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Entrevistas

Hernán Lacunza

El ex ministro de Hacienda habla sobre cómo debería ser un plan económico exitoso después de 2023 y hasta dónde se puede dialogar con los que dicen "la emisión no genera inflación".

Hernán Lacunza (Buenos Aires, 1969) fue ministro de Hacienda de la Nación y de la provincia de Buenos Aires. Hoy, además de tener su propia consultora, es uno de los coordinadores de los planes económicos para un eventual regreso al poder de Juntos por el Cambio el año que viene. Conversamos con él el miércoles, en una charla en vivo exclusiva para socios de Seúl, que pudieron hacer varias preguntas. El video de la charla se puede ver acá. A continuación, una transcripción de nuestra conversación, emprolijada para darle más claridad.

¿Cómo definirías el momento económico actual de la Argentina?

La foto que vemos hoy no se gestó hace dos días sino varios meses o años antes. Por ejemplo, la pobreza no es particularmente de los últimos meses, ni siquiera de este gobierno o del anterior. La pobreza promedio de Argentina desde el ’86 hasta acá es del 36% y la de hoy es 36%, así que no es un dato aislado, es un dato más estructural. Ahora, en lo que vemos todos los días en los medios, en los diarios o que nos quita un poco la respiración todos los días, que son el dólar y la inflación, bueno, cuando te pasás dos años gastando más de lo que tenés y diciendo “la emisión no genera inflación y la deuda en pesos no importa porque es en pesos”, bueno, te levantás y te encontrás con la inflación en 100% anual y que nadie te quiere dar crédito.

Te diría entonces que el modelo de “vivir con lo nuestro, más Estado y la emisión no genera inflación”, que son los tres pilares del modelo kirchnerista histórico, y agudizado en este gobierno, tocó fin a mediados de año. Desde entonces para acá, con tres ministros en un mes y medio, lo que hacen es tratar de estirar los plazos, de ganar tiempo, cosa que es lógica porque hace 45 días teníamos reservas para tres días hábiles, 500 millones de dólares. Menos de tres días hábiles, las importaciones son 300 millones de dólares por día y están reprimidas, así que imaginate. Hoy tenemos reservas por 4.000 millones de dólares, después de una serie de cosas como el dólar soja, que rindió pero tiene un montón de daños colaterales. Y bueno, ahora podemos decir que tenemos un horizonte de dos meses. ¿Un país se puede desarrollar con un horizonte de dos meses? No, pero dos meses es mucho más que tres días.

Y sobre todo con un horizonte político que tiene 15 meses por delante que [intentarán] llegar, como de costumbre, con las consecuencias lo más reprimidas posible. En eso están, con un montón de daños colaterales. Cuando vos administrás escasez, ninguna opción es gratuita y hoy estamos viviendo eso. Termino acá: tenemos esta precaria sensación de estabilidad con la inflación en 7% mensual, o sea en 120% anual, y la brecha cambiaria en un 100%, con el blue. Eso es el máximo de aspiración que creo que va a tener esta administración.

Te deben preguntar todos los días “¿esto explota?” o “¿llegan?”. ¿Qué contestas?

Contesto lo que me pasa con la mayoría de las preguntas: no sé. Pero creo que al nuevo equipo económico hay que reconocerle un activo político que no tenían sus antecesores. Tienen músculo político propio, específico, que les permite intermediar en la conducción bicéfala anárquica que había entre el presidente y la vice, que ante cada dilema uno quería volantear para la derecha y el otro para la izquierda. Acordate que hace dos meses subía la brecha cambiaria, el blue llegaba a 350 y a la mañana entonces subían las tasas de interés para que haya algo de estímulo a quedarse en pesos y a la tarde proponían un salario universal que costaba tres puntos del PBI y no se sabía cómo se iba a financiar. Con lo cual toda la ortodoxia de la mañana se tiraba por la borda en la heterodoxia de la tarde. Eso ya no era que estábamos por caernos del precipicio, nos estábamos cayendo. Muchas veces me preguntan “bueno, ¿llegan?”, pero, ¿qué es llegar? Porque la pobreza está en 36%, la inflación en 100%. Ya no llegaste, ya explotó esto, está explotando. Pero en el diccionario económico argentino “explosión” parece que es 1989 o 2002 nada más.

Ya no llegaste, ya explotó esto, está explotando. Pero en el diccionario económico argentino “explosión” parece que es 1989 o 2002 nada más.

