ZIPERARTE
Domingo

Un ‘678’ de baja intensidad

Volvió 'Duro de domar', programa emblema de la era kirchnerista, pero los tiempos ya son otros. Los panelistas menos K garantizan una opinión disidente pero inofensiva.

Es imposible saber cuánto del rating de C5N, el segundo canal de noticias más visto detrás de TN, está compuesto por gente que lo mira por morbo y cuánto por kirchneristas psiquiátricos que consumen las arengas histéricas del Gato Sylvestre, la retórica soviética de Alejandro Bercovich y la cantinela monótona de Víctor Hugo Morales como combustible para llevar adelante su existencia. Las encuestas, la temperatura en las redes, pero sobre todo el incontrastable resultado de las últimas elecciones hace pensar que el televidente onda “678 Facebook”, en auge hace una década, es un espécimen en vías de extinción, o al menos cuya edad biológica promedio ya superó largamente los 30 años, lo que es más o menos lo mismo.

El regreso de Duro de domar, el lunes pasado después de ocho años (es decir, después de la derrota kirchnerista de 2015) era, en los papeles, un anacronismo como las plazas de Kicillof o los tatuajes de YPF. Hace unos años Diego Gvirtz le vendió la productora Pensado para Televisión al Grupo Indalo con el timing de Indiana Jones esquivando dardos en el templo peruano. Pero Indalo la compró con dinero de los contribuyentes, así que todos contentos (menos los contribuyentes).  En 2017 desempolvó del catálogo TVR, que se desintegró el año pasado en las manos de Jorge Rial, y ahora hicieron lo mismo con el viejo y querido Duro de domar, un programa del que fui muy fan hace 20 años cuando lo conducía Lucho Avilés y que fue mutando hasta que se pasó al lado oscuro en 2010.

El anuncio de los panelistas, sin embargo, trajo algunas sorpresas. Daniel (@rayovirtual) Molina y Carlos Maslatón, representantes de la Patria Tuitera, formarían parte del programa. Es cierto que Molina pasó de apoyar al gobierno de Mauricio Macri a defenestrarlo en una voltereta repentina digna de Pablo Duggan (a la sazón conductor del ciclo, luego volveremos a él) y Maslatón se declara “liberal amigo del peronismo” y “la persona más antimacrista del país”, pero los dos son inteligentes y saben cuántos pares son tres botas. Que puedan o se animen a decirlo en C5N es otro tema.

La tía atorranta y Gaspar el Revolú

Carla Czudnowsky, Cynthia García y Mariano Hamilton son viejos conocidos del ecosistema de medios kirchneristas, y a ellos se les suman Alejandro “Pitu” Salvatierra (presentado como “la voz del pueblo”), Mariela Anchipi (mujer de Dady Brieva y encargada de espectáculos) y Federico Fahsbender, el “joven” del equipo pese a estar cerca de las cuatro décadas y ser calvo (“yo veía este programa cuando iba al secundario”).

Czudnowsky hace el papel de tía atorranta que te convida un porro en Navidad y dice “culo” a propósito para después preguntar con inocencia simulada “¿se puede decir culo?”. Autorreferencial y monotemáticamente feminista, a los 30 segundos del primer debate del primer programa interrumpió: “¿Van a hablar sólo los varones de fútbol?”, y en otro momento cortó su alocución al verse en un monitor y exclamó “¡Qué linda que estoy!”

Hamilton se presenta como “monotributista” y tiene algo de Gaspar el Revolú, el personaje de Rep de los ‘90.

Cynthia García es la kirchnerista estoica que suelta a cada rato expresiones de la neolengua K como “qué lindo el deseo de maternar” o “son construcciones de sentido” y es capaz de decir que Macri “privatizó los cielos” con el rostro de amianto, como atajando la opinión de medio país que le grita a la pantalla “¡qué boluda que sos!” y lo hiciera con cierto placer.

Hamilton se presenta como “monotributista” y tiene algo de Gaspar el Revolú, el personaje de Rep de los ‘90, ese progre que vivía en el psicólogo, derrotado por la caída de la Unión Soviética y porque “la chica que ayuda en casa” votó a Menem agradecida por su primer viaje a Camboriú. Cuenta con orgullo que se vacunó contra el covid cinco veces y trata de matizar las opiniones tajantes de su compañera García, aunque después pide la reforma agraria y dice (entiendo que sin ironía) que “Alberto es muy buen orador, especialmente en foros internacionales”.

Los informes no tienen la potencia goebbeliana de antaño, quizás porque la producción es más berreta, porque el archivo (que era el valor agregado de la productora) es más pobre o porque ni el propio Goebbels hubiera podido construir sentido kirchnerista (perdón Cynthia García) con esta realidad.

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Por eso, en el informe sobre la influencer española que criticó el estado de las rutas argentinas, para transmitir la idea de que toda la oposición está de acuerdo y cree que Argentina es un país de mierda, tuvieron que rascar el fondo de la olla hasta encontrar una declaración opositora en sintonía: encontraron un video del senador Luis Juez, que repitieron por goteo entre imágenes de Viviana Canosa y Luis Majul.

