LEO ACHILLI
La economía en 3 minutos

#63 | Dólares que van y vienen

El déficit de cuenta corriente genera debate sobre el tipo de cambio y el turismo emisivo. Aunque preocupa, la situación es mejor que en la era Macri y su financiación parece manejable.

El déficit externo de Argentina es trending topic luego de que el INDEC publicara el déficit de cuenta corriente del primer trimestre. Fue grande, es cierto, pero ¿alguien se sorprendió de verdad con estos números? Las cuentas que lleva el Banco Central con una metodología diferente tienen un déficit mucho mayor. En los 12 meses previos a marzo, el INDEC registró un superávit de 300 millones y el Banco Central un déficit de 8.000 palos. En el Central ya están los números de mayo: últimos 12 meses dio un déficit de 12.000 millones. Es un número importante que los mercados siguen con atención. Y en algún nivel es una vulnerabilidad. Aún no estamos ahí, pero son datos que no se pueden ningunear.

[Presenta este newsletter Cushman & Wakefield, especialistas en inversiones inmobiliarias corporativas. Auspicia BTG Pactual, el banco de inversión más grande de América Latina.]

Hasta acá, los números. Las interpretaciones pueden gustar más o menos. Lo que no tiene nada que ver es la de “nos fumamos los dólares de Vaca Muerta en turismo”. Porque también podemos pensar que la gente puede viajar porque tenemos Vaca Muerta. O para qué tener los dólares de Vaca Muerta. Si la gente no viaja, podemos acumular más reservas. A menos que creamos que el derecho de viajar colisiona… no, mejor no lo digo. Para frenar el incentivo a viajar, tenemos que buscar un tipo de cambio distinto. Y la gente que reclama otro tipo de cambio, que probablemente sería deseable, no dice cómo lograrlo. Ahora hay una flotación administrada. Ya no estamos full cepo. Además, si el dólar se fuera a 1.400, tendríamos muchos inversores de corto plazo trayendo plata y difícilmente se quede ahí. Se puede ir a un mix de tasa más baja y eso seguramente pegará un poquito en el dólar, pero también en el consumo y las importaciones. No es tan fácil como las soluciones mágicas de X. Si el dólar sube 10% en términos reales, ¿cuánto baja el turismo emisivo? Nadie sabe, pero no parece que sea mucho. Y si alguien cree que puede hacer subir el dólar 50% sin tirar por la borda el plan de estabilización, creo que se equivoca.

Chicanas al margen, es natural que la Argentina tenga déficit de cuenta corriente. Esto equivale a decir que la Argentina necesita ahorro del resto del mundo para vivir. Típico de países emergentes: te falta capital. Ahora bien, todo ese desahorro es del sector privado, ya que las cuentas públicas están en equilibrio. Es decir que, si quisiéramos corregir esto, necesitamos o que el Estado ahorre más (es decir, más impuestos o menos gasto), o análogamente que se ajuste el sector privado consumiendo e invirtiendo menos. Claramente, nadie quiere eso. Entonces, ¿por qué puede preocupar el déficit externo? Porque la Argentina tiene pocas reservas y, si pasa algo en el mundo, quedamos vulnerables. No parece grave la situación por el momento porque la financiación de este déficit no parece ser muy difícil.

Para simplificar, un déficit de cuenta corriente se financia con inversión extranjera directa, con préstamos en dólares incluyendo colocación de bonos o con inversiones de corto plazo. El problema del déficit externo de Macri era que era más del doble del actual y estaba financiado más que nada por dinero de corto plazo. Cuando el mundo cambió y vino una sequía, se complicó mucho la cosa. Y además, el Estado era parte del problema. La situación es mejor. Además, hay que pensar que si no hubiera dólares suficientes para financiar el déficit, lo que veríamos es un dólar más alto. A esta misma altura del Gobierno de Macri, el peso era 7% más fuerte que ahora. Es decir, hay dólar barato, pero no es para tanto. En muchos rubros, la Argentina está cara. En otros, no. Los turistas extranjeros y los sectores que operaban en dólar billete tuvieron una suba de costos brutales. Pero es cierto que comparamos contra el tiempo en que los uruguayos cruzaban el puente para comprar papel higiénico y dentífrico. Eso no es una buena base de comparación.

Otros datos relevantes de esta semana mostraron que la economía crece más lento sobre una base más alta, ya que el INDEC corrigió los números de 2024 y entonces el crecimiento de 2025 se achica un poco. Nada grave. Vimos algo de mejoramiento en la distribución del ingreso, pero tampoco mucho, y salarios de abril oficialmente estancados. Como venimos diciendo, la economía está más fría. Es probable que tengan que bajar las tasas para poner algo de calor en este invierno. Hoy las fija el mercado, pero el Gobierno tiene enorme influencia. Es un tema de tiempos y prioridades. En julio se vendrá la discusión sobre las retenciones al maíz y la soja en el marco de la Exposición Rural.

Para esta semana, estaremos pendientes de la recaudación de junio que sale el martes y el resto vendrá de la política. Se acerca el cierre de listas en Provincia de Buenos Aires.

Hasta la semana que viene.

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Andrés Borenstein

Economista jefe de Econviews. Profesor de economía (UBA y UTDT). Conductor del podcast 'La economía en 3 minutos'.

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