Ahora, ese músculo político lo están usando y eso elimina un agravante que era el político. Pero hay un problema económico objetivo que es que sobran pesos porque emitiste porque tenías un agujero fiscal y faltan dólares. Eso es lo que te hace la inflación en 120% y la brecha en 100%. Eso no se va a resolver con músculo político ni con buena onda ni con humo. Hay una propuesta arriba de la mesa, medio desordenada, pero uno puede reconocer que hay algo de ortodoxia monetaria: subir la tasa, cerrar algún grifo de misión, cierta austeridad fiscal. ¿Qué están tratando de hacer? De eliminar los tsunamis: la hiperinflación, el corralito, el default. Está bien, porque esos son los riesgos que te sacan de la cancha. Después la economía va a estar estancada, con alta inflación, con tormentas de si vamos a estar en recesión va a haber neblina y, cada tanto, va a llover con el blue. Estamos acostumbrados a levantarnos con ese escenario, a ir a laburar, a abrir el boliche, a abrir el negocio con detergente o no, tenés un mango lo ahorrás y tratas de defenderlo. Ya sabemos que es así, lamentablemente, la Argentina. Ahora un tsunami, una hiperinflación o un corralito te sacan de la cancha. Creo que están tratando de minimizar ese daño, que está bien, pero eso dista mucho de ser un plan de desarrollo.

No ves entonces a Massa o a este gobierno atacando problemas profundos de la economía.

No, no lo veo. No sé siquiera si tienen el diagnóstico, mucho menos la pericia y mucho menos la voluntad. Porque obviamente cuando vos te fumaste todas las reservas de un país en el segundo período de Cristina, cuando expropiaste los ahorros previsionales y cuando en este nuevo gobierno te fumaste todo el crédito interno y la capacidad de emisión, hacer un populismo sin recursos ya es una tarea imposible. Cuando la inflación es 100% anual ya no queda mucho relato porque el changuito del supermercado que estábamos acostumbrados que sube una vez por mes ahora sube una vez por semana. Entonces ahí ya no hay mucho relato para hablar, inclusive que en los últimos meses tuvieron que arrear un montón de banderas que eran emblemáticas, como las tarifas o la suba de tasas de interés. Les queda el tipo de cambio que está atado con alfileres y está desdoblándose de manera desordenada, una devaluación en cuotas y sectorial, con el dólar soja, dólar turista, dólar tarjeta, dólar Qatar. Ese populismo sin recursos lo que trata de hacer es contención de daños. Si los pilares siguen siendo “más Estado ante cualquier circunstancia”, no importa cómo se financie; “la emisión no genera inflación”, algo que no se discute en ningún lugar del mundo; y “vivir con lo nuestro”, con ese trípode no hay plan de desarrollo que aguante. Con esas ideas un poco anacrónicas y perimidas no van a tener un programa de desarrollo.

¿En qué dirías que la herencia económica que va a recibir el próximo gobierno es mejor o más fácil de manejar o más complicada y difícil de manejar de la que recibió Cambiemos en 2015?

La de 2015 fue muy complicada, muy delicada. Pero la herencia objetiva de 2023 va a ser peor que la de 2015. La inflación en lugar de 28%, como era en 2015, va a ser 100% el año que viene, la pobreza en lugar de 30% va a ser 40%, porque ahora va a subir, la deuda va a ser ciento por ciento del producto en lugar de 50% no va a haber crédito voluntario. Así que con esas tres cosas te diría que es objetivamente más difícil. Qué puede ser mejor, es un terreno que me excede, que es un poco más tuyo, que es cuál va a ser la demanda genuina de cambio por parte de la población. Porque es una crisis mucho más sintomática. En 2015 nosotros enfrentamos una demanda de cambio un poco, no quiero criticar al electorado ni mucho menos, pero un poco superficial o voluntarista. Cuando se empezó a intentar a hacer cambios salieron todos los reactivos.

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Entonces, una inflación de 100% paradójicamente puede ser más fácil de enfrentar que una de 30%, porque es insoportable. En el ’89 con la hiperinflación o en el 2002 con el hiper-desempleo ahí se admiten cambios, porque cuando una sociedad se está desangrando (que son extremos que creo que no vamos a llegar) admite reformas estructurales para parar la hemorragia. Una inflación de 100% y después de 12 años estancamiento, me parece que va a haber una noción de que así no podemos seguir. Creo que eso puede ser una mejor plataforma política y social para enfrentar un cambio de régimen.

