LEO ACHILLI
La economía en 3 minutos

#5 | Los arrogantes

Milei se mete en la discusión sobre el tipo de cambio. Caputo sigue acumulando pergaminos. La batalla del Impuesto a las Ganancias.

El presidente Milei se metió en la discusión sobre el tipo de cambio real que circula en la profesión. Fiel a su estilo, la cosa es siempre blanco o negro y los que no coinciden son arrogantes y estúpidos. Son estilos de comunicación y el que se enoja pierde, la frase de cabecera de Twitter. El argumento de Milei es que el mercado hoy no tiene implícito en los precios devaluaciones mayores a 4-5% mensual. Esto es poderoso porque los precios de mercado implican transacciones de dinero y no son simplemente análisis buenos o malos de profesionales desde una oficina. Sin embargo, hay una especie de loop. El mercado determina precios influido por lo que cree que el Gobierno va a hacer. Y en este sentido, hay pocas dudas de que el Gobierno tiene hoy poder de fuego y credibilidad dada por el superávit fiscal que esta teniendo para llevar esta política cambiaria por más tiempo.

Entonces, ¿es posible que las devaluaciones mensuales del 2% sigan por más tiempo? Sí, se puede. Pero eso no quiere decir que sea lo mejor. También es cierto que ese desajuste cambiario puede corregirse en el futuro y quizás no sea grave. Aunque también el riesgo es hacer un salto cambiario más adelante que tenga alto costo político. Y también es lógico pensar que con un peso más fuerte la recuperación de la actividad será más lenta. Con credibilidad recuperada (a esta altura pocos dudan de la convicción de Milei de eliminar el déficit y reformar la economía), quizás un manejo más equilibrado de la ecuación “ajuste monetario vs. actividad” puede tener sentido. ¿Cuándo? El timing es todo.

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Mientras tanto, Toto Caputo sigue acumulando pergaminos. Compró muchos dólares de nuevo esta semana. La recaudación de impuestos como un todo no fue buena, pero la parte que le toca al gobierno nacional fue menos mala que la de las provincias y de ahí es que podemos pensar que en marzo seguramente hubo otro superávit fiscal. La última vez que la Argentina tuvo tres superavits al hilo fue en 2008. Todos sabemos que hay componentes no sostenibles en ese superávit, pero la señal vale un montón.

El viernes Caputo dijo en una entrevista que la inflación de marzo anduvo cerca del 10%. Conociendo como comunica este Gobierno, deberíamos todos ajustar hacia abajo los pronósticos. Este viernes lo sabremos y mañana tendremos el proxy con la inflación de la Ciudad de Buenos Aires.

Ahora empieza el partido de las reformas. Hay miles de cosas para hacer que beneficiarían a empresas y consumidores a expensas de quintas, tongos y la industria del trámite, una de las más exitosas en estos lares. Una rápida implementación podría darle algo de aire a la discusión cambiaria. Este país con mejor productividad se banca la apreciación más fácilmente. Aparentemente van a abrir la SUBE, un paso en la dirección correcta, pero una gota en el océano en un mundo en donde las fábricas siguen teniendo problemas de abastecimiento por no poder pagar importaciones.

La otra batalla clave de estos días es la del Impuesto a las Ganancias. En este newsletter creemos que es imprescindible que al menos el 20% que más gana pague algo de impuesto a los ingresos. La nueva ley debe aprovechar para corregir los parches de la anterior. Los que ganan mucho, pagan mucho, los que ganan poco no pagan nada y los que están en el medio pagan algo. Y cambiémosle el nombre para que nunca más nadie diga esa frase de “el salario no es ganancia”, porque no tiene nada de sentido ni en la teoría ni en las prácticas internacionales. Lo que no tiene sentido es que un trabajador de rango medio pague la misma alícuota que el gerente general de la empresa. Si comunicamos bien esto, los gobernadores deberían dejar sus eslóganes populistas y pasar una buena ley de impuesto a los ingresos.

Para esta semana estaremos pendientes de las cifras de inflación en primera medida. Salen también los datos de la construcción e industria de febrero, que no deberían ser buenos. La construcción en particular está muy afectada por la obra pública y por el dólar barato en el segmento privado. Miraremos los datos de turismo internacional y no dejaremos ni un segundo la cuestión política, que es la pata más débil del gobierno de Milei.

Hasta la semana que viene.

 

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Andrés Borenstein

Economista jefe de Econviews. Profesor de economía (UBA y UTDT). Conductor del podcast 'La economía en 3 minutos'.

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