LEO ACHILLI
Diario del Mundial

#21 | Partido accesible

Francia ganó bien, pero no le sobró nada. La final habrá que ganarla, pero no parece una empresa inaccesible ni mucho menos.

Semifinal: Francia 2×0 Marruecos 

Salvo algún hincha recalcitrante del Real Madrid (qué rencorosa puede ser la gente), el mundo está rendido a los pies de Messi, esperando que la Argentina se lleve el título el domingo. Hasta los brasileños están resignados. Pocas veces una final tuvo tanta disparidad entre los hinchas de uno y otro equipo. Claro que hay que ganar esa final, pero no parece una empresa inaccesible ni mucho menos, sobre todo después del partido de hoy, en el que Francia ganó bien pero no le sobró nada y Marruecos le impuso su muy buen juego durante buena parte del partido. Si ese juego no se reflejó en el marcador fue porque, a pesar de que tuvieron un gran mundial, a Marruecos le pesan (al menos, por ahora) los escenarios decisivos. 

También hubo un par de detalles que terminaron favoreciendo a Francia, en particular la muy dispar actuación de ambas defensas. Marruecos arrancó el torneo jugando con cuatro en el fondo (Hakimi, Aguerd, Saiss, Mazraoui) y los mantuvo hasta el partido con Portugal, en el que debió prescindir de los lesionados Aguerd y Mazraoui. Hoy decidió, un poco inexplicablemente, empezar con una línea de cinco y, además, Aguerd se lesionó después de que se diera a conocer la formación, mientras que Saiss no estaba en plena forma (tuvo que salir a los 20 minutos y el técnico volvió a la línea de cuatro). Pero Dari y Yamiq (los había visto contra Portugal) no parecieron del todo sólidos y los errores de los centrales le costaron el partido, pero también crearon la sensación inicial de que Francia podía perforar esa defensa con cierta facilidad. Así, a los 4 minutos Theo Hernández pescó un rebote y abrió el marcador, a los 16 Giroud pegó un tiro en el palo y a los 35 se perdieron el segundo Mbappé y Giroud. 

A Marruecos le costó mucho reaccionar porque Francia le regalaba la pelota pero era mucho más peligroso en la contra.

A Marruecos le costó mucho reaccionar porque Francia le regalaba la pelota pero era mucho más peligroso en la contra, mientras que hasta este momento del torneo había sido un equipo que jugaba de contragolpe y hacía exactamente lo que su adversario le hacía a él. Pero sobre el final del primer tiempo, el central El Yamik metió un tiro en el palo que pudo ser el empate y eso le sirvió a Marruecos para convencerse que podía empatar. Y tuvo media hora del segundo tiempo como para hacerlo, jugando un gran partido de asociaciones, pases y llegadas al fondo con la conducción de Amrabat desde atrás y las incursiones de Hakimi, Ounahi, Ziyech y Boufal. Grandes jugadores tiene Marruecos, como lo dijimos desde el primer día, jugadores de calidad y de cabeza levantada. 

Pero Francia se defendió bien. Muy bien. Hoy jugaron Konaté y Fofana por Upamecano y Rabiot (ambos engripados) y no desentonaron para nada. Pero, además, Griezmann apareció siempre que se lo necesitaba en su área y también en la gestación del ataque. Lo de Griezmann es un caso extraordinario: durante su estadía en Barcelona pareció que se había olvidado de jugar, como le pasó a Hazard en el Real Madrid. Pero Hazard nunca se acordó, mientras que Griezmann jugó un mundial excelente (ya había levantado en el Atlético). Con esa defensa y un par de retoques (Thuram por Giroud y Kolo Muani por Dembélé) no solo aguantó hasta el final sino que retomó el control del partido y así llegó el segundo gol, cuando Kolo Muani pescó un rebote después de una gran jugada de Mbappé. Nada que no hayamos visto hacer antes a los franceses. 

La Francia de hoy se pareció más a la del mundial pasado que a la de este: fue un equipo que esperó agazapado para sorprender de golpe.

Solo que la versión de hoy se pareció más a la del mundial pasado que a la de este: fue un equipo que esperó agazapado para sorprender de golpe. En la disyuntiva entre tenencia y blitzkireg de la que hablamos en días anteriores, hoy fue mucho más la segunda que la primera, como en Rusia 2018, mientras que en los primeros partidos su juego había sido más balanceado, tal vez por la presencia de Rabiot en el medio. Son peligrosos los franceses y son fuertes en todas las líneas, pero creo que su caudal ofensivo es menos importante del que insinuó al principio. Si bien Tchouaméni fue creciendo, Dembélé fue decreciendo (intuyo que no va a ser el titular el domingo) y van dos partidos en los que Mbappé no convierte. Francia (y esto es un elogio) debe ser el equipo más sencillo tácticamente del torneo: cuatro en el fondo, a los que se suma Griezmann, tres en el medio, tres arriba y cada uno por su carril, aunque Mbappé suele correrse al medio y el lateral Theo sube algunas veces. Por otro lado, Francia no tiene mucho banco, aunque hasta ahora los suplentes cumplieron. O no quiere tenerlo. Es que Deschamps apuesta a manejase con pocos jugadores, los menos posibles: no reemplazó a Benzema en la lista de 26 y es muy reacio a utilizar los famosos cinco cambios. Por el contrario, aguanta casi hasta el final con los once titulares pensando (creo que con acierto) que, cuando se va ganando, no conviene perturbar la concentración ni la mecánica del equipo. Hoy, con Giroud muy cansado, Deschamps pasó a Mbappé al centro del ataque y puso a Thuram en la punta izquierda para que, de paso, diera una mano con el ataque de Hakimi por ese lado. Y eso fue todo.

¿Cómo le va a jugar Argentina a ese equipo tan predecible? Supongo que la idea va a ser ganar el medio de la cancha y neutralizar a Griezmann (y, desde luego, tratar de controlar a Mbappé). No sé a qué va a recurrir Scaloni ni tampoco sé qué va a hacer Deschamps con Messi. En realidad, no me importa. Para eso están los técnicos. Yo quiero ver el partido y que salga bueno, como salieron buenas las dos semifinales. Y que Argentina juegue sin miedo, con la certeza de que tiene detrás al mundo futbolístico.

De más está decir que Argentina tiene también detrás a un buen número de argentinos, futboleros o no, que se están mordiendo los codos desde ayer, esperando que llegue el domingo. Por mi parte, espero el sábado para ver la despedida de Croacia y Marruecos, dos equipos que le hicieron bien al torneo. En cuanto a la final, me parece que no queda mucho por decir. No usemos más tinta, aunque sea digital, de la que corresponde. 

 

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Quintín

Fue fundador de la revista El Amante, director del Bafici y árbitro de fútbol. Publicó La vuelta al cine en 50 días (Paidós, 2019). Vive en San Clemente del Tuyú.

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