ELOÍSA BALLIVIAN
Domingo

Todas las voces

Fuego en el inbox. Nuestros lectores reaccionan al resultado de las elecciones y la crisis en Juntos por el Cambio.

Nuestra edición especial sobre las elecciones del domingo pasado, con su resultado inesperado y la crisis posterior en Juntos por el Cambio, generó tal respuesta de parte de nuestros lectores que decidimos agrupar algunas de los mejores mensajes para darles la relevancia que necesitan. Los presentamos acá debajo, levemente editados para darles más claridad:

 

Voy a votar en blanco

de: Alberto Pérez
a: Revista Seúl <info@seul.ar>

Buenísima la nota, la leí después de escuchar a su autor, Julián Gadano, con María O’Donnell. Y hoy, dos días después, siento una enorme tristeza y vergüenza. Voté a JxC siempre, con los ojos cerrados, hoy con casi 70 años a cuestas me doy cuenta de que me mintieron de nuevo. ¿Ahora salen a apoyar a Milei o a Massa? Después de una interna feroz, vergonzosa, sin ideas, sin propuestas, llegamos a esta entrega de un capital político de millones de votos.  ¿No deberíamos ser una oposición responsable? ¿No deberíamos aprovechar para mostrarle a la sociedad que tenemos propuestas e ideas? Parece que no.

En algo Milei tuvo razón: Juntos x el Cargo. Solamente pido que no salgan públicamente en nombre propio a decir a quién van a votar, eso debería ser una decisión en conjunto y que cada uno haga lo que quiera, pero abstenerse de apoyar a uno u otro. Lo tengo decidido, aún sabiendo que eso beneficia al que gana: voy a votar en blanco, no quiero ser co-partícipe de ninguno de los dos. Es más, creo que ganando Massa, voy a estar esperando para que arregle lo que no pudo hacer hasta ahora: como el peron-kirchnerismo le banca que devalúe, que subas las tarifas, los servicios, que le empiecen a explotar todas las bombas que está dejando plantadas. Me voy a suscribir a Seúl, necesito compañía, necesito que me ayuden a entender, a soportar lo que va a venir.

Y también creo que esto es una carta de despedida a Juntos x el Cambio. Saludos y por favor, sigan, no nos dejen.

 

Miedo versus pánico-terror-susto

de: Jorge Madoz
a: Revista Seúl <info@seul.ar>

Primero: Milei me da un poco de miedo. Massa me da pánico-terror-susto. Segundo: Francia. Tercero: Era hora que saliera a la luz el conflicto de JxC (y el PRO). Es el momento indicado.

Si algo valoro de la aparición de Milei es que amplió la ventana de Overton. No me hago el intelectual, confieso que aprendí el concepto googleando luego de escucharlo de boca de Roman Roy en Succession. Es simplemente que puso sobre la agenda y discusión temas que antes eran “prohibidos”. Definirse como liberal en 2015 y para atrás era mala palabra. Hablar de un Estado más chico era impensable. Y en general todo lo que implicaba un Estado no paternalista, la competencia, el mérito individual (¡hasta se discute aún ese concepto!), la alineación con el mundo occidental y muchas otras cosas más… no existía.

Fui votante de JxC de la línea más “dura”. Un halcón si quieren. No pienso que el gobierno de Macri haya sido un fracaso, aún con todo lo que debería haber hecho mejor. La aparición de Milei me molesta, sobre todo porque se dedicó a criticar a JxC por “gradualista”, cuando después de las PASO se transformo en Javier Delay. Reformas de no sé cuántas generaciones, necesidad de 35 años para que Argentina mejore.

Pero ahora sale a la luz lo que se veía de hace tiempo. Y es que JxC hoy no existe, y probablemente dejó de existir en el momento que ganó en 2015 siendo Cambiemos o poco después. Fue una alianza exitosa para ganar la elección contra el kirchnerismo-peronismo unido que tanto daño hizo, y que eligió un candidato “centrista, moderado” como Scioli al que se le ganó raspando en ballotage.

