ELOÍSA BALLIVIAN

¿De qué lado estás?

Después de nuestros columnistas, nuestros lectores se expiden: ¿Patricia u Horacio?

Estimados:

Desconocía esta revista. Estoy empezando a leer su contenido y me va gustando. En particular, vengo leyendo los “por qué” a cada candidato, y me gustaría –si me permiten– dejar mi pensamiento, aunque aún no he leído todos.

Creo que Juntos por el Cambio es la única fuerza politica que tiene dos candidatos uno mejor que el otro, y ambos con posibilidades fuertes de llegar a la presidencia. Qué logro del espacio político después de los vendavales desatados en 2019, ¿no? Puede resultar poco adecuado decirlo aquí (no puedo aguantarme), pero Unión por la Patria tiene dos candidatos, uno PEOR que el otro. Coincido  con Fernando Santillan cuando dice “lo que nos une es mucho mayor que lo que nos divide”, refiriéndose a las diferencias entre las líneas de Patricia y Horacio. Como él,  militaré fuertemente  la candidatura presidencial del que resulte ganador en las PASO.

Para mi, tanto Patricia como Horacio representan principios, valores que quisiera que estén el dia que uno de ellos sea gobierno. Y también cada uno tiene en sus equipos personas que deseo ver en la gestión de su gobierno. Me expreso como votante, y  cada día se me hace mas difícil optar por uno de ellos. Pensándolo bien, es un lujo que nos estamos dando los votantes de JxC: no poder determinar cuál de los dos es el mejor.

Y como votante –no hago militancia politica, no me postulo a ningún cargo, no obtendré ningún beneficio específico mas que la satisfacción de sentirme representada por la agrupación ganadora– quiero señalar que los adherentes a la idea de JxC no siempre hemos dado nuestro apoyo de manera clara, fuerte, contundente al Gobierno. El Gobierno que deseo sea de JxC, necesitará nuestro apoyo, el de los ciudadanos, los que “vamos con la SUBE”. Y eso deberían reclamarlo ambos candidatos. O, al menos, el que obtenga mas votos en las PASO, a partir del 14 de agosto.

Porque así como nosotros reclamamos transparencia, legalidad, seguridad, estabilidad económica con empleo, combate a la corrupción, salud y educación, deberíamos tomar conciencia de que a veces es necesario que dejemos la comodidad del sofá desde donde creemos ver la realidad, y nos manifestemos, le hagamos saber al gobernante que lo apoyamos. Y no sólo quejarnos por lo que no nos gusta.

No digo salir a gritar como las “focas aplaudidoras”, somos en general personas con pensamiento propio y juicio crítico, no nos dejamos llevar por el dogma. Pero mas allá de los banderazos,  alguna que otra marcha de apoyo (no nos suena muy bien hacer “peronismo”, como si expresar publicamente un pensamiento en común fuera exclusivamente de ese “dogma”, el partido hace rato que no existe), creo que frente a todos los intentos que seguramente habrá cuando JxC llegue al gobierno, si nosotros queremos que sean fuertes, inflexibles, firmes, decididos, tendremos que expresar públicamente nuestro respaldo.

Muchas gracias.

–Silvia C. German

Por si les interesa, saludos.

España o cómo perder elecciones ganadas.

Había un director técnico de fútbol que, un poco en serio y un poco en broma, le pedía a su arquero: “No te pido que atajes todas las pelotas que vienen al arco, lo único que te pido es que las que van afuera no las metas adentro”. El candidato del Partido Popular Alberto Núñez Feijóo hizo una mala elección presidencial en España por algo parecido. Metía adentro las que iban afuera. No sólo no ganó un voto de supuestos socialistas desencantados, ni de quienes se habían ido a VOX, ni tampoco de supuestos neutrales. Sino que perdió lo que ya estaba votado: en mayo de este año, en las elecciones autonómicas, provinciales y municipales, el PP había ganado en toda España y triunfado en 10 autonomías de 19 y el Partido Socialista Español sólo en 3. España se tiñó de azul, el color del PP. Negociando con VOX, se apropiaron de la mayoría de comunidades y municipios. ¿En dos meses se puede dar vuelta una elección? Imposible. Menos para Feijóo, que perdió la posibilidad de gobernar España por cuatro años; y que pese a ganar las elecciones por muy pocos votos, por el sistema parlamentario el socialismo podrá gobernar unido a los otros partidos.

¿Qué pasó? Pasó que el PP estaba obligado a gobernar con VOX, el otro partido de derecha con el cual ganaban, según todas las encuestas, holgadamente las elecciones. Y VOX ya había manifestado que su principal objetivo era desalojar a Pedro Sánchez y su gobierno social comunista del poder. Pero no. Feijóo cambia el objetivo (desalojar al PSOE del poder) y se las toma con VOX a cuenta de un futuro gobierno. Y cambia el eje de la elección: ya no es desalojar al PSOE del poder sino enfrentarse a VOX gritando a voces que quería gobernar solo sin VOX. Porque VOX era ultraderecha, machista, y así. Llegó a decir Feijóo que prefería gobernar con el socialismo, con los separatistas vascos o con los comunistas de Podemos antes que con VOX. Me imagino que el ciudadano habrá pensado “si estos se pelean así antes de ganar, mejor no los voto”. Y no votaron ni al PP ni a VOX.

