatíes. Todos en Gaza son considerados gazatíes en este momento.

Pero hace 20 años había personas que no dejarían que su hija se casara con alguien que no fuera originalmente gazatí por cuestiones de herencia, tradiciones y otras cosas. Podríamos hablar de eso, pero realmente nos haría quedar mal. Hay diversidades según el lugar, los orígenes e incluso el acento. El acento es diferente. Algunas personas te juzgan según el acento. Consideran que tal acento es vulgar, tal otro es genial, tal otro es elegante.

H.G.: ¿Cuál es el acento de clase alta?

En mi opinión, el acento de Jerusalén es una delicia. Me gusta mucho. El acento gazatí también es encantador. Dentro de la Franja de Gaza tenemos como ocho o nueve dialectos. La gente de Al-Rimal, donde estoy actualmente en la ciudad de Gaza, tiene el acento más agradable de escuchar. Es el acento elegante, como dicen. Y hay diferentes acentos desde el norte hasta las áreas del centro, las áreas del sur, las del sureste. La gente podría clasificarlos desde el peor hasta el mejor acento. “Mirá, habla como la gente de Al-Rimal, parece de la ciudad de Gaza”, dirían.

Solía dar un taller llamado «La diversidad de esta comunidad» en 2017. El Gobierno, nuestros paranoicos hamsawis [miembros de Hamás], me hicieron dejar de dar esta conferencia porque hablé primero sobre refugiados y gazatíes y apellidos familiares. Al final hablé sobre Fatah y Hamás. ¿Por qué no debería haber diversidad? Ahí fue donde me detuvieron y me acusaron de whitewashing porque la Autoridad Palestina es mala para Hamás, a Hamás no le gusta Fatah en absoluto. Dijeron que estoy haciendo whitewashing y dejando bien parado a Fatah. Me obligaron a dejar de hacerla.

Después di el taller una vez más y me obligaron a abandonarlo porque hablé sobre los orígenes de los gazatíes. Mis abuelos vinieron a Gaza hace 480 años desde Arabia Saudita. Así que estaba diciendo que si vamos a hablar de refugiados en la Franja de Gaza, eso significa que yo soy un refugiado. Salí de Gaza y eso significa que nadie que viva actualmente en la ciudad de Gaza es refugiado porque llevan viviendo 70, 80 años. Ya no son refugiados. Son ciudadanos de Gaza tanto como yo soy ciudadano de Gaza. Fui refugiado hace 400 años. Ahora soy ciudadano y ellos son lo mismo viviendo acá.

Me dijeron que dejara de hablar de esto porque da la idea de que no todos los gazatíes son de Gaza. Y esto es algo comprensible para mí y para cualquier académico, para cualquier persona civilizada. Es algo que debe entenderse: hay personas que van a Estados Unidos, obtienen la ciudadanía y ahora son estadounidenses. Esto deberíamos entenderlo acá también. Pero no lo comprenden. Dicen que esto quita mi identidad como palestino, como gazatí. Me dicen “no, te está quitando tu identidad. Dejá de decir de dónde venís”.

Solía decir que está escrito en el libro de mi familia. Vinimos de ahí y así es como nos reagrupamos desde Jordania, Arabia Saudita, otros lugares y Egipto. Todos vinimos a la Franja de Gaza y éramos dueños del pueblo. Hace 480 años, si viniera otro apellido familiar, el pueblo no existiría. Es nuestro. Perdón por decir “nuestro” porque somos dueños del apellido familiar; no nosotros, no mi familia directa, sino que el apellido familiar posee una gran área del pueblo.

Realmente querían falsear la historia mientras yo sólo lo usaba para resaltar el derecho de los refugiados a vivir acá como gazatíes sin ser etiquetados como refugiados, pero no funcionó.

H.G.: Lo que los hamsawis no querían escuchar era que tu familia llegó hace 400 años.

Sí. No querían que hablara de esto en público.

H.G.: Esperaban que dijeras que estuviste acá desde la época de Jesús. “Mi familia estuvo acá y Jesús era palestino”. Ese tipo de narrativa.

Sí. No esperan que diga públicamente que no todos los gazatíes nacieron y se criaron con sus bisabuelos originalmente en Gaza. Vinieron de otros lugares. Y esto es lo lógico. Esto es lo que es. Todos vinieron de otro país para vivir en este país y se convirtieron en ciudadanos. Así pasó en todo el mundo.