Pero ahora sale a la luz lo que se veía de hace tiempo. Y es que JxC hoy no existe, y probablemente dejó de existir en el momento que ganó en 2015

Cambiemos ganó en 2015 raspando y le costó muchísimo gobernar. No sólo porque ganó raspando el ballotage, también porque no tenía mayorías parlamentarias, por errores propios y muchos etcéteras. Si bien tenía la Ciudad y la provincia de Buenos Aires, no era un gobierno “fuerte”. Eso, en abstracto, no es malo. Pero si lo ponemos en el contexto de 12 años previos de kirchnerismo socavando los conceptos básicos de institucionalidad y una sociedad con los conceptos bien tirados “hacia la izquierda”, más una fuerza opositora a la que le interesa poco respetar las instituciones, que no se pone colorada en mentir descaradamente… Qué difícil arreglar una economía con tantos desequilibrios económicos. Sólo pensemos en las tarifas de los servicios y el INDEC para entender el asunto.

Y el gran problema adentro: los partidos que conformaban Cambiemos, excepto el PRO, se parecían y parecen mucho más al peronismo que a los liberales. Sólo tenemos que repasar las actitudes de los dirigentes de la UCR y la CC esos años. Incluso dentro del PRO existía y existe un ala estatista, que quedaba algo escondida dentro del liderazgo de Macri. Pero estaban juntos por el espanto, absolutamente justificado, que generaba el kirchnerismo.

Esa alianza era lógica, razonable, posible. Otra vez recordemos como era la sociedad en 2015. No había lugar para conceptos liberales. Si en su aparición (y ahora mismo) Milei parecía un loco, en ese momento no hubiera tenido ninguna llegada posible a ningún público, que era casi inexistente para ese mensaje. Cambiemos, liderado por el PRO, inició la apertura de la ventana de Overton. Que luego Milei (y otros liberales como Espert) siguieron agrandando a la “derecha”, siendo injustos en buena parte con Cambiemos y Macri. Pero el problema era otro: Cambiemos era demasiado heterogéneo, a la hora de gobernar chocaron los liberales con los estatistas. No sé si eso en si les costó la elección, creo que en parte sí. Y siguieron chocando una vez que fueron oposición a partir de 2019. Pero se disimuló por ser oposición, por la alteración que significó la pandemia y por tener al gato de Schrodinger gobernando.

Otra vez recordemos como era la sociedad en 2015. No había lugar para conceptos liberales.

El escenario de 2023 forzó las cosas. La aparición de Milei y la puesta sobre la mesa de la agenda liberal partió aguas, que se evidenció en la interna durísima entre Bullrich y Larreta. En ese punto es donde se desdibuja JxC. Gana el ala liberal con Bullrich con un mensaje bien enfrentado al peronismo versus el mensaje de Larreta que culposamente (o no) quería captar al “peronismo republicano”. El costo interno fue altísimo, que después se materializó cuando quedó fuera del ballotage contra un mensaje claramente definido de Milei.

Y la explosión. JxC deja de existir conceptualmente. Las palomas de la UCR y el CC se corrieron rápido hacia una neutralidad con mucho olor a apoyo a Massa. No sólo olor: la vicepresidenta de la UCR anunció inmediatamente que su propuesta es apoyar al ministro presidente. Incluso el PRO queda dividido entre los que apoyan a Milei y los que no, algunos quizá por los ataques explícitos y personales de Milei hacia prácticamente todos. Otros, porque su ideario no tiene nada de liberal. Y el gran truco del “peronista moderado reformista conciliador” hace su truco, sumado a la suelta de cargos, los arreglos políticos, los planes platita y todas las artimañas que desplegó el peronismo.

Una boleta con Wado y Máximo

Ahora algunos dicen que Massa no es kirchnerista, lo cual tiene algún punto de credibilidad. Pero lo cierto es que en la boleta estuvieron Wado y Máximo, y que Massa no habría sido candidato si Cristina no quería. Igual, Massa para mí es aún más peligroso: va a hacer lo que sea para transformarse en el nuevo Néstor y quedarse a vivir en el poder, pasándose las instituciones por el mismo lugar que Néstor.

