Tribuna

Gran Turismo

La industria turística debe tener un rol central en el desarrollo de la Argentina. Por eso es indispensable dejar de verla sólo como un complemento de otras políticas.

La dirigencia política argentina suele concebir al turismo como un sector económico relevante, pero secundario. Existe una tendencia a proyectar estrategias de desarrollo “aspiracionales” donde el sector ocupa un lugar, en el mejor de los casos, complementario. Sin cuestionar la importancia central de sectores como el agro-bio, la energía, la minería sustentable y la economía basada en el conocimiento, este razonamiento dominante tiende a hacernos perder de vista el rol central y epidérmico que el turismo podría representar para nuestro país.

En concreto, en la Argentina, el turismo tiene la potencialidad para convertirse no sólo en uno de los motores centrales del desarrollo del país, sino paralelamente en uno de los eslabones fundamentales para la solución a los arraigados problemas estructurales: el desarrollo federal, la falta de divisas y el empleo. En otros términos, necesitamos dejar de pensar el turismo como un complemento al éxito (o no) de otros sectores, para poder jerarquizarlo en el proceso de formulación de política públicas. Tenemos nuestra vaca viva (la pampa), nuestra vaca azul (el mar), nuestra Vaca Muerta. Empecemos a entender que también tenemos nuestra “vaca turística”.

Desde el punto de vista federal, el turismo es una actividad que se extiende desde La Quiaca a Ushuaia, con capacidad real para descentralizar y desconcentrar la actividad económica. El 60% del empleo turístico se genera fuera del AMBA. Pocas actividades tienen semejante capilaridad federal. Si en el siglo XIX “gobernar era poblar”, en el siglo XXI “gobernar es desconcentrar”. Para ese objetivo no existe mejor maridaje que “turismo y federalismo”.

Si en el siglo XIX “gobernar era poblar”, en el siglo XXI “gobernar es desconcentrar”. Para ese objetivo no existe mejor maridaje que “turismo y federalismo”.

El turismo también es ingresos de divisas y generación de empleo. La Argentina históricamente ha tenido sectores económicos y productivos que han aportado al ingreso de dólares, pero no siempre a la generación de trabajo. Por su parte, ha habido sectores que han generado empleo, pero sin aportar divisas al país. El turismo, al igual que los servicios basados en el conocimiento, rompe con esa dicotomía. La potencialidad del turismo receptivo está claramente suboptimizada, pudiendo aportar al país cientos de millones de dólares adicionales a los 5.000 millones anuales que hoy ingresan, muchos de ellos sin reflejarse en las reservas del país a causa de la brecha cambiaria producida por la inestabilidad macroeconómica.

Según los datos del INDEC, el turismo genera 1.200.000 empleos, el 6% del total del país. No sólo es importante desde lo cuantitativo, sino que el empleo del sector es fundamental desde lo cualitativo, en dos aspectos. En primer lugar, rompe con el problema del acceso al trabajo de los jóvenes y las mujeres. En segundo lugar, también puede ser un motor de inclusión para sectores que se han visto excluidos del mercado laboral formal en las últimas décadas, mediando procesos de capacitación que faciliten la empleabilidad.

Ahora bien, en términos comparados a nivel latinoamericano nuestro desempeño está lejos está de ser sobresaliente. Según el Índice de Desarrollo de Viajes y Turismo 2021 elaborado por el Foro Económico Mundial, Argentina bajó del puesto 54 al 59 del ranking de 117 países, ubicándose por debajo de México, Costa Rica, Chile, Brasil, Uruguay y Colombia. Teniendo tanto potencial, la gran pregunta es qué nos falta, ¿Qué impide que el Turismo salga de su expansión y retracción espasmódica y se convierta definitivamente en uno de los pilares del desarrollo federal, inclusivo y abierto al mundo de la Argentina?

Cuatro factores fundamentales

En mi discurso en el acto inaugural de la FIT (Feria Internacional de Turismo) señalé que el abordaje debe ser tripartito y darse de manera integral. No son suficientes los distintos anabólicos (estimular la demanda) que desde la política le podamos dar al sector. Necesitamos cambios de fondo y estructurales. Tenemos que discutir un modelo de país a partir del cual abordar y transformar los tres pilares necesarios para que Argentina deje de ser una promesa y se transforme en una potencia turística mundial.

