LEO ACHILLI
Diario del Mundial

#22 | Doce momentos para un repaso

Mientras esperamos la final, un poco de balance.

Una vez que se juegue la final en Qatar, va a haber muy poco que decir. Todos los pensamientos que tengamos sobre el mundial van a quedar a la sombra de ese partido. Por eso, antes de que la ansiedad termine de devorarnos, es un buen momento para recordar algunas cosas que ocurrieron en estos días. 

20/11 – Partido inaugural: Ecuador-Qatar

Un mundial artificial debía comenzar con un partido artificial. El local sería el equipo más flojo del torneo. Ecuador tuvo sus 15 minutos de fama cuando empató contra Holanda en el segundo partido. En su fase warholiana, el técnico Alfaro pasó por filósofo y libertador de América, pero todo terminó en el partido decisivo contra Senegal, cuando el veterano goleador y capitán Enner Valencia jugó lesionado y Alfaro mandó a todos atrás. El desenlace del grupo sería una muestra de la superación de los africanos y de la decepción de los americanos del sur, centro y norte. 

22/11 – Grupo C: Argentina-Arabia Saudita

El mundial venía previsible hasta que, al tercer día, Arabia Saudita produjo la gran sorpresa contra un equipo argentino que ganaba uno a cero a los diez minutos (con el primero de los penales obsequiados por el VAR y convertido por Messi). Pero Argentina se perdió en la cancha y cuando, en una ráfaga, los saudíes convirtieron dos golazos, el equipo se abatató para terminar victimizándose y echándole la culpa al VAR. Con el correr de los partidos y de la mano de Messi, Argentina recuperaría la serenidad y la confianza así como iba encontrando el equipo titular, del que ese día no formaron parte Acuña, Mac Allister, Enzo Fernández ni Julián Alvarez. También ayudó que los rivales a vencer en el grupo fueran México y Polonia, dos equipos muy pobres, símbolos del retroceso americano y europeo en Qatar.

23/11 – Grupo E: Alemania-Japón

Al otro día de lo de Arabia Saudita, es Japón el que ocupa los titulares. También iba perdiendo por un penal (inventado, como la gran mayoría de los que se pitaron en Qatar, pero el mundo futbolístico se ha acostumbrado a esa particular intervención de la suerte, con o sin VAR, que son los penalcitos, o penariolas o “por favor, cómo vas a cobrar penal por eso”). Jugaba bien Alemania pero se fue del partido y Japón le ganó con dos ataques fulminantes. El técnico Moriyasu fue el brujo de la semana, aunque después Japón perdió con Costa Rica, que venía de ser goleado 7 a 0 por España. Más tarde, Japón le terminó ganando a España y clasificó a octavos, donde Croacia lo eliminó por penales. Lo más destacado de Japón fuero sus delanteros suplentes: Doan, Mitoma y Asano. Pero sigue siendo difícil estimar el potencial japonés, que ya se había insinuado en el mundial anterior. Son rápidos en la cancha y después se van en un suspiro dejando una impresión fantasma. Alemania, por su parte, es igualmente misterioso. No se sabe bien a qué juega, pero se muestra cada vez más frágil. Del exquisito Musiala (una de mis apuestas fallidas) al tanque tradicional Fullkrug, hay más Alemanias que en la época de la división. 

28/11 – Grupo G: Camerún-Serbia

El partido más loco del mundial. Arranca ganando Camerún, Serbia lo da vuelta en el descuento del primer tiempo. En el segundo, Serbia se florea y logra el tercero tras toques y más toques. Entra el loco Abaoubakar, hace un gol de galera y bastón, le sirve el empate a Choupo-Moting. Después no pasa casi más nada. Aboubakar volverá contra Brasil, con el equipo eliminado, para meter un golazo de cabeza, sacarse la camiseta y hacerse echar por doble amarilla. Serbia es otro equipo difícil de evaluar: tiene potencial ofensivo, pero a Brasil le hizo un partido muy físico, contra Camerún tuvo momentos brillantes y después se quedó afuera con Suiza, en otro partido a cara de perro que incluyó un fabuloso gol de cabeza de Mitrovic. Serbia, donde además juega Tadic, se anunciaba como una posible revelación y se fue con un solo punto. Acaso habría que darle otra oportunidad, aunque fue parte del fiasco europeo en Qatar.