Parece haber en JxC, y vos estás trabajando en los programas y planes del futuro, dos escuelas sobre cómo llegar. Todo el mundo coincide en que la situación será urgente, va a haber que hacer cosas rápido, sobre todo el tema de la inflación. Pero siento que algunos prefieren enfocarse primero en estabilizar la economía y bajar la inflación y con el tiempo introducir otras reformas estructurales. Y otros dicen que no, que hay que hacer todo, incluyendo reformas más micro como la reforma laboral o la apertura comercial, lo más rápido posible, con el crédito que te dan las elecciones. ¿Para qué lado estás tirando más vos últimamente?

Primero, sepamos una cosa que también es una lección de nuestro primer gobierno: la macro manda. Vos podés hacer todo bien en la micro y hacer que funcionen la SAS y el SENASA y hacer rutas y mejorar las condiciones de trabajo y bajar impuestos como los bajó el gobierno de Mauricio Macri, hacer todo este esfuerzo, que es un esfuerzo parsimonioso que no se ve en el día a día y que obviamente se va acumulando en el tiempo, como decía el presidente Macri. Ahora, si el dólar es un barrilete todo eso no sólo no se nota y no sólo te cuesta electoralmente sino que todo lo micro es reversible. Viene otro después que hace todo lo contrario: las SAS las levantaron el primer dia. Entonces, la macro manda. Es la consistencia del programa económico, que es básicamente lo que vos llamás estabilización, políticas fiscales y monetarias para bajar la inflación.

Ahora, si vos hacés solo eso pero no hacés la micro, medio que no te creen, porque vos tenés que estabilizar de corto pero también ser competitivo de largo, sino todos saben que la vas a bajar transitoriamente pero dentro de dos años no vas a poder competir, porque con estos impuestos o con estas leyes de trabajo o con estos problemas de tránsito o circulación de mercaderías o con estas dificultades para exportar e importar no vas a ser competitivo. Todo lo que no hagas por las buenas lo va a hacer el dolar a la larga por las malas.

Por eso te diría que hay que hacer ambas cosas. Más bien todo junto, porque sin macro la micro no funciona y es reversible. Y sin reformas micro la macro no consolida, es también transitoria.

Por eso te diría que hay que hacer ambas cosas. Más bien todo junto, porque sin macro la micro no funciona y es reversible. Y sin reformas micro la macro no consolida, es también transitoria. Además, si vos no mostrás un programa real, consistente, creíble que vos puedas explicar por qué este va a funcionar después tanto años de fracaso, tenés que decir por qué éste va a ser diferente. Si no lo podes hacer, el sector privado, que defensivamente se hizo miope, va a decir “no, esto va a durar dos años, entonces hago una inversión oportunista, de corto plazo, me la tengo que llevar rápido, tengo que estar alerta, líquido, una tasa de retorno altísima porque el riesgo es muy alto para que me compense, no contrato a nadie porque si bajan los impuestos después los van a volver a subir”. Bueno, si no podés persuadir al sector privado de eso, no tenés en el sector privado un socio y si no tenés un socio no contratan gente, y si no contratan gente sonaste, porque la cohesión social es uno de los dos pilares de un programa económico. Así que te diría que todo hay que hacer.

Casi tres años después, ¿cuáles son las lecciones aprendidas o la autocrítica de tu balance de 2015 a 2019?

Tres cosas. No subestimar la herencia y explicarla bien. Todo esto dicho con el diario del lunes, porque yo tampoco dije esto en 2016, no me hago el banana. Segunda: no sobreestimar las capacidades, que es algo parecido, aunque no idéntico. No es que viene uno y entonces dice “mira, agarramos el libro y vamos a hacer la página 1, 2 y 3, entonces todo se resuelve”. O “vamos a traer inversiones” y la lluvia de inversiones no llega, por lo que hablábamos recién: el primer año te escuchan, el segundo vienen a ver si hiciste lo que dijiste y el tercero quieren ver los resultados de la estabilidad para pensar en venir a Argentina. Así se mueve el capital mundial, la producción mundial. Entonces no hay tal cosa como una lluvia de inversiones nada más porque cambiaron los vientos.

Así que, no subestimar la herencia, no sobrestimar las capacidades y la tercera ya lo dije: la macro manda. Si vos querés bajar la inflación y subir las tarifas al mismo tiempo alguna de las dos cosas no va a pasar, entonces hay que explicarlo claramente eso.

