Tanto el gobierno como la industria del cine sobreactúan sus demandas y exageran el conflicto para quedar bien con los suyos. El resultado final probablemente termine a mitad de camino.
Algunas activistas feministas quieren instalar que son perseguidas en la Argentina. No es cierto. La única verdad es que su agenda ya no representa a casi nadie.
Los científicos le marcan la cancha al Gobierno, pero ignoran cómo funciona la economía y que no hay fondos para nadie. El Gobierno, a su vez, debería tener un plan de ciencia, por ahora invisible.