E.B.: Es un contraste interesante con lo que pasa con los judíos e israelíes. Estamos orgullosos de nuestros orígenes y tratamos de descubrir nuestras raíces y qué tan lejos podemos rastrearlas, porque estamos hablando de milenios. No lo ocultamos. No hay gobierno que nos presione para ocultarlo. De hecho, tenemos instituciones haciendo investigación, acumulando información y preservando la memoria.
Creo que cuando pintás a Hamás así, esto es algo realmente poderoso en lo que podemos estar de acuerdo ambas partes: que Hamás se convirtió en un obstáculo muy complicado para la paz, independientemente de quién esté en el poder en Israel. El movimiento por la paz se redujo después del 7 de octubre porque las personas en los kibutzim que fueron masacradas eran los pacifistas. Pero creo que mientras Hamás retenga el poder, va a ser complicado. No sólo por lo que tienen contra los israelíes o judíos, sino por la forma en que retratan y quieren enmarcar la historia palestina. ¿Cuál es tu opinión sobre eso?

Si vas a hablar de resistencia, no de terroristas, la resistencia es una ideología que me gusta. Realmente me gusta leer sobre la historia de la resistencia en Sudáfrica, en Francia especialmente. Toda esa historia es realmente fascinante. Pero Hamás pasó de ser un movimiento de resistencia, en mi opinión —esto no es algo a favor de la Autoridad Palestina y sé que va a ser publicado por ustedes, pero es sólo la opinión individual de alguien que no es político y no le importa la política—. Pasaron de ser un movimiento de resistencia a convertirse en este movimiento que es débil con la identidad.

Si hay un hamsawi hablando sobre el derecho a defenderse, el derecho a recuperar la tierra y todo eso, entonces tiene que ser lo suficientemente fuerte para hacer cumplir sus reglas y tiene que ser lo suficientemente valiente y auténtico para reconocer de dónde vino. Pero no lo están haciendo. Están cerrando y clausurando cada espacio que habla sobre nuestros orígenes, de dónde vinimos y cómo podemos lidiar con esto. Sólo quieren decir que en 1948 alguien vino y tomó la tierra que es nuestra. Pero ¿de dónde vinimos antes de 1948? No van a discutir eso ni van a admitir que todos vinimos de otros lugares e hicimos nuestros pequeños asentamientos que se convirtieron en pueblos, toda la idea de mudarse a un nuevo lugar y establecer tu civilización ahí.

Están cambiando. Nunca reconocí ni dije que son un movimiento de resistencia. Espero que ningún palestino escuche esto, pero nunca dije que son un movimiento de resistencia. Siempre pensé en ellos como políticos que obtienen ganancias políticas de todo este conflicto. Por supuesto, no puedo hablar mal de los miembros de la resistencia. Son personas a las que ustedes llaman terroristas, pero sólo están alimentados por la idea de resistencia y liberación, y están haciendo su trabajo según las cosas con las que fueron adoctrinados.

Todo lo que digo es que no lo están tomando como deberían. Si fueran lo suficientemente fuertes en su identidad, si fueran lo suficientemente fuertes con su trasfondo, con la ideología, con todo, no estarían tan intimidados por una idea, por alguien que trae la idea de mis ancestros y de dónde vine. Honestamente, no estaba tratando de ser diferente o traer algo controvertido en ese momento en 2017, pero aun así cerraron todo el proyecto, todos los talleres. Primero no querían que hablara de ancestros y segundo no querían que hablara de Hamás, Fatah y la presencia de otros partidos. Es una exclusión de cualquier diversidad, de cualquier cosa diferente, y ahí es donde vino el error. Ahí es donde todo empezó a colapsar, en mi opinión.

Si se sienten intimidados por estas pequeñas ideas y estas pequeñas cosas, entonces significa que no son lo suficientemente fuertes y su identidad no es fuerte en absoluto. Esta es mi opinión al respecto.

