Una semana caliente. El mayor logro de Milei no fue que haya bajado el dólar blue ni que la brecha cambiaria esté en el menor valor desde mayo. El gran mérito del Peluca es que la hizo hablar de economía a Cristina Kirchner. Cuando los asesores políticos piden deseos, no se animan a pedir tanto. Si hay un lugar en donde al kernerismo se le entra fácil es en la economía. No dejaron ninguna macana sin hacer, hasta el punto de que aquellos que siempre los apoyaron ya se desmarcaron todos. Imagínense que el Chapo salió a hablar de la pandemia porque prefiere no hablar de economía y, cuando habla, manda fruta con su amigo Joe sobre finanzas internacionales porque, de Argentina, no puede.
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Aparte del favorazo que le hizo Cristina Elisabet a Milei, los paros de los gremios aeronáuticos terminan dándole más nafta a la agenda de desregulación de Sturzenegger, Lavigne y compañía. La agenda es buena por sí misma, pero si necesita algo para que la sociedad se ponga de su lado, son estas huelgas que le arruinan el fin de semana a la clase media. Las aerolíneas van a terminar volando con tripulaciones extranjeras si siguen así.
Obvio que también aparecen pelotazos en contra, como decía el gran Aníbal. En esta ocasión, fue Bartolomé Abdala con su casta de asesores. “¡Pedro! ¡Mirá quién vino!”, diría. La suerte de Milei es que el gran público no conoce al senador puntano, así que pasa debajo del radar. Punto gratis para la libertad, carajo.
En la economía, pese a que el mundo estuvo complicado con Wall Street cayendo toda la semana, los activos argentinos anduvieron bastante bien. Los depósitos en dólares crecieron más de 1.000 millones desde finales de julio, señal de que el blanqueo empezó a caminar. Recordemos que está buenísimo que el blanqueo salga bien, pero en materia de reservas netas hay poco para salvar las papas de corto plazo.
Tal como esperaba el Gobierno, hubo algunos rubros que acusaron baja de precios con la reducción de 10 puntos del impuesto PAIS. Materiales de construcción, algunas marcas de autos y seguro habrá más. De todas maneras, no esperemos una baja sustancial de la inflación. Sí será más baja que en agosto, pero pinta entre 3% y 3,5%. Agosto dio 4,2% en la Ciudad y todo apunta a que en la Nación sea algunas décimas más baja. En la Ciudad pegó el transporte que en la Nación no será tan grave. Los precios estacionales bajaron en la Ciudad y no sé si bajarán en la misma proporción en el resto del país.
Los datos de actividad de agosto no fueron tan buenos como los de julio, pero zafaron. Se patentaron muchas motos y autos. La producción de vehículos no estuvo mal, pero fue, ajustada por estacionalidad, menor a la de julio. Los datos de despachos de cemento también cayeron un toque. La recaudación de los impuestos más ligados a la actividad no estuvo mal tampoco, aunque el número de recaudación no haya sido tan auspicioso. El crédito sigue bien y creemos que hubo alguna suba marginal de salarios. Las ventas minoristas cayeron más del 10% contra el año pasado, pero subieron alguito contra julio. La economía camina. No da para eufemismos de buceo, pero anda.
Para esta semana estaremos pendientes de la inflación de agosto, que sale el miércoles. También veremos números finales de julio de industria y construcción, que descontamos serán buenos. El empleo de junio nos dará una noticia en términos de si aflojan las reducciones. La política seguro traerá alguna sorpresa. Y como siempre, miraremos los dólares del Banco Central, el riesgo país y cualquier gesto que entre líneas nos diga si el Gobierno tiene intenciones de salir del cepo rápido, algo que, creemos, sería acertado, como venimos diciendo hace rato.
Hasta la semana que viene.
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