La muerte de JxC no es ninguna sorpresa. Y puede ser sano. Es la reconfiguración de los espacios políticos en ejes distintos, más cercanos a liberalismo-estatismo, que es mucho más claro y útil que el eje derecha-izquierda. Por eso vuelvo al principio. Milei me da un poco de miedo. Massa me da pánico-terror-susto. No podemos pensar que no sabemos qué hará Massa. Milei es un poco una incógnita. Si es por las ideas de base, las liberales, compro. En cualquier caso, va a tener limitaciones muy fuertes para transformarse en un dictador (alguien me dijo que piensa que eso va a pasar, o querer al menos). Massa no va a tener esas limitaciones y sin dudas tiene la intención. No, pará, dictador-dictador no. Me refiero a las tendencias autoritarias, al peronismo, al kirchnerismo.

Por eso creo que Macri y Bullrich (y los que se pronunciaron por Milei) hicieron bien. Partieron aguas claramente. Era hora de que quede claro quiénes son liberales y quienes que no. Enfrente está lo peor de lo peor. Sí, puede ser peor que Cristina.
El mapa político se reconfigura, a mi parecer, en los ejes de liberalismo-estatismo. Aún así hay muchos interrogantes. Algunos que tengo son: ¿Milei es “auténtico” o es una marioneta de Massa? Si fuera lo último, ¿podría romper? Si gana Milei, ¿podrá llevar adelante la agenda liberal? Si gana Massa, ¿podrá morfarse al kirchnerismo? Para adelante, cualquiera sea el resultado del ballotage: ¿habrá un espacio liberal compacto? Si es así, ¿qué tan grande será? Los espacios ex JxC afines al peronismo, ¿irán para ese lado?

Dicen que es mejor malo conocido que bueno por conocer. Para mí, esta vez, no.

 

Agua bendita

de: Luis Eizaguirre
a: Revista Seúl <info@seul.ar>

No necesitan decir “no nos pronunciamos por ninguno”. Ustedes son macri-dependientes. Cuatro años fueron empleados de él. El dinero condiciona. Y corten con el anti-radicalismo. Existe hace 130 años, ustedes no pasaron de la sala de neonatología. Otro fracaso del conservadurismo en la Argentina. Así vienen desde 1916. Y no mean agua bendita. Escriban algun día de Macri y el uso de las escuchas en su gobierno a políticos y periodistas. ¿Les suena el caso Hugo Alconada Mon?

 

‘Winter is coming’

de: Darío González Mardjetko
a: Revista Seúl <info@seul.ar>

Estoy tan estupefacto y devastado como quien más por este resultado, que parece cimentar un camino en la dirección contraria de la que creo es la mejor para mi país. Sobre esa sensación apocalíptica me surge un comentario a la nota de Hernanii, que valoro especialmente por tener la energía y la voluntad suficiente como para seguir escribiendo aún después de semejante catástrofe.

Creo firmemente que este resultado electoral es un resultado de la política pública más perversa, longeva y eficiente del ciclo kirchnerista, que consiste en quitarle a la población las herramientas para ser libres en sus decisiones. Hace 20 años que el kirchnerismo se dedica sistemáticamente a pulverizar la educación pública y a generar dependencia económica del Estado, con el cuento de la ampliación de derechos. Esto pasa desde hace mucho tiempo en provincias feudales como Formosa; el kirchnerismo supo elevarlo al alcance nacional.

No lo hizo solamente apropiándose y repartiendo recursos, jubilando gente sin aportes luego de confiscar las AFJP, por ejemplo, sino también extrayendo cada vez más dinero del sector privado mediante la mayor presión impositiva de la historia. Y, por si alguno quería salirse del camino asfaltado de la formalidad, el kirchnerismo supo instalar incontables cabinas de peaje en los pasillos de barro que transcurren en las zonas oscuras de la coima.

