La abolición del Estado es una simplificación seductora frente a la catástrofe K, pero engañosa e impracticable. El rol de la oposición responsable es desarmarla y proponer otra cosa.
La aprobación de Milei se mantiene alta a pesar del ajuste y la recesión porque una parte de la sociedad conserva la esperanza de que, esta vez sí, la inflación será controlada.
El Gobierno aún es joven y cuenta con apoyo popular, pero ya aparecieron los primeros signos de cansancio. Queda esperar que alcance la madurez y abandone los dogmatismos como un adulto.
Dado que no tenemos un Adenauer o un De Gaulle en espera, elijo aportar lo poquito que puedo para que sea su gobierno, que va bastante en la dirección correcta, sea lo mejor posible.