El enfrentamiento entre Elon Musk y Sam Altman por la inteligencia artificial es una guerra de egos con un detalle en el medio: el control del destino de la humanidad.
La IA no eliminará el trabajo, pero sí transformará su rol como eje organizador de la sociedad. Los nostálgicos industriales pueden aspirar a demorar el proceso, pero no a frenarlo.
La Argentina tiene condiciones para convertirse en un nodo tecnológico global, también en inteligencia artificial, pero aún deben mejorar muchas cosas.