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Basta con ver datos, como los que compartió por estas horas Fernando Marull, para ver cómo el empleo privado formal se estancó en 6,5 millones, mientras que las personas que reciben un cheque del Estado ya superan los 20 millones. Dicho más simple: los que generan recursos son 6,5 millones y no crecen; los que los consumen son cada vez más. Otro dato, relativo a esto último: se calcula que entre 40% y 50% de la economía argentina es informal, un eufemismo para decir que muchísima gente no paga impuestos. Todo barrani, es decir que no son partícipes del financiamiento del Estado. Los países desarrollados tienen una eficiencia impositiva impresionante y así es como pueden mantener sus economías fuertes.

Párrafo aparte para los que también votan kirchnerismo, pero desde la punta de la pirámide. Esos también disfrutan de la informalidad, agravada por el acceso a mayores beneficios mediante el pago de coimas; y también reciben dinero del Estado, aunque no en planes sino como contratos discrecionales, licitaciones amañadas o dólares baratos.

En resumen, son cada vez más quienes disfrutan de “la tuya está”. Cortar con eso es lo que resolvería muchos de nuestros problemas y nos pondría en una senda de desarrollo, pero no todos tienen el tiempo o el incentivo para ansiar eso y, quedó demostrado, prefieren seguir viviendo esta fantasía macabra.

Un abrazo a todos. Winter is coming.

 

Votá a Milei

de: Felipe Murias
a: Revista Seúl <info@seul.ar>

Voté a Milei. Si, ya sé que es medio loco, que dijo barbaridades. Obvio que no pienso en todo igual que él, por suerte. Como decía Ed Koch, ex alcalde de Nueva York: “Si estás de acuerdo conmigo en 9 de 12 temas, vota por mí. Si estás de acuerdo conmigo en 12 de 12 temas, consulta a un psiquiatra”.

Sabés que desde joven estoy a favor de la ampliación de derechos para la comunidad LGBT, de la legalización del aborto, del Juicio a las Juntas y de varias causas más que podrían identificarse con “ser de izquierda”. Pero en estas elecciones no necesité que el o la candidata que voto para presidente pensara igual que yo en esos temas. Lo que exijo es que tenga una agenda de reformas para romper el statu quo y construir un país moderno, liberal y ordenado. Un país en el que todos puedan soñar un futuro, en el que no despidamos sino que vayamos a recibir amigos a Ezeiza.

Sobre la salud y la educación pública, no hay que ser de izquierda para defenderlas. El problema es defender que todo siga igual, en creciente crisis, hace años. Milei habló de reformar estos sistemas de formas drásticas, no sé si son las mejores. Tras los resultados del domingo, ya no vale la pena debatir si es aplicable el sistema de vouchers. Milei no tuvo el masivo apoyo electoral ni tendrá el apoyo legislativo necesario para avanzar con las reformas a su estilo.

Milei no tuvo el masivo apoyo electoral ni tendrá el apoyo legislativo necesario para avanzar con las reformas a su estilo.

Los dos temas que me llevaron a votar a Milei y los que nos deben unir a todos los que no votamos por la reelección del gobierno son la economía y la inseguridad. En lo económico, ya ni me interesa el detalle de las propuestas de Milei, Bullrich o Schiaretti. Me basta saber que no tienen un sesgo anti-empresa y que coinciden en combatir el déficit fiscal, reducir la carga impositiva y avanzar en una reforma laboral que permita que el empleo privado en blanco crezca de una vez.

En seguridad, cárcel para las personas que amenazan la tranquilidad de la sociedad. Los que matan por un celular, los que te desvalijan la casa con vos y tu familia atados y encañonados, los violadores, los estafadores, los que le pegan y roban la jubilación a tu abuela, todos presos. Hace 20 años que escucho a este gobierno decir que hay que apostar a la educación, no funcionó.

¿Por qué escribo esto? Para pedirte que votes a Milei en el ballotage. El Congreso ya se votó, Lilia Lemoine ya será diputada. Ahora la elección es quiénes gobiernan los próximos cuatro años. Las diferencias que tengas con Milei o con personas de su armado no dejes de señalarlas, pero resaltá que soñás con un país diferente al que nos han acostumbrado.

De mis casi 32 años, estos tipos gobernaron 26, no hay forma de que resuelvan los problemas que ellos mismos agravaron.