Y dentro de la macro, ¿lo fiscal manda?

Sí. Se habla mucho ahora porque es muy atractivo de la dolarización, que es una banalización, o sea no es que le ponés una etiqueta y estabilizás. No hay ningún régimen monetario que funcione si no tenés una política fiscal consistente, porque la verdadera reforma monetaria es que el Tesoro deje de ser una aspiradora insaciable de pesos y dólares del Banco Central. El Banco Central no tiene dólares porque el segundo gobierno de Cristina y éste le sacaron todos los dólares. No digo el nuestro porque al contrario, porque en el punta a punta las reservas aumentaron, pero no quiero hablar de eso. Digo: si no cerrás el agujero fiscal ningún régimen monetario va a funcionar, entonces la verdadera reforma monetaria es esa.

Después hay distintos arreglos monetarios, distintos esquemas que dependen de la inflación inercial, depende de la cantidad de reservas, depende la idiosincrasia del ahorrista para el cual vas a hacer esa política monetaria. Porque no la hacés para suecos que tienen décadas de estabilidad, entonces no tienen sofisticación o los podés sorprender con la política monetaria. Acá no, somos todos expertos, defensivamente nos fuimos educando en términos financieros. Así que te diría que alguna condición necesaria es que haya cuentas públicas ordenadas.

¿Ves en esto un mayor consenso en tu profesión, entre tus colegas o en la clase política de la importancia de esto mayor que hace 5 o 10 años?

Mayor que hace cinco años sí, mayor que hace diez seguro. No sé todavía si es suficiente, porque los días pares me entusiasmo, los impares se me pasa, porque veo en el Congreso que presentan proyectos (debo decirlo también, no solo del oficialismo) donde no se reflexiona, ni siquiera se pregunta o se cuestiona cómo se va a financiar lo que se propone. Uno nunca ve en el debate legislativo que esté arriba de la mesa cuál es el costo de lo que se está discutiendo y cómo se paga, quién lo paga.

Igual siento que el debate macroeconómico de Argentina siguen siendo demasiado amplio. En otros países, gobiernos progresistas y economistas de izquierda, el tema macro no se toca, sus reformas van por otro lado.

Bueno, es que lo han resuelto. Poné el vecindario: Chile, Uruguay, Bolivia y Perú. Cuatro países políticamente muy distintos, gobiernos muy distintos. Evo Morales no sé cuántos años estuvo, Perú tiene cinco presidentes presos por corrupción: los dos tienen inflación anual 3%, Perú emitió en la pandemia bonos en moneda local, en soles, al 3% anual. No es el paradigma de la institucionalidad y, sin embargo, tiene eso resuelto, no es que viene [el presidente Pedro] Castillo y dice “vamos a tirar la casa por la ventana”. Y tiene el mismo presidente del Banco Central desde 2006. Lo mismo Bolivia, donde creo que la inflación anual es 1,8%. En el otro extremo de las ideas, si querés, el Chile de Piñera o Uruguay también tienen inflación baja, y viene la guerra y te duplica la inflación y te pasa de 4% a 8% y eso es el problema. No se discute lo elemental. Por eso acá es más básica la discusión, estuvimos dos años discutiendo en pandemia primero (y después sin pandemia) si la emisión genera inflación.

A veces siento que lo único que le pido al próximo gobierno (más allá de sus urgencias de corto plazo, que serán difíciles de lograr, porque la situación va a ser muy complicada) es generar esto. Que el sistema político finalmente diga: la macroeconomía es esto, es equilibrio fiscal, política monetaria conservadora o sensata, o depende del escenario metemos un poquito más o un poquito menos. Eso es lo único que nos puede dar un piso firme para crecer más o menos, pero no tener crisis. Si no hay este consenso, el riesgo de volver para atrás está siempre.

En Argentina discutimos mucho sobre las consecuencias. Grandes discusiones sobre la deuda, un montón de horas en la tele sobre la inflación. Que son las consecuencias: en realidad el problema es el déficit. Si no hubiera déficit no habría deuda.

[pregunta del socio Felipe] ¿Ves viable la implementación de una canasta de monedas?