En primer lugar, necesitamos una revolución de los cielos. Sin conectividad no hay actividad turística plena, solo esporádicos y discontinuos desplazamientos. Entre 2015 y 2019 con distintas políticas se logró reestructurar el mercado aerocomercial al punto de que 2019 fue el mejor año de la historia en cantidad de pasajeros transportados. Según datos de la ANAC de 2019, más de 16 millones en vuelos de cabotaje y más de 14 millones en vuelos internacionales. Desde el 2020, esa política inexplicablemente fue desmontada.

En segundo lugar, precisamos una revolución en la infraestructura turística. Es imperioso la valorización y recuperación de entornos naturales, hotelería, gastronomía, logística, aeropuertos, rutas (un sistema interconectado de autopistas), señalización. Necesitamos modernizar los servicios turísticos incorporando las soluciones que nos brindan los últimos avances tecnológicos (big data, inteligencia artificial, internet de las cosas, etc.) a la prestación de servicios turísticos, lo que se conoce como Turismo 4.0, algo que en la Ciudad venimos aplicando con mucho éxito. Vincular el Turismo con los Servicios Basados en el Conocimientos, resulta imperioso.

El entorno de negocios de Argentina es el peor condicionante para desarrollar la actividad turística.

En tercer lugar, está la política macroeconómica. Sin estabilidad macro la política sectorial pierde efectividad conducente. Es imposible proyectar la actividad en el mediano y largo plazo, hundir capital e inversiones con una inflación galopante y con una brecha cambiaria que genera una decena de “dólares” alternativos con las consecuentes distorsiones a la economía real. El entorno de negocios de Argentina es el peor condicionante para desarrollar la actividad turística. Hay que ser enfáticos en este punto. El turismo no es el responsable de los desajustes macroeconómicos y de la falta de dólares; es, en realidad, la manifestación más clara de esos problemas.

Por último, el sector necesita de políticas de Estado y no de ambivalentes políticas según cada gobierno. Necesita de políticos que no estén pensando en la “próxima elección” sino que estén trabajando en la “próxima generación”. El Turismo tiene que estar en el centro estratégico de programa de gobierno de Juntos por el Cambio en 2023 más allá del candidato y de los nombres propios. La Argentina de la tercera década del siglo XXI necesita de actores políticos que puedan construir consensos fuertes para generar cambios de fondo. Cambios sobre un denominador común básico: el desarrollo federal, inclusivo y sustentable de la Argentina.

Concluyo de la misma manera que lo hice con mi discurso en FIT. En los últimos años Ezeiza es la imagen de talentosos jóvenes que deciden dejar el país por haber perdido la expectativa en el futuro. Es el símbolo de la desesperanza y la frustración colectiva. Necesitamos otra postal de Ezeiza, agolpada por turistas que vengan a disfrutar a nuestro extraordinario país. Estoy convencido que de lograr transformar esa imagen de Ezeiza, vamos a comenzar a transformar a la Argentina.

 

Si te gustó esta nota, hacete socio de Seúl.
Si querés hacer un comentario, mandanos un mail.

 

Compartir:
Lucas Delfino

Presidente del Ente de Turismo de la Ciudad de Buenos Aires. Concejal ad honorem de Hurlingham.

Seguir leyendo

Ver todas →︎

Hussain Abdul-Hussain Interview

This is the original transcription of the ‘Goy Friendly’ podcast interview with Hussain Abdul-Hussain.

Por y

No es lo que decimos,
es lo que hacemos

Frente al constante doble discurso y las mentiras del kirchnerismo, dice la autora, Juntos por el Cambio cuenta con la capacidad, la experiencia y la fortaleza para volver a gobernar el país.

Por

Una tos en el teléfono

IATos, el sistema del gobierno de la Ciudad que permite detectar el covid por mensajes de audio, es un desarrollo de inteligencia artificial pionero en el mundo.

Por