A mis amigos que votaron a Massa no puedo escribirles ninguna carta. Muchos de ellos comparten el diagnóstico acerca de los problemas que nuestro país debe resolver, pero igual votan para que nada cambie.

 

Una teología de la República

de: Eloy Vera Beltrán
a: Revista Seúl <info@seul.ar>

Tengo un comentario acerca de la última nota de Diego Papic, que finaliza escarmentando al votante por su pésima elección. Tengo una postura más autocrítica (cartas sobre la mesa: voté a HRL). Pero en lo que coincido con la nota es que echarse culpas mutuamente es una boludez contraproducente. Mejor dialogar hacia adelante, así que mi autocrítica es bien específica. Digo auto porque no creo que sea cosa de una línea interna contra otra sino de dos pulsiones que habitan en el fuero íntimo o el acervo cultural de cada argentino republicano.

Lo que me chirría es, en particular, esa línea en la que Papic dice: “Me niego a aceptar que una persona adulta y con estudios elija a Milei”. Creo que esto revela una tara del campo republicano. Es reveladora esa segunda premisa “con estudios”. El porcentaje de argentinos titulados en universidad o terciario no llega a ser el electorado de Milei; si alguien tiene datos segregados, apuesto a que es el menos votado por ese segmento demográfico. Pero esa premisa aparece (no sé si en la mente del autor, definitivamente en la del lector) para lograr el efecto deseado de calificar al votante de Milei como “traidor”, porque “es como nosotros” (universitarios clase media).

Tenemos una enorme disonancia. Por un lado reconocemos que el peronismo es un fracaso, que nunca ha logrado el modelo de país que promete y que de hecho suele trabajar contra él. Pero hablamos, escribimos, hacemos campaña, como si le estuviéramos hablando a ese país, a una población altamente cultivada y embebida de valores ilustrados. No es el único caso, ya hasta el menos avispado repite eso de que la clase política hace campaña para ricos en un país pobre. No me voy a poner a enumerar.

Hablamos, escribimos, hacemos campaña, como si le estuviéramos hablando a ese país, a una población altamente cultivada y embebida de valores ilustrados.

Si queremos ser algo propio y trascender de ser mero “gorilismo” (lo reactivo, lo contrera, hasta lo culposo), no alcanza con aceptar la realidad material, hay que entrar en un estado de ánimo acorde, aunque sea sólo porque nos encanta tener razón.

Hay que darnos entidad. Fiel a su raíces nacional-católicas, el peronismo copia de la Iglesia medieval esa creencia de que el adversario no existe ni tiene poder causal en el mundo, se ven como la única fuerza con ideas propias y accionar autónomo, de ahí la insistencia en llamarnos a nosotros “los que no son”. Los republicanos nos parecemos más a los gnósticos albigenses, que creían que el único poder fáctico es un demiurgo caprichoso que se mofa cruelmente de nosotros y, como controla el mundo ilusorio que ha creado, lo único que nos queda es vagar por él como espíritus flotantes esperando el día que suficientes almas despierten a la luz. La Argentina peronista es, aunque sea, una ilusión.

Los albigenses nunca le ganaron a la Iglesia totalizante. Lo que rompió esa lógica fue la ética protestante y humanista que muchos de nosotros admiramos, una ética misionera, descubridora, de autoafirmación. Entre los fuegos de la Inquisición y el abismo de los macabeos, yo aún creo posible una teología de la República. Gracias como siempre por sus excelentes notas.

 

Abrir cabezas

de: María José Pouyau
a: Revista Seúl <info@seul.ar>

De: María José Pouyau mariajosepouyau@gmail.com

Es difícil pensar con claridad aún hoy pero en estos años complejos que nos vienen por delante a aquellos que creemos en la democracia liberal sólo nos queda una cosa: trabajar para abrir cabezas, educar, discutir, cuestionarnos, lento pero firme, poco a poco pero preciso. Gracias por estar.

 

El PRO de Barrio Norte

de: Rogelio Frana
a: Revista Seúl <info@seul.ar>

Valoro enormemente su esfuerzo por mantener la lucidez y la templanza en estos momentos turbulentos. Por mi parte, renuncio desde ya a toda pretensión de originalidad para compartir mis impresiones sobre las elecciones y sobre los artículos brillantes de Papic, Iglesias Illa, Gadano y Labaqui.

