Si no podemos confirmar que Santiago Caputo es el titular de las cuentas de X que se le adjudican, al menos podemos tratar de descifrar los enigmáticos nombres e imágenes que usa, acá y allá, el defunto @SnakeDocLives, que ahora parece revivir como @bprearg. ¿Qué son esos códigos de barras y ese grifo, mitad águila, mitad león, que encabezaban su cuenta anterior? ¿Por qué nombres en inglés como John, Red o el mismo SnakeDocLives? Averiguarlo es un ejercicio divertido y quizás no del todo inútil, sobre todo luego de que su cuenta fuera clausurada tras dedicar al Topo Rodríguez y compañía la foto de unos rifles de asalto. Todo indica que esto de las armas es más que una travesura o una excentricidad: es parte central de un imaginario donde las soluciones a los problemas quedan en manos de élites secretas que desbordan el marco estatal. Procurando un misterio no tan difícil, el Doc se estila a su semejanza.
Empecemos con los encabezados de los perfiles. Hay que rastrear con algo de maña, pero el resultado es inequívoco: ambos derivan de una serie de novelas gráficas llamada Black Powder Red Earth (“Pólvora negra tierra roja”), es decir, BPRE, para los entendidos. Tristemente, la nueva cuenta @bprearg ya lo sugiere desde su nombre; cuando se había escrito esta nota, antes, era una figurita más difícil. La serie está situada en un mundo ligeramente alternativo y sigue a un grupo paramilitar estadounidense que opera en Medio Oriente sin ningún escrúpulo: secuestra, tortura, mata inocentes. Uno puede darse una buena idea de qué va la cosa explorando videos en su canal de YouTube.
BPRE ha tenido el éxito suficiente como para ampliarse al mundo de los videojuegos (terreno del vocero presidencial Manuel Adorni) y al de los juegos de estrategia con miniaturas, uno de los más altos grados del cursus honorum nerd. Es imposible saber por dónde entra Snake Doc a todo esto, sobre todo porque esas imágenes precisas no se encuentran en ninguna de las tres encarnaciones de la serie: son más bien una suerte de accesorio del universo BPRE hecho por sus creadores o por algún fan para que uno pueda usarlas online, pegárselas en la frente o estamparlas en una ametralladora.
Ahí puede estar la clave para descifrarlas. Estas imágenes emulan los UID (unique identifier, identificador único) que el Departamento de Defensa gringo usa para identificar sus equipos y armas. BPRE hace una versión de juguete: los tres triángulos curvos y el grifo son logos del grupo paramilitar, llamado Cold Harbor, mientras que el resto de los símbolos serían los códigos de identificación de un arma imaginaria emitida por un Ministry of the Interior para un imaginario Crisis Troop, un miembro de un comando especial dentro de Cold Harbor. Resumiendo, las imágenes de fondo de Snake y @bprearg son UIDs de mentiritas.
O no tanto. La gente de BPRE ha hecho algunas colaboraciones con una empresa de armas llamada Joint Force Enterprises, que ofrece una Glock Cold Harbor Crisis Troop con código de identificación de BPRE y todo: una pistola de verdad para un mundo de fantasía. El 8 de junio, en un mensaje hoy inaccesible, Doc escribió: “Glock 45 MOS Gen 5. Check.”, sugiriendo que tenía un arma prácticamente idéntica a aquella. ¿Habrá comprado el modelo de su historieta favorita?
En el primer recuadro de la imagen que encabeza esta nota vemos a un soldado con el parche de un águila sobreimpresa al mapa de Yemen, donde se desarrolla la primera entrega de la serie. La cuarta y actual entrega se desarrolla en Awbari, no la ciudad real, sino un país imaginario: en el mundo alternativo de BPRE hubo mucho lío y ahora esa ciudad da nombre a lo que antes era Libia. De ahí que el mapa del país figure como fondo de la nueva imagen de perfil de @bprearg. El águila, de nuevo, identifica al comando en cuestión.
SnakeDocLives, John, Red
Es posible que el nombre SnakeDocLives sea otra emanación del mundo BPRE. El creador de esa serie es también dueño de la empresa Haley Strategic, que ofrece cursos de tiro y fabrica vestimenta de tipo militar para esos civiles que se divierten practicando Airsoft o tomando por asalto el Congreso de Estados Unidos. El logo de esa empresa es una libélula y, oh casualidad, algunos en el sur de Estados Unidos creen que ese insecto tiene el poder de curar a las serpientes heridas. De ahí su apodo sureño: Snake Doctor. Conjeturemos: ¿considérase el twittero, en algún u otro metafórico modo, un curador de serpientes? Parece mucho.
Podría estar más cerca de un homenaje a John Rambo, atrincherado en una cueva y cargándose a la “casta” política y policial.
¿Y por qué Snake Doctor “lives”, por qué vive? Quizás no sea más que una forma de celebrar la identificación con el oscuro símbolo de una oscura empresa que provee los insumos de su pasión. El Doc se llama John, que, con una hache de más, es el nombre del creador de BPRE y Haley Strategic: Jon Chang. Pero esa discrepancia ortográfica parece negar una admiración que sería excesivamente teen. Además, John es un nombre demasiado común y, en este contexto de ametralladoras clandestinas, podría estar más cerca de un homenaje a John Rambo, atrincherado en una cueva y cargándose a la “casta” política y policial que ignora las tribulaciones de quienes han dado el cuero por el país.