H.G.: La idea de resistencia, olvidate de la parte del terrorismo, pero hablemos de la idea de resistencia y nombrar una operación Tufán Al-Aqsa (Inundación de Al-Aqsa) con el objetivo de llegar a liberar Al-Aqsa o Jerusalén como la llamamos. Fracasaron en hacerlo en todas las ocasiones que lo intentaron. Había un plan integral para lograr este objetivo e incluía no sólo Gaza sino también desde el norte, y falló por diferentes razones. En tu conversación con personas que son parte de este movimiento de Hamás, ¿sentís que hay algún cambio de mentalidad con respecto al éxito? Ni siquiera estoy juzgando la idea, querían conquistar Jerusalén, no pudieron. ¿Reconocen que fallaron? ¿Hay algún cambio de mentalidad con respecto a su capacidad de ganar algo por la fuerza?

Podría sonar sarcástico, pero no lo soy. Sólo te estoy dando la narrativa como la vi. En el primer mes de la guerra, estaba esta persona que también era un pariente. Yo preguntaba sobre la electricidad, ¿por qué no se puede vender? Y estaba haciendo preguntas sobre por qué el Gobierno no se encarga de esto y aquello en lugar de preocuparse tanto por las relaciones públicas y todas las cosas de las que se preocupaban en ese momento. Y él decía “¿qué podemos hacer? No podemos hacer nada. ¿No ves?”. Y pensé que desde adentro quería gritar y decir “¿qué hicimos?”. Así es como lo sentí.

Después del primer alto el fuego, segundo mes de la guerra, comenzaron a mostrar cuán fuertes son y cuánto se puede resolver. Y luego, estaba presionando a alguien de ellos. Tuvimos sexo. Estoy diciendo esto en público. Y después, comenzamos a hablar y le hice la pregunta: “¿Creés que todo lo que pasó está bien? ¿Y creés que nos va a llevar como palestinos a algún lugar bueno?”. Y dijo: “No creo que esto nos lleve a ningún lugar bueno” y ambos nos reímos. Fue un testimonio que no puedo olvidar.

Recientemente sólo estaban diciendo que Netanyahu tiene miedo de la Corte, Netanyahu está alargando la guerra porque no quiere ir a la Corte, y Smotrich y Ben Gvir sólo quieren asustar a todos, poniéndose intimidantes. En otras palabras, están diciendo que nada de esto es real. Esta gran negación y esta retroalimentación en sus pequeñas reuniones… También estoy familiarizado con una de ellas. Estuve ahí, dije hola, fui invitado. Presencié tres minutos y no pude aguantar más, simplemente me fui. Había creo ocho personas, estaban tomando té y hablando pacíficamente sobre cómo deberían reaccionar, cómo deberían hablar, su tono dentro de la sociedad para hacer que todos toleren esta pesadilla, para hacer que todos sean más pacientes. La misma narrativa que muestra Al Jazeera.

Estaban hablando de esto y me di cuenta de que realmente no lo están tolerando, pero muestran que sí. Así que el primer testimonio fue de mi primo, el segundo de mi amigo y el tercero fue muy reciente. Hablé de eso con Hugo. Estaban diciendo cosas como “estamos perdiendo miembros de la resistencia, estamos perdiendo recursos y creo que ahora podemos ir a la mesa de negociaciones”. Y cuando dijo eso, pensé: “¿no podrías haber pensado en eso y hablado con tus amigos, tus colegas sobre ir a la mesa de negociaciones mucho antes?”.

También le pregunté a alguien si está dispuesto a quedarse en Hamás después de la guerra. Dijo: “No, apenas se abran las fronteras, me voy”. Y pensé: “Está bien, entiendo”. Y muchos de ellos piensan lo mismo. No dijeron directamente “¿qué hicimos?”, pero así es como lo sentíamos. Muchos de ellos dijeron que van a huir de Gaza.

Algunos culpaban a sus comandantes, decían cosas como “¿por qué diablos hizo eso? Podría haberlo hecho de otra manera”. Estoy hablando de comandantes de área, no como Sinwar o alguien así, áreas pequeñas.

