Hace poco conocí a Irene Polo. Era catalana, vivió sus últimos años en Buenos Aires y está enterrada en el cementerio de la Chacarita. Fue periodista.
Nació en 1909 en un barrio pobre de Barcelona y así también fue su familia porque el padre, miembro de la guardia civil, murió mucho antes de lo recomendable para un padre. Irene era la mayor de tres hijas y salió a trabajar para ayudar a la madre a mantener la casa. Trabajaba y leía todo lo que se le cruzaba por delante. Aprendió inglés y francés por su cuenta, fue oficinista, hizo publicidad en una productora de cine y al poco tiempo empezó a escribir artículos periodísticos.
Tenía veinte años cuando publicó el primero y veintiséis cuando firmó el último.
Fue intensa y breve como la Segunda República Española en la que desarrolló su carrera.
Se puso de moda porque era distinta. Capaz de alternar una entrevista a Buster Keaton con una crónica sobre la vida de los mineros, un día escribía notas de color desde Ibiza, hacía nudismo, hablaba de tendencias, de los pantalones para mujeres y los escotes y, al otro, alertaba sobre los primeros pasos del fascismo en Europa.
El 6 de enero de 1936 cambió su vida para siempre: el diario Última hora la mandó a entrevistar a Margarita Xirgu, catalana también y, a esa altura, la estrella indiscutida del teatro en español. Terminaba una gira y se embarcaba en otra, giras inmensas que duraban años recorriendo “las Américas” —así se le decía por entonces a esta parte del mundo—.
El debut teatral de Margarita Xirgu fue en Buenos Aires en 1913 (antes que en Madrid) y en nuestro país disputó el estrellato con otra diva: Lola Membrives. En cada pueblo de la Argentina había un Teatro Español con obras en cartelera que se llenaban de gente: las más populares eran las de García Lorca y las dos actrices peleaban en secreto, y no tanto, por su repertorio.
La Membrives nació acá pero su familia era española y nunca cortaron el vínculo, algo muy común por aquella época en la que los lazos culturales entre España y Argentina eran fuertísimos. Con la Guerra Civil continuaron pero bajo otra forma.
Hasta hace muy poco, Margarita Xirgu y Lola Membrives no eran para mí más que los nombres de dos teatros de Buenos Aires y no sabía que sus carreras habían corrido una suerte paralela hasta el estallido de la Guerra Civil Española.
Lola Membrives nació en Argentina en 1885. Cuando Franco tomó el poder, se fue a España y alternó su carrera de un lado y otro del Atlántico. De este lado simpatizó abiertamente con el gobierno peronista y sus problemas empezaron en el ’55. Vivió entre los dos países hasta su muerte, en 1969.
Margarita Xirgu nació en España en 1888. Cuando Franco tomó el poder estaba en América y descubrió que no podría volver, así que se quedó —entre Argentina, Chile y Uruguay— hasta su muerte, también en 1969.
Volviendo a Irene Polo, aquel día de enero de 1936 en Barcelona en que fue a entrevistar a la famosísima Margarita Xirgu, regresó a la redacción y les dijo a sus compañeros: “Me he enamorado”. Se presume que la otra también o, por lo menos, le gustó lo suficiente como para invitar a la periodista a formar parte de la gira americana que empezaría unos días después.
Veinticinco años más joven que la actriz, se sintió intimidada y ensayó algunas excusas —su desconocimiento total del mundo del teatro, su carencia absoluta de alguna habilidad útil en ese ámbito; pero la Xirgu le encontró un puesto: sería su asistente personal. Por eso Irene dejó el periodismo a los 26 años para irse de gira. Se decía a sí misma, y a los demás, que seguiría escribiendo.