Una canasta de monedas sí, que es referir la moneda local en lugar de un moneda específica, como puede ser el dólar o el real, tiene la ventaja de que no te comés todas las oscilaciones de esa moneda. O sea es mejor. Idealmente si la canasta tiene la conformación de tu comercio, entonces vas a importar menos volatilidad del resto del mundo. Parte del problema de convertibilidad fue que el dólar se fortaleció, el peso se fortaleció y nos sacaron de la cancha, porque no éramos competitivos. Ahora, para una convertibilidad, lo más importante es tener cuentas públicas en orden. Para tener convertibilidad hacen falta reservas, entonces hay que ver cuántas quedan, cuántas se pueden conseguir. Es prematuro definir eso, ya sea con una canasta o con una moneda específica. No querría caer en atajos.

[pregunta del socio Ezequiel] A diferencia del periodo anterior, el INDEC no está intervenido y se podría evitar cometer el error crucial de arrancar 2016 fijando metas de inflación alcanzables, ¿cómo sigue la estrategia para bajar la inflación a partir de 2024 teniendo esa ventaja y experiencia previa?

Para bajar la inflación hay que conseguir equilibrio fiscal. Si el Banco Central va a ser una fuente permanente de financiamiento al Tesoro en pesos y en dólares, el problema no es el INDEC o si la llamamos meta de inflación o convertibilidad o que no esté en monedas o en peso real. Hay distintos arreglos monetarios que pueden funcionar, pero para bajar la inflación hay que dejar de darle a la maquinita.

[pregunta de la socia Sofía] ¿Cree que de asumir Cambiemos o JxC en 2023 tendría que pactar con el peronismo para implementar reformas? Si la respuesta es sí, ¿dónde pondría el límite de intervención peronista? Y si es no, ¿cómo se podría llevar a cabo con tantos sectores opositores tan ruidosos y con capacidad de estorbar?

Esa pregunta no es para mí, pero tampoco la voy a aludir. Uno tiene que hacer los famosos consensos con los diferentes, con los que piensan igual no hay nada que consensuar. Nosotros tenemos una base bastante sólida del 41% del electorado que fue lo que sacó JxC en tres elecciones seguidas, dos legislativas que ganó y una presidencial que perdió: 2017, 2019 y 2021. Eso te va a dar –hago un paréntesis– un músculo legislativo muy superior al de 2015. El gobierno de Mauricio arrancó con una minoría de 15 senadores y 85 diputados. Ahora, si sacamos 40% el año que viene, como la mitad del Congreso ya se eligió hace un año, podemos tener 123 diputados y 35 senadores. Es bien distinto: 35 versus 15, 123 versus 85. Es otro músculo político y no me estoy metiendo ahí todavía con las provincias. Pero esos consensos hay que hacerlos con los diferentes. Ahora, si viene un tipo y te dice “vivir con lo nuestro, la maquinita de la felicidad y más Estado ante cualquier circunstancia” no se puede consensuar nada. El kirchnerismo: son terraplanistas de la economía, no hay forma de ponerse de acuerdo. No quiero ser despectivo ni insolente, pero no tenemos puntos en común con sus teorías económicas.

Ahora, si viene un tipo y te dice “vivir con lo nuestro, la maquinita de la felicidad y más Estado ante cualquier circunstancia” no se puede consensuar nada.

Ahora, con 41% no te alcanza para ganar las elecciones, tendrías que ganar la segunda vuelta. Y aún asi tenés que tener capacidad para hacer las reformas una coalición en el Congreso que te permita. Con la perspectiva que en el 2027 ojalá que sea JxC, pero si no es JxC que no venga alguien que haga todo lo contrario. Entonces ése es el atractivo: traer a otros dirigentes para hacer reformas por convicción y no por oportunismo. Si vos vas a hacer una reforma, si vas a aprobar una ley a cambio de que te haga un puente en tal provincia, después va a venir otro y va a ofrecer un puente más largo y van a hacer lo contrario. Pasó en 2017: aprobamos la reforma tributaria, la reforma previsional y el consenso fiscal. Y en 2020 se votó todo lo contrario. La mitad eran los mismos diputados, los mismos senadores y los mismos gobiernos provinciales, ¿Y entonces que votaron tres años antes? Me parece más importante el consenso de ideas que el oportunismo de cómo juntar votos.

[pregunta del socio Daniel] ¿Qué piensan hacer para normalizar la energía? Lo más concretamente posible.