1/12 – Grupo F: Croacia-Bélgica y Canadá-Marruecos

La tercera fecha de la fase de grupos fue mucho más entretenida que de costumbre. A eso contribuyó el cambio del sistema de desempate (la diferencia de gol general antes que el resultado entre los equipos empatados), que abrió las combinaciones posibles. Pero también fue una señal de que el mundial fue más parejo que los anteriores. Nadie consiguió los nueve puntos en la fase de grupos y solo tres equipos clasificaron en la segunda fecha (y los tres perdieron en la tercera).

Lo del Grupo F fue particularmente interesante porque dos de los grandes fraudes del mundial enfrentaron a dos que serían semifinalistas. Canadá fue posiblemente la mayor venta de humo de Qatar, provocada por un técnico ignorante del fútbol y patológicamente mentiroso, aunque del tipo que los periodistas compran a favor de la pobreza del fútbol que se juega en la Concacaf. (Estados Unidos, con sus eternas limitaciones y también con sus métodos que parecen provenir de otros deportes, jugó un fútbol más sensato.) Croacia le había dado un paseo a Canadá, que ahora completó sus cero puntos perdiendo con Marruecos, en otro partido que terminó dos a uno después de que el resultado se diera vuelta. A la misma hora, Croacia empataba con Bélgica y se clasificaba, exponiendo lo que nadie quería reconocer en años anteriores: el fraude belga, una equipo sobrevalorado desde hace varios torneos (aun con buenos jugadores) pero ahora envejecido y, como se supo después, con el plantel peleado entre sí y sin ganas de jugar. A la hora de nombrar debacles de los europeos de medio pelo, faltaría mencionar a Dinamarca, el equipo que mostró menos entusiasmo de todo el torneo.  

1/12 – Grupo E: Japón-España y Costa Rica-Alemania

Una definición rarísima, con Alemania quedándose afuera pero haciéndole el favor a España de ganarle a Costa Rica mientras España perdía con Japón. España arrancó con esa goleada absurda a los costarricenses (que se querían ir de la cancha después del tercer gol) y pareció estar entre los candidatos. Pero, como señalamos aquí, es muy difícil ganar un mundial sin delanteros de jerarquía y España lo mejor que tiene es a Morata, a Asensio, a Ferrán Torres, a Nico Wiliams, a Ansu Fati, jugadores de medio pelo o demasiado jóvenes. Si hay otros mejores, Luis Enrique no los convoca. Pero confía en el Barcelona, con un medio campo que parecía destinado a brillar y, salvo por el partido inicial de Busquets, fracasó en toda la línea. Lo lamento por Pedri, otro de mis favoritos previos, al que se lo vio acobardado y sin vuelo. España se fue sin gracia y a Luis Enrique lo echaron como se merecía. Ese pasarse la pelota sin cambiar de ritmo fue de lo más soporífero del torneo. Recuerdo haberme dormido incluso en la goleada inicial. Y hablando de juveniles, no fue un torneo donde haya habido grandes apariciones. Mbappé es del mundial anterior y en Qatar lucieron Bellingham, Gvardiol, Ounahi, Gapko, los argentinos Julián y Enzo, pero pocos más. En cambio, hay que decir que los grandes veteranos estuvieron a la altura: Messi, Neymar, Mbappé, Modric, Kane. Con una gran excepción, de la que hablaremos más abajo. 

