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Milei presidente

Macri y Bullrich leyeron a su electorado

Los votos no suelen moverse linealmente de una elección a otra, pero esta vez sí: casi el 100% de los que votaron a JxC en las generales, eligieron a Milei en el balotaje.

La segunda vuelta electoral –o balotaje– es un invento que todos los expertos en el tema adjudican a los franceses. Se trata de una instancia electoral pensada con un doble objetivo: en primer lugar, darles a los electores la posibilidad de lo que se denomina “voto estratégico”, que suele significar –en términos prácticos– “votar en contra de”. Es decir, habiendo votado por alguien en primera vuelta, tener la oportunidad de votar en contra de la opción considerada “peor”. Y, en segundo lugar, permitirle al candidato ganador llegar al cargo por el que compite con un volumen electoral alto, más legitimante que lo que quizás obtuvo en primera vuelta. Los expertos dirían: pasar de voto “sincero” a voto “estratégico”.

En el tiempo que transcurre entre esas dos instancias (primera y segunda vuelta), suelen abundar los análisis del tipo aritmético simple: “los votos de tal van a pasar a cual”, “tal le va a dar apoyo a cual”. O también abundan a nivel “charla de café” o en los estudios de televisión las especulaciones contrafácticas del tipo “si tal hubiera pasado, los votos de cual irían para…”. Esos análisis suelen ser despreciados por quienes se dedican a entender el comportamiento del voto dado que, en general, lo que ocurre es un poco más complejo. Los votos no suelen moverse linealmente. La política, dirán, no es aritmética y 1 + 1 no siempre es 2.

Bueno, ayer ganó la aritmética, porque los votos se movieron linealmente. El 99,9% de los votos que obtuvo Patricia Bullrich el 22 de octubre se fueron para Javier Milei. Punto. Casi el 100%. Los votos de Juntos por el Cambio de octubre se fueron masivamente a La Libertad Avanza. Y casi me atrevería a decir que otro comportamiento lineal había ocurrido en octubre: los votos que Patricia no retuvo se fueron, seguramente, para Massa; quizás en ese caso no el 100%, pero sí la gran mayoría. Es decir que el voto de JxC dispuesto a irse al peronismo (o, si quieren, a votar contra Milei) ya se había ido en octubre.

El 99,9% de los votos que obtuvo Patricia Bullrich el 22 de octubre se fueron para Javier Milei. Punto. Casi el 100%. Los votos de JxC de octubre se fueron masivamente a LLA.

¿Podría decirse entonces que los electores de JxC “acataron” lo que Bullrich y Macri “instruyeron” después del denominado Pacto de Acassuso? Por el contrario, tiendo más a pensar que lo que pasó fue que ambos (Macri y Patricia) supieron leer lo que estaba pasando con los electores: cualquier cosa menos el peronismo. Y si JxC perdió la posibilidad de disputar el balotaje… bueno, entonces Milei. Ya hemos hablado mucho, en esta revista, sobre las razones por las que JxC quedó afuera y no tiene sentido volver sobre eso ahora. Lo que pasó, pasó. Pero debo reconocer que me sorprendió el carácter tan “aritmético” del resultado de ayer. El electorado fue a votar (incluso en mayor porcentaje que en octubre) y casi nadie votó en blanco. Yo, al menos, no esperaba eso. No hubo electorado “desmotivado y desmovilizado”, todo lo contrario: en medio de un feriado largo fue a votar más gente que en la elección pasada, y todo terminó en una victoria contundente (en algunos distritos arrasadora) de Javier Milei.

No pretendo, por supuesto, quitarle mérito a Milei ni decir que estos votos son “prestados”. Él obtuvo más votos que JxC en octubre y por eso disputó el balotaje. Y se llevó casi el 100% de aquellos votos ayer.

Lo cual nos lleva a un segundo tema: el peronismo ha tenido dificultades para ganar el balotaje. Hasta ahora ha sido la minoría más grande, pero cuando los electores votan estratégico, pierde. Eso pasó en 2015 y eso pasó ahora. Ustedes dirán “bueno, pero en 2011 no”. Bueno, claro, además tiene que haber otro requisito: tiene que existir oferta opositora más o menos competitiva, lo que definitivamente no estaba en 2011.

De hecho, hay cierto consenso en que Menem vio ese riesgo y por eso le aceptó la segunda vuelta a Alfonsín, pero con algunas modificaciones ad hoc: el umbral de 45%, o de 40% más 10% de diferencia. Es decir, adaptó el balotaje a los techos y pisos del peronismo, de manera de asegurarse la victoria en primera vuelta. Regla de la que volvió a disfrutar Alberto Fernández en 2019, ya que evitó la segunda vuelta con el 48% (¿se acuerdan de Alberto, el que ganó la Presidencia en 2019? Creo que todavía está ahí por unos días más).

Sí, ya sé… “Uy, qué hubiera pasado en 2019 si la regla fuera del 50%…”. No lo sabemos y no importa, reglas son reglas. Volvamos al tema. Menem logró de esa manera tener una regla electoral constitucional adaptada a los números del peronismo. El tema es que entre 1995 y 2023 el peronismo perdió 15 puntos. Su piso ahora es 30%, mejorado al 35% entre las PASO y la primera vuelta. Así no se puede, muchachos, diría Carlos Saúl.

Lo cierto es que prácticamente todos los electores de JxC dijeron: “Listo, no está mi candidata, no me voy a mi casa, no voto en blanco, no me tomo el fin de semana. Voto a Milei”.

Lo cierto es que, frente a tal escenario, prácticamente todos los electores de JxC dijeron: “Listo, no está mi candidata, no me voy a mi casa, no voto en blanco, no me tomo el fin de semana. Voto a Milei”. ¿Lo hubieran hecho sin el Pacto de Acassuso? Quizás no, no sé. Quizás no el 100%. Pero el electorado no es “ganado”, y menos en tiempos de redes sociales e híper-información. Quiero nuevamente ser honesto intelectualmente: me sorprendió –y mucho– el resultado de ayer. Intuí más voto en blanco, y más gente quedándose en la casa. Me equivoqué, porque no percibí el nivel de demanda de cambio que hay en el electorado, arrasador en algunos distritos.

“Cambio” –diría Lacan– es un significante vacío. Bueno, intentemos ponerle significado: otra forma de gobernar, otro trato hacia los recursos públicos, otra economía, otro Estado. Y no más peronismo, al menos no éste.

¿Cómo sigue? Bueno, habrá que ver con el paso de los días. Todo será complejo: el gabinete, el apoyo legislativo, las reformas, las prioridades, los gobiernos provinciales, la relación con el peronismo (ahora en la oposición), cómo queda JxC… Pero la idea de que gobierne Milei –con Macri y Patricia detrás– resultó decisiva para una clara mayoría del electorado. Es un dato insoslayable para pensar lo que viene.

En todo caso, el país necesita salir de la crisis recurrente en la que está. Hace más de una década que no crecemos, nos carcome la inflación, tenemos una cantidad inédita de gente en condiciones de pobreza, cepo, etc. Habrá que generar los consensos necesarios con lo que hay, porque la casa hay que hacerla con los ladrillos que tenés.

 

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Julián Gadano

Sociólogo. Profesor de la UBA y la Universidad de San Andrés. Ex subsecretario de Energía Nuclear.

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