A pesar de los festejos del Frente Popular, la realidad es que Francia se ha vuelto casi ingobernable y con Le Pen posicionada para conquistar el poder en 2027.
Es cierto que Francia sufre varias fracturas sociales, pero los disturbios de los últimos días parecen obedecer a otra tradición igual de francesa: las ganas de salir a la calle a destruir cosas.
Francia está importando la política identitaria de moda en Estados Unidos. Así, en un país de tradición laica y universalista, la izquierda se pone del lado del oscurantismo religioso.