2/12 – Grupo H: Corea-Portugal y Ghana-Uruguay

Uruguay prometía. Prometían sus nuevos jugadores, sus Valverde-Bentancur-Núñez-Pellistri, prometían sus veteranos Godín-Giménez-Suárez-Cavani, prometía una actitud más ofensiva que incluyera a De Arrascaeta en la formación inicial. Pero el técnico Alonso no quiso y Uruguay se quedó afuera a la uruguaya: amarreteando contra Corea, perdiendo con Portugal e ignorando que tenía que ir a buscar más goles con Ghana (un equipo que prometía más y terminó siendo de lo más flojo de Africa), porque Corea le terminó ganando a los portugueses. En lugar de clasificar, Uruguay terminó uruguayeando: denunciando conspiraciones, pidiendo penales que no fueron (lo que los perjudicó, en cambio, fue el ridículo penal que le cobraron contra Portugal), haciendo escándalo. ¿Aprenderán alguna vez a comportarse a la altura de las circunstancias? ¿Entenderán que algo hay que arriesgar alguna vez? Mientras Uruguay y Ghana quedaban afuera, clasificaron Portugal y Corea. Corea sigue siendo un equipo capaz de grandes hazañas, mucho más interesante que los europeos de medio pelo. Pero también se va rápido.

6/12 – Octavos: Portugal-Suiza

Ese día ocurrió algo extraordinario. Fernando Santos, para felicidad de nuestro amigo Francisco Ferreira, lo dejó a Cristiano Ronaldo en el banco. El de Ronaldo fue el mayor fracaso individual de este mundial, fruto de su descerebrado divismo. Su performance en Qatar, precedida por las estupideces que hizo en el United, deberían servir para que todos los que dijeron alguna vez que estaba a la altura de Messi y que competía con él para ser el mejor del mundo pidieran perdón después de peregrinar a Luján. Sin Ronaldo, Portugal se liberó y se dedicó a atacar a favor de un equipo suizo livianito, que agotó su energía pelándose con los serbios. Los suizos, como siempre, clasificaron y claudicaron. No tienen cura.

Pero los portugueses tampoco, por lo menos bajo Fernando Santos, que acaba de ser despedido después de quedarse afuera contra Marruecos jugando ese fútbol híbrido y medroso, que separa a sus mejores jugadores (Bernardo Silva, Bruno Fernandez, João Félix) en vez de juntarlos. Contra Suiza, el joven delantero Gonçalo Ramos hizo tres goles y fue rápidamente promovido a estrella del torneo. Hubo un ruso que una vez hizo seis goles en un partido. ¿Ustedes se acuerdan del nombre? Pero el periodismo no puede evitar los fuegos artificiales. Dicen que el sucesor de Santos puede ser Mourinho, lo que no garantiza que juegue mucho mejor, pero sería un gran nombre en una selección nacional, algo que no abunda. Tal vez esa sea la tendencia en los próximos años. 

9/12 – Cuartos: Croacia-Brasil

Brasil era mi gran candidato, pero se fue casi por la puerta de atrás, aunque no sin dejar algunos recuerdos. Como el gol que Neymar hizo ese día después de tirar dos paredes y eludir al arquero. O la goleada contra Corea, después de la mejor media hora del torneo. O del partido con Serbia, resuelto con goles brillantes después de una gran batalla. Brasil hubiera sido la gran medida de la Argentina en el aspecto estrictamente futbolístico. Pero no lo fue en la construcción del equipo. La apuesta de Tite fue muy rara y se basó en la soberbia de suponer que la calidad individual de los jugadores le permitiría defender con suficiencia y definir cualquier partido apenas tuviera la oportunidad, pero sin necesidad de un funcionamiento colectivo, simplemente teniendo la pelota en campo contrario y jugándola bien, sin perderla, gracias a la capacidad técnica de sus cracks.