A mí todo el glamour que rodea las tournés me quedaba lejos. Pero ¿sabéis cuánto tardaban aquellos barcos tan pesados en atravesar el mar? Meses, muchos meses. ¿Y sabéis el dineral que costaba un viaje así? Mucho, mucho dinero; demasiado para que una periodista se lo pagara de su propio bolsillo. Lo que más me emocionaba era la idea de perseguir la que podía ser la aventura de mi vida. Conocería mundo, escribiría desde todas partes… ¿No es la curiosidad lo que empuja al periodista? ¿No es acaso lo que haríais vosotros también?
Se embarcaron el 29 de enero del ’36, cuando la Segunda República parecía gozar de buena salud. Fueron primero a La Habana, donde muere el esposo de Margarita Xirgu, y de ahí a México, donde la actriz esperaba a su amigo García Lorca, que se uniría a la gira. A finales de agosto recibió la noticia del fusilamiento. Mientras tanto, en Buenos Aires, Lola Membrives estaba a punto de reponer Bodas de sangre pero todo el mundo habla de aquello, la comunidad internacional pide por él, los republicanos buscan su cadáver y la actriz no quiere quedar asociada a todo eso. Deja pasar el verano y en marzo de 1937 se presenta en el Teatro Avenida. Así se anunciaba la obra:
Lola Membrives en Bodas de sangre, de Federico García Lorca, el gran poeta español asesinado por los rojos.
Será la última vez que represente a Lorca: está por llegar la Xirgu a Buenos Aires y Membrives va a dejar al poeta fusilado completamente a disposición de su competidora. Entre rojos se entienden.
Los ánimos están caldeados cuando Margarita Xirgu llega al país. El 4 de mayo de 1937, en el aeropuerto de Morón, la están esperando los periodistas y le preguntan más por su orientación política que por su repertorio. Ella dice que es una artista, que no responde a ningún grupo político y que, si lo hiciera, no tendría problemas en decirlo: “lo cual no impide que viva abrumada por el increíble asesinato de Lorca”. Después aclara que, si quisiera formar parte de un partido, sólo podría ser “el de los amigos de Federico”.
No se la ve a Irene Polo en la foto del arribo de la actriz a Buenos Aires y sin embargo seguía con ella. No sabemos por cuánto tiempo estuvieron juntas, no hay más comentarios sobre su relación que aquellas palabras de Irene al conocer a Margarita.
Margarita Xirgu disolvió su compañía de teatro en el ’39, vivió en Chile y en Uruguay, fue y vino haciendo cosas y se volvió a casar en el ’41. Irene Polo se quedó en Buenos Aires y se suicidó en 1942. No hay mucho más sobre ella. Esto dice el sitio de la Biblioteca Nacional de España sobre sus últimos años:
La entrevista que realiza en 1936 a Margarita Xirgú le abre el camino hacia América como secretaria, jefa de prensa y directora artística de la gira de la actriz por América del Sur. Una vez disuelta la compañía teatral, la periodista tiene la intención de volver a Barcelona, pero el resultado de la Guerra Civil se lo impide, por lo que se establece en Argentina, a donde acuden su madre y sus dos hermanas en 1939. Comienza a trabajar en las editoriales Hachette, Juventud Argentina, Losada y Sopena, realizando traducciones del francés, entre ellas biografías de Napoleón, Wagner o Shelley. En 1940, con el fin de mejorar su situación económica, acepta la dirección de publicidad de la empresa barcelonesa de perfumería Dana en la sucursal de Buenos Aires. En 1941 enferma de una fuerte depresión nerviosa, que la lleva al suicidio el 3 de abril de 1942. Es enterrada en el cementerio de la Chacarita en Buenos Aires sin ni siquiera una lápida en su recuerdo.
Quizás ustedes ya sabían todo esto —sabrán disculpar, otra vez, la falta de novedades— y sin embargo quise contarlo porque es lo que tengo en mente en este momento. Ahora estoy tratando de conseguir las notas y entrevistas que hizo Irene Polo en Barcelona pero por lo pronto sólo encontré disponible el volumen en catalán de La fascinació del periodisme. Croniques (1930-1936) así que agradecería cualquier dato o PDF.
Nos leemos en quince días.
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