Coincido en general con todos ellos, salvo en algún punto que sólo menciona Labaqui. La interna despiadada que, creo, enterró las chances de JxC fue y es una responsabilidad del PRO. Más precisamente, del PRO de la Ciudad de Buenos Aires. Siendo más exacto, del PRO de Barrio Norte. De los apellidos patricios (no pun intended) de un partido vecinal. El resto del PRO a nivel nacional mostró más cordura y propensión a la unidad. El radicalismo, único partido democrático en Argentina, demostró que sus 130 años de historia no son en vano: saben que en las internas la sangre no puede llegar al río, porque al otro día tienen que estar todos juntos. La Coalición Cívica también ha demostrado madurez, sensatez y vocación de unidad. El peligro no es que se parta JxC, el peligro es que se parta el PRO de Barrio Norte y que arrastre tanto a su partido como al resto de la coalición. Son traumas de crecimiento que habrá que saber contener, dicho esto con una enorme dosis de esperanza. Afortunadamente, habrá suficientes dirigentes con gestión y responsabilidad como para encarar una muy necesaria renovación en la conducción de la coalición y sus partidos.

Creo también, paradójicamente, que JxC tiene grandes posibilidades de mantenerse unido y terminar fortalecido en las elecciones de medio término de 2025. Hay suficientes incentivos: rinde más, políticamente, un bloque de 10 gobernadores que dos de cinco. O una bancada que es segunda fuerza en el Congreso, más que un archipiélago de egos y negocios personales. Ello permitirá una proyección electoral más atractiva hacia el futuro.

Por una vez el peronismo enfrentará las consecuencias de sus desatinos, sobre todo en materia económica

Por una vez el peronismo enfrentará las consecuencias de sus desatinos, sobre todo en materia económica: contrariamente a lo que muchos sostienen, creo que todavía no hubo un estallido de inflación descontrolada. La que hay es altísima, pero lejos de, digamos, un 100% mensual. En algún momento la situación puede volverse bastante más inestable.

En ese contexto, para JxC será un enorme desafío representar mejor la insatisfacción popular que los profetas del odio. Sin el empuje de su candidato estrella, será difícil que la bancada violeta pueda defender un programa que concite apoyo electoral. En el Congreso, JxC ha demostrado consistencia y disciplina; pasadas estas elecciones y todo lo que ha ocurrido en torno a ellas, creo que podrá volver a sintonizar mejor con la sociedad y recuperar los votantes perdidos.

Y con un buen desempeño dentro de dos años, y contando con nuevos dirigentes visibilizados a partir de su gestión pública, habrá una plataforma más que sólida para intentar reconstruir Argentina con lo que quede en pie en 2027.

 

No encajo en mi país

de: Magdalena Ayerra
a: Revista Seúl <info@seul.ar>

Una vez más, como hace cuatro años, la angustia me inundó por completo. Y, una vez más, con cierta dosis de ingenuo entusiasmo, me ilusioné, pensando que esta vez podríamos empezar a salir de este subsuelo, después de un gobierno catastrófico. Pero no hay caso, no encajo en mi país.

La única diferencia es que, esta vez, este golpazo me agarra en el exilio. Después de las PASO de 2019 tomé la decisión de buscar la manera de migrar de un país que me expulsaba y que me causaba un profundo dolor. Me prometí a mí misma que no volvería a padecer un gobierno autoritario, corrupto y destructivo como el kirchnerismo. Fue un acto de amor propio.

No encajo en una sociedad que, a pesar de estar profundamente rota, continúa eligiendo un gobierno que no nos para de robar y nos hunde en una decadencia interminable, ofreciéndonos miserables limosnas como premio consuelo. No encajo en una sociedad que vota por un gobierno que deja la educación en un estado terminal, con estadísticas que deberían escandalizarnos.

