Semana tranquila en lo económico. Los últimos datos fueron más bien mediocres. Bien en el sector automotriz, flojos los despachos de cemento y las ventas minoristas de las pymes. La recaudación no fue todo lo mala que se reportó por el efecto ganancias, pero claramente no descolló. Tras la V corta que se dio entre mayo de 2024 y febrero de 2025, la cosa empieza a estar más peleada. Los consumos durables siguen bien; los otros, que son la mayoría, están más bien congelados. El crédito sigue creciendo, pero ya no a la velocidad que en una época se llamaba “tasas chinas”. En una palabra, la economía está un poco más fría de lo que muchos creíamos. Veremos si esto genera algún cambio en el mix de política.
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La inflación es lo que mejor juega para el Gobierno, y tiene lógica porque esa es su prioridad. El problema político es que las encuestas ya no muestran a la inflación como la prioridad de la sociedad. Es obvio que nadie quiere que suba, pero es como que la gente empieza a decir: “Si me la mantenés por debajo del 2% por mes está bien. Ahora dale gas a la reactivación”. Nosotros creemos que ese es un mix que el Gobierno tiene preparado para después de las elecciones, con tasas reales más bajas, un dólar marginalmente más alto, lo que ayudará a impulsar la actividad junto con el efecto confianza que va a dar haber ganado una elección. Veremos si con este mix llegan a noviembre o tienen que cambiar algo antes. Hay argumentos para ambos lados.
El tipo de cambio es siempre un tema complejo. Pero hay que decirlo: por efecto del dólar más débil en el mundo, el peso, sin quererlo, se debilitó un 4% en términos reales desde enero. Y junio pinta que se seguirá debilitando, con un dólar que se mueve con relativa estabilidad en la zona de los 1.200 pesos, con el real por debajo de los 5,6 por dólar y el euro valiendo 1,14.
Lo fiscal sigue bien, pero el Peluca se enfrenta a un nuevo desafío. La movida para subir jubilaciones, extender la moratoria, aumentar los bonos y otras medidas no son irrelevantes en términos fiscales. Toda la pinta de que esto termina en un veto. Y luego habrá que ver si el Congreso insiste. Dado que sería difícil reasignar partidas para resolver este mayor gasto, el veto es la opción más razonable. Quizás Milei tenga que ser un poco más generoso con el PRO para que sus legisladores no se le abstengan la próxima vez.
La política va entrando en escena con la posible condena de Cristina Kirchner. Los diarios dicen que es cuestión de tiempo para que la Corte la mande presa. No está claro si al Gobierno lo beneficia o lo perjudica que Cristina se vaya martirizada a la prisión domiciliaria y se declare proscripta. Pero, al mismo tiempo, no está mal para las instituciones que la Corte tome decisiones sin hacer el costo-beneficio político. Quizás sea una de las pocas veces desde 1853 que pasa esto.
Para esta semana, lo más relevante será la inflación. Empieza el lunes la Ciudad de Buenos Aires y el jueves será el INDEC, con un dato que promete ser de los mejores de la era Milei. Salen datos de construcción e industria de abril que deberían ser buenos en su comparación contra marzo, que es la única relevante. Contra el año pasado es obvio que lo serán. Seguiremos auscultando datos de mayo a medida que salgan y empezamos a mirar los movimientos en la política a pocas semanas de las definiciones de candidaturas.
Hasta la semana que viene.
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