No sé qué quiere decir de normalizar la energía. Pero primero hay cuestiones de producción, tenemos toda la energía en el subsuelo y no la podemos sacar. La Argentina, además de problemas de económicos de capacidad y el gasoducto, no puede licitar, entonces es un problemas más elemental. Vaca Muerta es la segunda reserva de gas del mundo y estamos dando vueltas ahí, no la podemos sacar. Así que hay un montón de condiciones para darle a la oferta. Después, por el lado de la demanda, si la energía cuesta 100 cobrarla 25 es muy difícil, porque hay sobreconsumo, nadie la cuida y hay sub-producción, porque nadie la produce porque no conviene. Igual creo que ahora hay más conciencia sobre esto, hay un progreso, incluso en este gobierno que subió las tarifas y arrió esa bandera que era una ficción. 

[pregunta del socio Paul] Tres ejes prioritarios que debería tener el próximo gobierno.

En lo económico: 1) equilibrio fiscal, 2) con estas reglas de empleo no se va a poder generar empleo y 3) en materia productiva, te diría que apuntar a generadores de divisas y de empleo, porque si vos no generás empleo no tenés cohesión social y si no generás divisas quebrás, te quedas sin reservas. Ahí te diría seis actividades, que son:  agro, minería y energía generan divisas; construcción, turismo y servicios basados en el conocimiento te generan empleo. Creo que por ahí es el camino de la producción.

[pregunta del socio Horacio] ¿Este gobierno actual tiene posibilidades de implementar un plan de estabilización económica entre marzo y abril de 2023 como algunos comentan, para llegar competitivos a las elecciones?

No, creo que no. Al contrario, tengo más temor de que pase lo contrario, porque este gobierno tiene la capacidad, cada vez más tarde y cada vez más costoso, de volantear ante el abismo. Lo hizo dos o tres veces. Obviamente cada vez más tarde los frenos rinden menos y entonces la inflación es 100% y las reservas son cero, pero así como tiene esa capacidad de volantear ante el abismo, apenas se separan dos metros de la cornisa se agrandan y vuelven a volantear a la izquierda, es como el escorpión. La estabilidad les da vértigo. Y el año que viene va a ser electoral, no saben hacer campaña de otra manera: el año pasado hicieron el Plan Platita y duplicaron la inflación, eso en el tercer trimestre del año pasado y la inflación pasó de 50% a 100%.

No creo que el músculo de este equipo economico, que al principio destaqué como un activo de esta coyuntura, alcance para eso el año que viene. Más bien creo que en tres o cuatro meses van a empezar en el sesgo contrario de la política económica fiscal y monetaria y corren más riesgos de que se les vaya un poquito. No a una hiper, pero que se les vaya un poquito a que realmente puedan estabilizar.

Última pregunta. Yo tiendo a ser optimista sobre el futuro de Argentina, un poco por temperamento y también porque lo pienso así. ¿En qué sos optimista vos sobre el rumbo de la economía y del país y en qué no? ¿Qué te permite ser optimista?

Que las sociedades salen de estos laberintos, América Latina en los ’70 y los ’80 era el reino de la inflación. Hoy quedan dos países: Venezuela y Argentina. En algún momento se le cae la máscara al llamado populismo: sin recursos se le cae la máscara y queda en evidencia. Tiene un núcleo cada vez más pequeño, más fanático pero más reducido, entonces hay ese incipiente consenso que vos reclamás de que así no podemos seguir y una demanda más genuina de cambio. Creo que eso es un proceso parsimonioso, largo, no lineal pero la experiencia del vecindario me hace ser optimista.

Acá por ahí tarde un poco más, pero me parece que está alumbrando esa nueva corriente. ¿En qué no soy optimista? En que me gustaría que fuera más rápido. Como dije hace un rato hablando de otra cosa: los días pares me entusiasmo y los impares se me pasa. Cierro con esto: hay una comedia italiana que te recomiendo ver, se llama L’ora Legale, la tradujeron en español como La hora del cambio, no la voy a spoilear, pero trata de un intendente de Sicilia gana la elección municipal con una propuesta no convencional frente a un candidato tradicional, y cuando empieza a ser lo que dijo en la plataforma toda la sociedad dice “no, pero a mí no”. Empieza a cobrar multas en los estacionamientos o a pedir a los empleados públicos que aumenten la productividad, que cumplan horario, a los profesores de la universidad que no pasen a todos los alumnos, se arma un lío bárbaro. Bueno, me parece que en la Argentina de 2015 se parecía más a eso que la de 2023.

 

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Hernán Iglesias Illa

Editor general de Seúl. Autor de Golden Boys (2007) y American Sarmiento (2013), entre otros libros.

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