Con eso no alcanzó. Contra Croacia no manejó tan bien la pelota, no se pudo acercar bien al área, apeló a cambios muy cuestionables (como si los suplentes y los titulares tuvieran el mismo nivel) y cuando, a pesar de eso, tenía el partido ganado gracias a la genialidad de Neymar (el jugador más subvalorado del torneo) se lo empataron por un descuido en la zona más floja del equipo, que fue el lateral derecho. Me hubiera gustado saber qué ocurría contra la Argentina si Brasil pasaba. De todos modos, ese día Croacia volvió a demostrar que sabe jugar mundiales, mientras que Brasil parece haberse olvidado hace tiempo. Tite no cumplió con la expectativa de proponer una alternativa exitosa a los dungas y me temo que los dungas van a volver.  

9/12 – Cuartos: Argentina-Holanda

Tengo sentimientos encontrados con respecto a este partido. No me gustó que en un mundial tan fair play, estuviera tan cargado de violencia. No me gustó que los jugadores argentinos hicieran de unas declaraciones estúpidas de van Gaal en la conferencia de prensa una bandera para declararle la guerra a los Países Bajos. Tampoco me gustaron las declaraciones irrespetuosas de van Gaal (es lo suficientemente grande como para andar haciendo chiquilinadas que desmerecen sin necesidad a los rivales). Ni me gustó que los jugadores holandeses terminaran enloquecidos y tratando de ganar de cualquier manera. Y tampoco me gustó que Messi participara de esa tendencia victimista y uruguaya que casi le cuesta al equipo un partido que tenía ganado, en el que jugaba mucho mejor y en el que había neutralizado completamente a Holanda y no corría riesgos.

Van Gaal tampoco se lució ese día como táctico: su equipo se olvidó de lo bueno que había hecho en ofensiva contra los Estados Unidos, no intentó subir por los laterales y se concentró en marcar a Messi. Scaloni, aunque volvió a apresurarse con los cambios, estuvo más lúcido de entrada, neutralizó a Frenkie de Jong y Messi se liberó en el momento decisivo cuando vio la subida de Molina. Pero aunque algunos crean que es la síntesis positiva de la argentinidad, a mí la imagen del Dibu Martínez violento y desaforado a la hora del festejo me da vergüenza, aunque ataje penales. Entiendo que ese tipo de reacciones son parte de la confianza y de la cohesión anímica del equipo, pero también pueden convertirse en un lastre si las cosas se complican.

13/12 – Semifinal: Argentina-Croacia

Este fue el día en el que Messi ascendió para siempre al Olimpo del fútbol. Y eso es independiente de lo que vaya a pasar en la final. Ese día demostró que está en un lugar al que el fútbol solo había llevado a dos jugadores: Pelé y Maradona. Pero Messi tiene 35 años y es capaz de hacer lo que parece imposible, como esa jugada en el tercer gol que será imborrable. Les pido que vuelvan a verla y aprecien todos los recursos que utiliza Messi para desairar a Gvardiol y después servirle la pelota a Julián: usa las dos piernas, los dos perfiles, un número increíble de frenos y arranques y no pierde nunca de vista donde están los contrarios y los compañeros. Esa obra maestra es la culminación (por el momento) de una carrera gloriosa que todavía puede dar más.

Pero también es parte del liderazgo que Messi mostró en el torneo, en el que hizo algo que parece más allá de la voluntad y, sin embargo, es también voluntad pura. Una voluntad para perfeccionar su genio y pegar con él un último salto de calidad cuando nadie esperaba algo semejante, cuando no era lógico esperarlo. Croacia fue un muy digno semifinalista, que jugó al fútbol siempre, que mostró (en particular contra los ingenuos y soberbios canadienses) que el fútbol no es un deporte que se preste a las estrategias arbitrarias sino que, por el contario, tiene fundamentos y respetarlos es bueno para la estética tanto como para el resultado. De paso, Modric, a los 37, sigue jugando al mismo novel que hace cuatro años, cuando solo tenía 33. 

