En julio, el Índice de Irasciblidad Social (IDI) mostró un resultado de -7, el segundo retroceso (leve) consecutivo, después de dos mediciones ceonsecutivas (en abril y mayo) que habían exhibido mejoras en el estado de ánimo de la sociedad frente al gobierno. Este resultado puede interpretarse como un deterioro del sentir social respecto a la gestión gubernamental.
El IDI, elaborado mensualmente por Casa3 y publicado en exclusiva por Seúl, se construye a partir de nueve variables que miden posicionamientos actitudinales y de opinión de los argentinos sobre su situación personal, la del país y la performance gubernamental. Como resultado se obtiene una única magnitud que varía entre -100, que supone el nivel máximo de descontento, y +100, que refleja el máximo apoyo posible. El relevamiento a partir del cual se ha elaborado la presente edición tuvo lugar durante el mes de julio, alcanzando 2054 casos a nivel nacional a partir de una metodología mixta.
Esta caída en el IDI de julio puede atribuirse a diferentes factores económicos que preocupan a los argentinos. Si bien una mayoría cree que el Gobierno sabe cómo resolver los problemas económicos del país (52%), el conjunto de las temáticas macroeconómicas lidera el ranking de principales preocupaciones de los encuestados, con el 35% de las menciones, seis puntos porcentuales más que en junio.
La preocupación por la actividad económica también se refleja en la situación de los salarios: el 82% de la población declara que no le alcanza para llegar a fin de mes (51%) o que le alcanza con lo justo (31%), valores que se mantienen estables desde la medición anterior. Tres de cada cuatro encuestados declaran haber resignado algún consumo que realizaban habitualmente. En sintonía con esto, un 33% ha experimentado una disminución en sus ingresos.
Preocupaciones económicas
A pesar de la esperanza depositada en el gobierno libertario, sostenida en parte por la percepción de idoneidad para resolver los asuntos económicos, emergen un conjunto de nuevas demandas. En primer lugar, el poder del bolsillo y la actualización del salario real, puesto que los ingresos aún no logran recomponer la pérdida acumulada en los últimos 12 meses. Además, sobre la reactivación del empleo y el temor a la perdida de trabajo, casi dos de cada cinco argentinos creen que el desempleo es hoy un problema en alza y el temor perder el empleo una amenaza latente: casi 7 de cada 10 o han perdido su trabajo o conocen a alguien que lo ha perdido. Por último, la eliminación del cepo al dólar es una demanda que, si bien puede caer en el límite del propio metro cuadrado promedio, es apoyada por el 53% de los argentinos.
En esta edición se observan, también, retrocesos en cada una de las nueve variables que componen el IDI. Sólo se mantiene estable la evaluación sobre si los ingresos familiares alcanzan o no alcanzan y en qué medida. Tanto en las expectativas económicas personales como a nivel país se retraen por segunda vez consecutiva. Por otro lado, a la inversa del discurso que plantea el oficialismo, más de la mitad de los encuestados (53%) cree que los cambios que necesita el país deben aplicarse de forma gradual, aún cuando se ponga en riesgo su profundidad. A su vez, son cada vez más los argentinos que no están dispuestos a afrontar tarifas más elevadas en pos de una mejora en la situación fiscal: el 60% no estaría dispuesto a realizar dicho esfuerzo.
En sintonía con lo mencionado antes, y a pesar que cede cinco puntos con respecto a junio, la “esperanza” (40%) sigue siendo el sentimiento que mejor describe el estado de ánimo respecto del futuro del país.
Los jóvenes de 16 a 29 años continúan representando el segmento donde mejor se desempeña el Gobierno de Milei. A pesar de un leve retroceso, sigue siendo el único estrato de edad donde el IDI se mantiene en valores positivos. El índice demuestra también fuertes contracciones en los otros segmentos etarios, con caídas entre los adultos mayores de 65 y la población adulta en general (30 a 65 años).
Los jóvenes de 16 a 29 años continúan representando el segmento donde mejor se desempeña el Gobierno de Milei.
Más allá de los jóvenes, hay una parte de la base electoral de Milei y La Libertad Avanza que está empezando a verse tendencialmente resentida, comportamiento que también se observa entre los votantes de Juntos por el Cambio. El IDI cae de +46 a +39 entre quienes optaron por LLA en las elecciones generales de 2023 y cae significativamente entre los electores de Bullrich (pasa de +35 a +15). Curiosamente, el votante peronista mejora su percepción sobre el Gobierno por segundo mes consecutivo: el IDI entre los votantes de Massa aumentó sustancialmente en julio, de -59 a -48.
A su vez, el gobierno sigue perdiendo terreno entre mujeres (-5 a -13) y sectores medios (-2 a -8) y bajos (-7 a -9), segmentos donde, de todas maneras, la nueva gestión alcanza una performance por debajo del promedio. No obstante, evidencia una mejoría en el nivel socioeconómico alto (de -5 a +4) y se mantiene estable entre los hombres, dos de los grupos que supieron ser su sostén en ocasiones anteriores y que parecerían serlo en esta nueva encuesta.
El gobierno enfrenta dilemas principalmente en lo referido a la economía, encarrilada la inflación aunque estancada en su caída, y con un bolsillo y una situación social que empiezan a delimitar los límites del ajuste. Con la política estable (Ley Bases aprobada y sin grandes frentes de conflicto en la agenda pública), este segundo mes de deterioro podría estar demostrando el fin de una “luna de miel extendida”.
De ahora en más, las señales económicas vinculadas a la consolidación de la caída de la inflación, una mejora en la microeconomía que reactive las expectativas sobre ese ámbito en el que se le reconoce conocimiento y capacidad al Gobierno, y, muy fundamentalmente, la reactivación del empleo serán cruciales para que se sostenga el humor social favorable que, hasta hoy, mantienela presidencia de Milei.
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