También hay un movilero, Diego Costa, que salió a charlar con gente en la calle sobre el apagón del miércoles y obtuvo diálogos como este:

─¿Se te cortó la luz?
─Sí.
─¿Y cómo hiciste?
─Y, nada. Esperé.

Maslatón a favor de Aerolíneas estatal

Pero el fuerte de Duro de domar son los debates, y acá es donde uno imaginaba que las intervenciones de los panelistas tuiteros podían hacer alguna diferencia. Llegó el tema de la moratoria a los jubilados que aprobó el Gobierno y la postura del programa, por supuesto, fue clara: zócalo que decía “Hoy los diputados nos dieron una alegría”, Duggan abrió diciendo “es una discusión insólita, ¿cómo podés discutir que 800.000 personas tengan jubilación?”, las opiniones esperables de todos, Fahsbender tomado por el espíritu de Luis Sandrini hablando de su viejita que trabajó en negro toda su vida, y uno esperando la opinión de Maslatón, que se demoraba, hasta que al final Duggan le dio la palabra también él suponiendo que iba ser la voz disonante, pero sorprendió: “Los argumentos que dieron Juntos por el Cambio y Milei son falsos. El problema no está en el déficit fiscal, está en el déficit cuasifiscal. El problema son las Leliqs heredadas del macrismo”. ¿Perdón?

Opinión de Maslatón sobre Aerolíneas Argentinas: “Tres veces se privatizó y tres veces fracasó. Soy pro empresa privada, pero este es un caso especial. Los números van a venir mucho mejor”.

Cuando se habló del discurso del presidente en la apertura de sesiones ordinarias, Molina, para no decir que no le había gustado, dijo “a mí me gustó el discurso del 2020”, pero Duggan lo apuró: “¿Qué pensás del conflicto con la Corte?”, y optó por la salida humorística con su dicción tan Roberto Flores: “Que se junte el presidente y los jueces, que vayan a un spa y arreglen sus problemas”.

El único momento en el que verdaderamente hubo cierta tensión fue cuando Maslatón se declaró antivacunas. García dijo: “No se puede decir cualquier cosa en televisión”.

Opinión de Molina sobre las imágenes del tratamiento a los presos por parte del gobierno del salvadoreño Nayib Bukele: “Es lo que propone Patricia Bullrich, te veo cara de delincuente y vas adentro”. El único momento en el que verdaderamente hubo cierta tensión fue cuando Maslatón se declaró antivacunas, García dijo “no se puede decir cualquier cosa en televisión” y Molina la paró en seco: “Pero eso es fascista”. Igual García pegó un grito: “¡Voy a cerrar yo!”, y cerró con algún intento de “construcción de sentido”.

Podría seguir comentando con sorna lo que vi, pero no vale mucho la pena. Aunque no me puedo resistir al debate sobre la foto de Mauricio Macri con Lionel Messi, el Dibu Martínez y sus mujeres.

─No estamos diciendo que Messi es macrista.
─¿Estás seguro de que no lo sea?
─Igual no está mal si es macrista.

Un ping pong muy gracioso en el que se podía adivinar el monito de Homero Simpson chocando los platillos en esos cerebritos. Opinión de Maslatón: “Me parece bien que se hayan sacado una foto con Macri, pero yo creo que debían haber ido a la Casa Rosada también”.

La carcajada del cínico

Hay una buena nota en este mismo número de Seúl, de Alejandro Bongiovanni, donde cita a la diputada del Partido Popular español Cayetana Álvarez de Toledo: “La moderación (…) es el atributo que la izquierda y los nacionalistas te conceden cuando te portas bien. Es decir, cuando haces lo que a ellos les conviene. Una forma de sumisión”. No diría que Maslatón y Molina sean moderados, pero sí que funcionan como una válvula para controlar hasta dónde puede ingresar el discurso no kirchnerista en el pantano de ideas que circulan en el programa.

Empecé a ver el programa advertido por aquella excelente nota de Gonzalo Garcés de hace ya dos años en esta misma revista, en la que a la manera del periodismo gonzo se internó en la jungla mental del prime time de C5N. No recordaba su primera frase (“No puedo creer que acepté este trabajo”), pero podría haber sido mía.

Podría decir también, sin embargo, que no fue tan grave, y es cierto que el 678ismo de baja intensidad que practica Duro de domar tiene la pólvora mojada. Pero no fueron las mentiras, los informes fanáticos y tramposos, las opiniones fascistas y necias ni la defección de quienes se dicen liberales lo que me molestó más, sino un detalle que se aprecia mejor sin sonido: las carcajadas de Duggan, exaltado conductor, que son las de un cínico.

Tengo que repetir acá lo que todos ya sabemos: Pablo Duggan era antikirchnerista furioso y un día, de buenas a primeras, se hizo K. Una metamorfosis a la luz del día. Y la vida continúa y él se ríe a carcajadas mostrando los dientes blanqueados con la plata que no hay para poner agua corriente, cloacas o red de gas a la mitad de los argentinos que no los tienen. Pido perdón, pero a esta gente hay que faltarle el respeto.

 

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Diego Papic

Editor de Seúl. Periodista y crítico de cine. Fue redactor de Clarín Espectáculos y editor de La Agenda.

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