14/12 – Semifinal: Francia-Marruecos

Casi no hablé de los otros dos semifinalistas, que también tuvieron un campeonato meritorio. Marruecos, el primer equipo africano en llegar a esta instancia, fue, desde luego, la gran sorpresa. Había arrancado tímidamente contra Croacia, en un cero a cero muy aburrido. Dije en ese momento que me parecía un equipo demasiado disciplinado aunque tenía jugadores capaces de hacer otra cosa. Y, efectivamente, eran capaces. Conocía a Boufal, a Ziyech, a Bono, a Hakimi, a Mazraoui, a Saiss, pero no a Sofyan Amrabat ni a Azzedine Ounahi, que resultaron dos grandes figuras de la copa y le permitieron a Marruecos llegar invicto y con un solo gol en contra (que fue en contra) a las semifinales, ganarle a Bélgica y a Portugal además de eliminar a España por penales. Marruecos, como Croacia, jugó al fútbol de antes, eso que algunos descalifican como “tradicionalista” y que se basa en buscar al compañero libre y hacer circular la pelota cuando se la consigue, sin hacer un desgaste de energía exagerado.

Contra Francia estuvieron a punto de empatar hasta que el esfuerzo los superó. Y entonces Francia remató el partido. Francia es un equipo tan fácil que se hace difícil entender por qué gana con tanta simplicidad, por qué logra siempre que se le abran las oportunidades (no demasiadas) que terminan siendo letales. Es cierto que Francia tiene jugadores de altísima calidad. No voy a descubrir a Mbappé, un crack que produjo casi todo lo que se esperaba de él, ni tampoco al seguro Lloris ni al sabio Griezmann ni al eficaz Varane ni al contundente Giroud, que también contribuyeron en el mundial pasado. Pero esta Francia, que sufrió una serie interminable de bajas (y que ahora aumentan debido al misteriosos virus del camello, que solo parece afectar a los jugadores franceses) terminó jugando con Koundé, Theo Hernández, Konaté, Tchouaméni, Fofana y Dembélé de titulares, jugadores que tienen poquísimos partidos en la selección.

En estos días se supo que el técnico Dechamps no quiso usar a Benzema y aprovechó una pequeña lesión para darlo de baja. Y esto nos lleva a dos reflexiones. Por un lado, que estas decisiones del técnico (forzadas o voluntarias) llevaron a Francia a la final, ganando los partidos (salvo la derrota ya clasificada y con suplentes frente a Túnez) con cierta comodidad y sin jugar alargues. Francia, tras una serie de partidos fáciles (Australia, Dinamarca, Polonia), le ganó sin problemas a Inglaterra, un equipo en el que cada cambio en la formación es motivo de debate nacional por la increíble telaraña de precauciones y frustraciones generadas por su entrenador Southgate. Pero, por otro lado, es raro que a Francia todo le salga sin esfuerzo, que pueda reemplazar jugadores sin que se resienta el juego. Algún día se tiene que vaciar el cuerno de la abundancia y la Argentina está en condiciones de que sea mañana mismo. 

 

Si te gustó esta nota, hacete socio de Seúl.
Si querés ver todo el Diario del Mundialandá acá.

 

Compartir:
Quintín

Fue fundador de la revista El Amante, director del Bafici y árbitro de fútbol. Publicó La vuelta al cine en 50 días (Paidós, 2019). Vive en San Clemente del Tuyú.

Seguir leyendo

Ver todas →︎

#24 | La tercera estrella

El diario se despide de la mejor manera posible: con Argentina campeona de la Copa del Mundo.

Por

#23: El aperitivo de la final

El partido por el tercer puesto fue más intenso que de costumbre. Los croatas son un buen equipo, y lo saben. Marruecos tiene un potencial que no le habíamos descubierto.

Por

#21 | Partido accesible

Francia ganó bien, pero no le sobró nada. La final habrá que ganarla, pero no parece una empresa inaccesible ni mucho menos.

Por