La cuenta también usaba el nombre Red (hoy lo usa la quizás apócrifa SnakeDocLivess), que ya está en el título de Black Powder Red Earth y que además es el color que en la saga identifica a las Crisis Troops y otros miembros de Cold Harbor. Acá se ve clarito.
Unidades secretas y videojuegos
Otro enfoque: supongamos que SnakeDocLives sea un nombre ajeno al universo BPRE. ¿Quién es, entonces, el doctor? Existe un canal de YouTube llamado Snake Doc. Es de un estadounidense que se dedica a reseñar armas, ¿qué más? Comparte intereses con nuestro doctor libertario y quizás ambos usuarios procedan de la misma fuente: un ámbito en que ese nombre cobró fama fue el de la serie The Unit (creada por el innegable talento de David Mamet). Snake Doctor era el alias del protagonista (Dennis Haysbert), el capo de una unidad militar secreta basada en la famosa Delta Force del ejército estadounidense, cuyas misiones son tan delicadas que tienen precedencia por sobre las carraras y las familias de sus miembros.
Como el unique identifier de BPRE, de nuevo la representación ficticia de un poder real. Y esta vez con dos resonancias, porque el sufijo anterior de nuestro SnakeDoc era Delta: SnakeDocDelta; así se llamaba una de sus cuentas anteriores. Lives, su reencarnación, podría ser una forma de celebrar la memoria del Snake Doc original, el jefe de un grupo parecido al grupo Delta. O quizás una forma de celebrarse a sí mismo, su vuelta a las redes con un nombre apenas nuevo.
Las fuerzas especiales también aparecen en la “biografía” de @bprearg: “Special Activities Division”. Es una división de la CIA dedicada a intervenciones políticas y paramilitares que son la “tercera opción” cuando ni la acción diplomática ni militar son suficientes. Todo secreto, de más está decir. Acá las fuerzas del cielo siempre actúan en la noche.
Snake es un ex soldado de unidades militares especiales que trabaja como una especie de monotributista para el “bien”. Un héroe solitario y letal como ya no los hay en las películas.
¿Y qué si nos deshacemos de sufijos y descripciones para encontrar a la serpiente en su forma pura? Cuando Milei ganó las elecciones, el diputado Agustín Romo publicó una supuesta foto de Caputo en plena sesión de tatuaje: “Snake cumpliendo promesa y tatuándose (sic) a Parravicini”. Snake a secas, antes del doctorado.
¿Ya está? ¿Es él? No importa. Quien tenga al menos un dedo hundido en las mágicas aguas de los videojuegos (que, como vimos, orillan este asunto) sabe que Snake no puede ser otro que Solid Snake, “el hombre que vuelve lo imposible posible”, el protagonista de la franquicia Metal Gear. Snake es, como Rambo, un ex boina verde, un ex soldado de unidades militares especiales que trabaja como una especie de monotributista para el “bien”, para Estados Unidos, para las Naciones Unidas, para sí mismo. Un héroe solitario y letal como ya no los hay en las películas.
Adorni lo sabe. Y quizás sepa que el padre de Solid Snake también se apodaba Snake, o Big Boss, el Gran Jefe, aunque su nombre real fuera simplemente John. Tres pájaros ahí, porque Snake es John y John es el jefe. Señalemos también que Big Boss era el capo de los buenos, pero termina siendo el capo de los malos: Snake es padre y a la vez némesis de Snake. Todo se confunde en un solo nombre.
Contradicciones e ironías
Aunque estas conjeturas no sean acertadas, lo cierto es que por uno y otro lado caemos siempre en el mundo de las armas, de los comandos paramilitares o de los militares secretos, de las unidades especiales, de los soldados asociales, de las vanguardias políticas y guerreras que operan ocultamente por el borde, por afuera o por encima del Estado, porque ahí es donde realmente se juega la cosa.
Es una afición bastante pedestre para quien se presume (de parte nuestra, de parte propia) sofisticado, sobre todo porque comporta una contradicción: la obsesión con el “Estado profundo”, con la casta, termina imaginándose, al modo de los golpistas de Trump, como una milicia igualmente exclusiva y subterránea, igualmente fascinada con sus propias estructuras de poder legítimo e ilegítimo, con su propia cínica o providencial clarividencia. Es como si la denuncia contra el poder oscuro fuera motivada por la envidia de quien inconfesablemente lo anhela.
En su cuenta juega a ser Crisis Troop o Special Activities Division, pero, quizás con inconsciente ironía, lo hace en un país endeble y con utilería de un mundo ficticio que viene de la tele, los videojuegos, las historietas.
Pero puede no haber contradicción: como sabemos, el entendimiento de La Libertad Avanza con la casta es constitutivo, y así este imaginario de malitos misteriosos sería una suerte de alegoría, un reflejo fantástico de una concepción del poder menos ideal y más taimada, que representa su cometido como una guerra y que está bien dispuesta a ensuciar y ensuciarse con tal de cumplir su misión. El imaginario paramilitar podría no ser más que un juego para la gilada o un juego que, como decía Johan Huizinga, mucho tiene de cosa seria.
Difícil, igual. Hay que preguntarse: ¿qué tipo de persona figura sus deseos en una serie como Black Powder Red Earth? No parece que Snake lo tome para la chacota; su fascinación con las “special ops” parece demasiado insistente, demasiado real. En su cuenta juega a ser Crisis Troop o Special Activities Division, pero, quizás con inconsciente ironía, lo hace en un país endeble y con utilería de un mundo ficticio que viene de la tele, los videojuegos, las historietas. Esperemos que eso mismo no termine siendo un símbolo.
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