LEO ACHILLI
6 Meses Milei

La república del niño

El optimismo futurista de Milei a veces ignora las complejidades y peligros de la tecnología a gran escala.

Es el año 2024. En Buenos Aires te escanean el iris para darte criptomonedas y gobiernan los anarco-libertarios. No es ciencia ficción. Es el presente en el que estamos inmersos. Es la Argentina tecno-optimista, como dijo Javier Milei en la mesa de Mirtha Legrand.

En estos primeros seis meses de gestión, nuestro presidente se ha caracterizado por ser un fenómeno internacional capaz de seducir a las élites de Occidente. Producto de las arquitecturas de la información que construyen las redes sociales, su figura es un acontecimiento que no podría explicarse sin entender la naturaleza memética de su personaje. Su ascenso y consolidación en el poder son un testimonio de cómo las plataformas digitales han moldeado y amplificado su imagen, convirtiéndola en una personalidad omnipresente en la vida de los argentinos.

¿Es acaso su triunfo el de las patotas tuiteras que acosan y hostigan con tal de reivindicar su imagen a toda costa, dispuestas a abrazar sin reservas una suerte de terror-planismo en defensa al líder que idolatran? ¿O es tal vez él mismo, Milei, el hijo de un algoritmo atravesado por el rayo peronizador de TikTok y Twitter? Dos redes –es importante subrayar– cuya implementación en países hostiles a sus fines tienen un foco de conflicto directo con las principales autoridades de los gobiernos: mientras Estados Unidos quiere prohibir TikTok en Estados Unidos, en China ya está prohibido Twitter. 

Esta actitud habla de alguien que mira todo con la ilusión de un niño que confía ciegamente en las promesas de la tecnología.

Es interesante ver el entusiasmo de Javier Milei por aplicar las recetas de las grandes corporaciones tecnológicas de Silicon Valley, como Google y Facebook, para gestionar el desarrollo del país. El presidente argentino se jacta de usar la inteligencia artificial de Google para reformar el Estado, sin contemplar los riesgos a los que queda expuesta nuestra soberanía nacional, ya que, a fin de cuentas, es poner en manos de una corporación extranjera el diseño de nuestra propia arquitectura social. De la misma forma, se imagina a Meta aplicando inteligencia artificial en la formación de docentes y profesionales de la educación en Argentina. Esta actitud habla de alguien que mira todo con la ilusión de un niño que confía ciegamente en las promesas de la tecnología, sin considerar las complejidades y peligros inherentes a su implementación a gran escala. Estamos en una era de desinformación donde no comprendemos los riesgos en su totalidad. 

El fenómeno Milei no se entiende sin reconocer el contexto digital en el que opera. Argentina es un país donde la mayoría de los votantes de Milei son asiduos consumidores de redes sociales, plataformas que han permitido al presidente comunicarse directamente con la ciudadanía, eludiendo los canales tradicionales de la política y los medios de comunicación. Su capacidad para generar contenido viral, para capturar la imaginación y la indignación del público, ha sido crucial en su ascenso. Javier Milei es la república de los niños manifestada en el gran canon de la política argentina, un líder que ha sabido aprovechar las dinámicas de las redes sociales para proyectar una visión radical y tecno-optimista, resonando con una población joven y conectada. No sólo ha conseguido ser un tema de conversación diaria, casi una adicción, en la vida de los argentinos, sino también en las mesas de conversación del planeta. 

En Milei emerge el ícono de la derecha global: un Che Guevara posmoderno que apela al saco y a la corbata combinado con una estética del rock. Su gobierno representa un experimento audaz, donde la promesa de un futuro impulsado por la tecnología y la libertad individual se pone a prueba en el laboratorio vivo de Argentina. En la Buenos Aires de 2024 hay incluso artículos de comentario político, como éste, que han sido íntegramente escritos por Inteligencia Artificial (y, considerando los riesgos intrínsecos, editado por la revista que lo publica).

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Santiago Siri

Ingreso básico universal, democracia digital, identidad descentralizada, reservas en bitcoin, videojuegos argentinos, capitalismo tecnológico y @lafronterasiri.

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