Se estaban criticando entre ellos. Había un conflicto dentro del conflicto acá en la Franja de Gaza. Mientras más están bajo presión, más atacan a los ladrones, atacan la explotación sexual, atacan muchas formas de comportamientos que surgen debido a la presión causada por el 7 de octubre. Para curar, sanar, procesar y lidiar con estos comportamientos, tenemos que considerar que hay presión causada por el Gobierno y ahora el Gobierno está tratando de resolver el problema que ellos mismos crearon. Es algo complicado, pero lo que digo es que están dirigiendo su ira al lugar equivocado. Eso es porque están bajo presión y no pueden expresar su ira entre ellos. Este amigo que critica a su comandante frente a mí, no puede hacerlo frente a su comandante.

E.B.: Cuando enfrentamos un régimen autoritario paranoico, es realmente complicado porque se agrieta desde adentro. No es como si tuvieras un proceso de autocrítica abierto. Probablemente vamos a ver algo como un colapso en lugar de una evolución. En cualquier caso, deshacerse de Hamás creo que es beneficioso para todos.
Siento que podríamos seguir mucho tiempo más hablando de otros temas. Pero para mí, de humano a humano, primero que nada, gracias. Gracias por tu tiempo. Gracias por tu valentía. Como dije, para nosotros es gratis. No estamos poniendo nada en riesgo. Tal vez alguien se enoje en sus redes sociales. Pero para vos, puedo sentir que estás poniendo algo serio en juego.
Una vez más, gracias, shukran, muchas gracias. No sé si vamos a poder hacer varias charlas con vos, pero que esta sea la primera de muchas conversaciones porque estoy bastante seguro de que va a inspirar a otras personas en la región y esperemos que en el planeta, porque de esto se trata. Se trata de intercambiar puntos de vista y conocer de dónde viene cada uno y la historia, y no dejar que la historia esté por encima de lo que sentimos. Y esto es una mezcla de traducir todo eso a nuestros líderes y políticos.
Esperemos que podamos vivir tiempos de paz y tal vez conocernos, no sé, en Tel Aviv o en una nueva ciudad de Gaza reconstruida, usando shorts sin que nadie nos vigile. No sé, Hugo, si querés compartir algunas palabras para cerrar esto y liberar a Adam de nosotros al menos.
H.G.: Sólo iba a decir tasharrafna [“un honor haberlo conocido”] y adelante Adam, con las palabras de cierre.

Muchas gracias de mi parte. Me gustaría decir que no estamos culpando a nadie acá. Estamos parados en el área gris. No estamos poniendo ninguna terminología. No estamos poniendo ninguna etiqueta. Y como dijiste, no deberíamos ignorar nuestros sentimientos y ahí es donde empecé. Puede sonar extraño, pero sentí empatía con los tipos de Hamás acá porque no sé, están en problemas, y todos acá en la Franja de Gaza quedamos involucrados en este problema, podríamos decir.

Así que empecé con mis sentimientos y cómo debería proceder. Al empatizar con el Gobierno acá y los miembros del Gobierno, también empecé a empatizar con la gente de Israel. Ahí es donde empecé a hablar. No ignorar nuestros sentimientos como israelíes y palestinos es algo realmente importante. La búsqueda de paz se puede hacer parándose primero en el medio, justo en el área gris, en lugar de tomar un lado. No estoy ni en la derecha ni en la izquierda. No pienso estar en ninguno de ellos actualmente y no apoyo a ninguno porque ambos, en Israel y Palestina, están tratando de hacer que su proyecto político tenga éxito y no se trata de los civiles. Esto es lo que esta guerra en particular nos mostró a todos: que los civiles no son realmente la causa de esto.

Estoy muy contento de que me hayan invitado. Estoy muy feliz de que estemos acá. Podemos hacer también la parte dos, parte tres. Podemos inspirar.

Vine acá para inspirar. Sé que hay más israelíes y judíos leyendo que musulmanes y árabes, creo. Esperaba inspirar a algunos de ellos a mirar a la gente de la Franja de Gaza de una manera diferente. Espero que esto funcione y gracias una vez más.

H.G.: Gracias. Shukran. Todah.

Todah rabah.

 

Esta es una desgrabación del episodio 5 de la 5ta temporada del podcast Goy Friendly. Lo podés escuchar acá.

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Ezequiel Baum

Economista especializado en educación financiera. Autor de Ordená tu Economía (Aguilar).

Hugo Glagovsky

Licenciado en Sistemas de Información de las Organizaciones (FCE-UBA) y Analista Programador (ORT). Trabaja desde 2003 en consultoría de sistemas.

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