LEO ACHILLI
La economía en 3 minutos

#3 | Entusiasmo y complacencia

No nos preocupa tanto la recesión, que era inevitable, sino la cuestión cambiaria. La Argentina se está poniendo cara en dólares.

Los mercados la ven. La verdad es que el rally de los activos financieros ha sido impresionante. El día anterior al ballotage el riesgo país era de más 2.400 puntos y el viernes pasado cerró en 1.432. Las acciones también anduvieron bien. Hay buenos motivos para ello, tanto numéricos como filosóficos.

Entre los datos se puede destacar la recuperación de más de 8.000 millones de reservas, los dos meses de superávit financiero y la baja de la brecha desde 150% a un rango de 25-30%. Todas buenas noticias, más allá de que están sujetas a un “ah, pero Toto”. Desde lo cualitativo quedan pocas dudas de que esta gente tiene una convicción fuerte de bajar y eliminar el déficit fiscal y que la voluntad con cumplir contratos también está ok. Ah, y también algo de suerte. El riesgo en otros países de la región bajó también porque el mercado mundial está en modo de tomar más riesgo. Esto no es una crítica. Para ganar hay que hacer las cosas bien y también tener suerte.

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La licitación de deuda de esta semana fue buena. Los que compraron la nueva LECAP recibirán menos de lo que reciben hoy por los pases. Es decir que hay jugadores inteligentes entre los que se encuentran la tesorería de los bancos, que tiene una visión de que la tasa puede bajar más. Eso es sostenible con una inflación que baja más rápido que lo que ve la mayoría de los economistas. Es cierto que marzo viene bien, especialmente en lo que hace al consumo masivo. El número seguramente será de doble dígito, empujado por servicios. Volviendo a la licitación, al Gobierno ahora le sobran pesos por casi 1.000 palos verdes y entonces le compra dólares al Banco Central para ya tener encanutada la guita para pagar los bonos que vencen en julio. Y el mercado festeja. Buena jugada.

El problema acá no es decir que las reservas crecen porque los pagos de importaciones se hacen en cuotas. Eso es así y en febrero se pagaron menos de la mitad de las importaciones. También debemos decir que, al menos, hay certidumbre en los pagos, no como en la época de Massita que lo más cierto era que no los pudieras hacer y el empresario pyme promedio se transformaba en campeón mundial de rulos. El problema está en creerse Gardel.

Logros hay y merecen ser destacados. Pero como decimos con Gabriel Llorens en el libro Puede fallar, algunos de los errores más grandes en la Argentina se hicieron en épocas buenas. Aquellas épocas buenas no son asimilables a hoy, cuando recién estamos intentando salir del berenjenal lío que dejaron Alberto y Massa. Pero quizás el pecadillo potencial de estos días podría ser subirse a esta buena onda de los mercados y creérsela.

No nos preocupa tanto la recesión, que era inevitable, y que probablemente esté en su fase final. A muchos economistas nos ocupa la cuestión cambiaria. La Argentina se está poniendo cara en dólares antes de que empiece la recuperación, lleguen las inversiones y los grandes de Wall Street decidan volver a confiar. El problema es que justamente la apreciación puede llegar a abortar esa entrada de capitales que tanto necesitamos. En este newsletter no creemos que haya que tener un objetivo de tipo de cambio real, pero sí nos parece que es un cacho peligroso que en la Argentina se aprecie mucho el tipo de cambio antes de que se hagan las reformas.

Entendemos que el Gobierno no quiera poner en riesgo la baja de la inflación. Para muchos aumentar la tasa de devaluación un poco no complicaría las cosas. Pero obviamente es un riesgo que el Gobierno no quiere correr. Y hay que decirlo con todas las letras: así como es fácil creérsela con un par de victorias, también es mucho más fácil criticar y sugerir para los de afuera.

El Gobierno tiene un as en la manga, que es el levantamiento del cepo. Hay que decidir mil cosas respecto del timing y algunas características, como qué restricciones se mantienen, si se sigue cobrando el impuesto PAÍS y otras. Es una oportunidad comunicacional espectacular. Milei es crack en eso. Lo demuestra el hecho de que la gente siga bancando aun con la recesión. Un dato interesante es que el desempleo al cierre de 2023 era especialmente bajo: 5,7%, aunque con mucho plan e informalidad. Aunque haya subido un poco en estos meses, el punto de partida no era tan malo. Recordemos que en 2002 el desempleo superó holgadamente el 20%.

Para esta semana corta, veremos el PBI de enero que seguramente marcará una caída respecto a diciembre del 1% o algo así. Tenemos la balanza de pagos que mostrará un cierre 2023 con déficit y el índice de salarios de enero. Hasta la semana que viene.

 

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Andrés Borenstein

Economista jefe de Econviews. Profesor de economía (UBA y UTDT). Conductor del podcast 'La economía en 3 minutos'.

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