No encajo en una sociedad que no valora la ética como un principio fundamental. Una sociedad que eligió un gobierno que, en medio de una pandemia, se robaba vacunas, nos retaba y amenazaba con el encierro, que nos negó abrazos y despedidas que nunca pudimos dar, mientras ellos hacían fiestas. Un gobierno que, por razones ideológicas o intereses económicos, impidió la entrada al país de millones de dosis de vacunas Pfizer, que podrían haber salvado innumerables vidas.

No encajo en una sociedad que se muestra indiferente ante la impúdica y grosera corrupción que nos refriegan en la cara

No encajo en una sociedad que se muestra indiferente ante la impúdica y grosera corrupción que nos refriegan en la cara, mientras la pobreza y la inseguridad se multiplican. Hoy, nuestras vidas parecen no tener ningún valor, y somos víctimas de muertes inocentes y sin sentido todos los días. No encajo en una sociedad anestesiada, que parece haberse acostumbrado a vivir con miedo, atravesada por el narcotráfico, las mafias sindicales y las extorsiones diarias de los movimientos sociales que se aprovechan y viven de los pobres, que no paran de aumentar.

No encajo en una sociedad que elige un gobierno que nos dice cuánto, cómo y en qué moneda podemos ahorrar –si es que nos sobra algo–, azotados por una inflación asfixiante. En una sociedad que no se indigna frente a una vicepresidenta que recibe una jubilación de privilegio de 15 millones de pesos por mes, mientras el 80% de los jubilados apenas sobreviven con pensiones mínimas. No encajo en una sociedad que mira sin reacción alguna cómo los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial parecen aferrarse a sus privilegios sin intención de soltarlos, mientras nos rompen en pedazos.

Por todo esto, no encajo en mi Argentina y llevaré conmigo el dolor de una exiliada que ama a su país, pero que no ve futuro alguno en él.

 

La responsabilidad del 30%

de: Aníbal Figueroa
a: Revista Seúl <info@seul.ar>

Estoy empezando a perder la paciencia. Ayer el peronismo sacó el 37% y el no peronismo sacó el 54%. Me produce un profundo desasosiego escuchar reiteradamente que la oposición se dividió y perdió. En 2021 la única oposición realmente existente era JxC. El mercado electoral estaba suficientemente abastecido de oposición. Lo que realmente pasó es que, ya sea por una jugada magistral de la Doctora, del grupo Massa-Vila-Manzano o por generación espontánea, se introdujo a través de los medios una cuña en el mundo opositor. Que un 30% del electorado, al que no tengo energías para calificar, haya optado por un payaso psicótico, es solo responsabilidad de ese 30%. La pérdida de votos por la supuesta virulencia de la interna de JxC es irrelevante al lado de ese 30%.

 

¡Ay, mi enojo!

de: Adriana Garat
a: Revista Seúl <info@seul.ar>

No es el momento de hablar, estoy enojada, siento mucha impotencia. Como ustedes dicen, no es momento de hablar. Pero se me escapa: Mauricio Macri no estuvo a la altura, metió dedito a lo Cristina, no agregó sabiduría, no la tiene. Y los candidatos tampoco. Un país destrozado, sin trabajo, pobres a granel: no lo supieron comprender. No les supieron ofrecer casi nada, orden, seguridad, cárcel para los corruptos. ¿Qué les ofrecíamos? ¿Cómo les hablaban a ellos? No comprendemos, estamos ciegos.
No se les movió un pelo. Además de pelearse (eso los hizo mas sordos, necios y rígidos), entre halcones y palomas les salió –como dice Luis Juez–, el pájaro loco. ¿Quería que ganara Juntos por el Cambio? Sí, claro. Me da mucha pena el resultado. Pero estamos ciegos a lo que vive la gente en Argentina.

Ojalá aprendamos todos a ver. Hay un país al que no le ofrecemos nada, no sabemos recoger y ofrecer. Son muchos los años que han vivido de arriba, pero se podría haber rescatado mucha gente apelando a la dignidad, que siempre queda un resto, ayudarlos a pensar con dignidad. No sé, no soy política. Para qué me meto. ¡Ay, mi enojo! Mejor me callo.

 

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