José Bové, el agricultor francés que lidera las protestas contra Bruselas, es una mezcla de Grabois y De Mendiguren: reclama privilegios mientras se infla el pecho de patriotismo.
El viernes empezó un Milei que reconoce sus limitaciones. Mientras tanto se apoya en el plan de Caputo, pragmático y equilibrista, el mejor posible para un presidente en su situación.
Las empresas públicas no son “de todos”, son de los funcionarios y sindicalistas que las manejan y cuyo objetivo principal es su propia supervivencia. Por eso lo mejor es privatizarlas.
Hay que dejar de darles tanta importancia a los informes sobre pobreza de la UCA. Son oportunistas, poco consistentes y, desde la recuperación del INDEC, innecesarios.
Por ingenuidad o conveniencia, la laxa política del gobierno de Biden con Venezuela ha fracasado. En el camino, ha complicado las chances de una transición democrática este año.