Los datos de inflación de alta frecuencia siguen siendo alentadores. Los precios en los supermercados, de acuerdo con muchas mediciones, o suben poco o incluso bajaron en la última semana. Va quedando claro que en muchos casos se habían establecido precios de cobertura muy altos en enero con un dólar blue en 1.300 pesos y ahora, frente a la baja de demanda, ya no suben o en algunos rubros bajan. Por caso, la inflación mayorista de marzo fue de 5,4%, menos de la mitad del IPC, dando buenos augurios para la inflación minorista de abril.
Está claro que este mes veremos una nueva baja, pero la inflación no está hecha solo de productos de supermercado. El precio del gas pegará fuerte en abril y en general en los servicios no se ve la misma tendencia que en bienes. Es un reacomodamiento de precios relativos y eso hará que la inflación siga alta.
Muchos creemos que “inercia” es el nombre de este juego, porque siempre hay unos precios rezagados. Los buenos datos de las últimas semanas parecen darle una batalla a los que dicen que con superávit fiscal alcanza. Los buenos datos fiscales son recontra necesarios, pero en nuestro criterio no necesariamente alcanzan. Se necesita algo de magia o, como se llama en la jerga, un cambio de régimen.
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En la inflación de abril va a ayudar que las prepagas no aumenten o incluso devuelvan aumentos pasados. Esto es posiblemente un error no forzado del Gobierno. Está claro que las empresas de medicina prepaga son jugadores con mala prensa, en muchos casos merecida. Entonces putear a las prepagas, si sos político, te hace popular. Pero lo cierto es que en la época de Alberto estas empresas aumentaron mucho menos que la inflación y ahora estaban recomponiendo. Es cierto que lo podrían haber hecho más lentamente y eso les hubiera ahorrado este dolor de cabeza. Pero no es menos cierto que el decreto 70/23 había desregulado todos los aumentos. Esto implica que hay otros sectores que se están preguntando: “¿Y si mañana me toca a mí?” No se están refiriendo a ganarse el Quini sino al kernerismo explícito de que te digan lo que hay que cobrar. Es decir, generó un poquito de desconfianza con el mercado.
De todas formas, el Peluca se sumó un punto con los empresarios en el Llao Llao. En este mismo evento, el año pasado su discurso no había caído bien. Obviamente hubo ajustes de los dos lados. Los empresarios, todos diciendo que apoyan desde Cemento, y Milei que ya no es el que iba a dinamitar el Banco Central, cueste lo que cueste.
La opinión pública sigue bancando la parada. Y un dato curioso: el salario formal privado de enero fue menos malo de lo que se creía, ya que fue mejor que el de diciembre. Igual, nada para festejar: está 10% abajo del promedio 2023 y 22% abajo del 2017. Alguna otra perlita de los datos del Ministerio de Trabajo: el empleo privado formal en Formosa cayó 15% en el último año: tranca Gildo.
En otros temas relevantes, hay que resaltar que la Argentina tuvo un superávit comercial de más de 2.000 millones en marzo, con un aumento del 11% en las exportaciones y brutal caída de las importaciones. Esto obedece a la recesión y el sobre-stock de productos y también a las dificultades de pago, que hicieron que muchos importadores pongan el pie en el freno.
El problema para adelante es que la cosecha perdió un poco de brío con la chicharrita, que dañó 6 millones de toneladas de maíz, y las lluvias excesivas de la semana pasada en el mejor de los casos sólo demoraron la cosecha de soja, pero puede que hayan causado alguna pérdida también.
Esto es un dato para el mercado de cambios, ya que baja la liquidación potencial, a lo que se suman precios flojos y un tipo de cambio que no invita a los productores a vender. Juega a favor que en la medida en que los exportadores le crean a la devaluación mensual del 2%, les conviene entrar plata para cobrar el 5% mensual de tasa en pesos. Pero la cosa ya no está tan obvia por ese lado.
Para esta semana, hay varios indicadores interesantes. Salen las cuentas fiscales, seguramente con otro superávit. Viene el PBI de febrero, que casi seguramente mostrará una caída contra enero. Salen más datos de consumo y sobre el final de la semana los datos de salarios de febrero. Estaremos pendientes de las negociaciones de la Ley Bases y el próximo escandalete del Senado.
Hasta la semana que viene.
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