Feijóo no entendió, como antes Mauricio Macri o Jair Bolsonaro, que el ciudadano vota y veta contra el poder que se ejerce en ese momento. No vota contra el sistema, ni por ideología, ni por grandes disquisiciones. Ni vota tampoco porque ese candidato ocasional sea un genio. Pareciera que hay dos momentos en el pensamiento de la nueva ciudadanía, que los líderes de centro derecha no han entendido: primero, tienes que esforzarte en ganar la elección para sacarme de encima a quien gobierna porque lo ha hecho mal; segundo, debes gobernar distinto al que tenemos ahora.

Todos estos líderes de derecha o centroderecha, pensando en el segundo momento (gobernar) descuidaron el primero (ganar la elección). El mandato tácito de la ciudadanía en Argentina, Brasil y España era: dejemos atrás al kirchnerismo, al Partido Comunista de Lula da Silva, y al gobierno español (comunistas, separatistas, ETA) de Sánchez. No lo hicieron. Y así volvimos a Cristina Kirchner bis, Lula bis, Pedro Sánchez bis, etc. Que ellos sí hicieron lo que debían: ganar la elección.

¿Esto quiere decir que debamos pactar con el diablo si es preciso para ganar elecciones? No. Estos líderes perdidosos no siguieron el ejemplo de Giorgia Meloni (Fratelli d’Italia) que pactó, audazmente y aun con diferencias ideológicas, con Silvio Berlusconi (Forza Italia) y con Matteo Salvini de la Lega Nord (acusado de ultraderecha) y con partidos menores para ganar la elección. Y ganó. Y está haciendo un gobierno ejemplar.

El purismo ideológico, la irrealidad o la torpeza política de algunos dirigentes de derecha o centroderecha acaban frustrando a millones de ciudadanos.

–Norberto Zingoni

Estimados, al final de la nota piden un comentario y me dieron ganas de compartir también mi visión.

Me gustó, en su momento, la propuesta y la administración de Mauricio. Y él, siempre que pudo, reconoció en Horacio a un gestor excelente. De allí a que lo haya reemplazado a cargo de la ciudad es algo, por lo menos, lógico. Pero su mandato se fue desvirtuando, más notablemente durante este mandato. Y los vecinos de esta ciudad comenzamos a ver cosas desagradables que modificaban muestro entorno más allá de lo deseable. No me refiero al mantenimiento, hermosamiento o una lavada de cara, una puesta en valor. Sino a una imprudente catarata de ineptitudes. Sólo saber hacer buena gestión no alcanza, para ser líder no hay que ser blando y saber elegir subalternos. Y si bien Horacio es confiable, vemos que no lo es la gente que lo rodea. Y eso es culpa de él, de a quiénes pone a cargo en cada área. Así, por ejemplo, hemos visto desastres en los trámites de las licencias de conductor, una manía por barcelonizar la ciudad sin sentido, ya que Barcelona ni ha dado la gran solución a sus problemas de tránsito, ni es comparable a Buenos Aires. Así que, el tránsito, para atrás. Ha creado una aterosclerosis en cada vía, es de terror.  Y los de parquizado, esos parecen los de Fahrenheit 451,  bomberos que queman libros. Bueno, estos son los derriba árboles, los sacan aunque estén sanos, sin consulta ni derechos. Por todo esto que he visto en su gestión, no le veo el certero criterio para representarme.

Saludos.

–Victor Acuña

Estimados,

Leí con particular interés la nota de Pablo Avelluto. Soy un profundo convencido de que hay que votar a Patricia Bullrich por ser quien representa la real posibilidad de cambio que necesita nuestro país para no hundirse definitivamente en la decadencia. Por eso me interesaba sobremanera conocer los argumentos de quienes piensan diferente para chequear la validez de mis propias opiniones y evaluar si no se me estaba pasando algo importante por alto.

Confieso que me decepcioné. Si bien se encuentra redactada con estilo, en mi opinión la nota está contaminada por falacias. En primer lugar, asocia sólo a Rodríguez Larreta con la figura del gestor eficiente. ¿Quién dice que Patricia Bullrich, además de predicar el orden, no está en favor de la eficiencia en la gestión? ¿Cuándo y dónde lo ha dicho? Falacia de falso dilema.

Por otra parte, cualquiera que viva en la Ciudad de Buenos Aires y haya presenciado la gestión municipal durante los últimos años probablemente coincidirá en que se ha deteriorado bastante, como lo testimonian el estado de suciedad de diversas áreas, para no hablar de la incapacidad de responder adecuadamente a la multitud de piquetes que enloquecen al ciudadano diariamente.

Otra de las preguntas que uno podría hacerse respecto de la eficiencia de la gestión municipal es acerca de las prioridades en la asignación del gasto público en época de crisis y presión tributaria asfixiante, al presenciar un sinnúmero de actividades y proyectos prescindibles que demandan ingentes cantidades de fondos y que podrían eliminarse sin afectar en nada la calidad de vida de los porteños. Contrataciones que a primera vista parecen innecesarias o dispendiosas, obras públicas realizadas sobre otras obras públicas recientes, y así sucesivamente.

Finalmente, el llamado a la moderación siempre apreciado por las almas sensibles nos lleva a preguntarnos: ¿existe posibilidad de diálogo con delincuentes violentos? Una cosa es intercambiar ideas en búsqueda de un consenso con gente que no piensa como uno, lo que está en la esencia misma de la democracia, pero otra muy diferente es abrir ese intercambio a gente con la que no existe la más mínima esperanza de diálogo civilizado y de hecho trabaja para destruir el sistema republicano e imponer un gobierno autoritario y fascista (recordemos por ejemplo los intentos de Macri con Moyano, el apoyo explícito de los parlamentarios peronistas en plena sesión de Diputados al intento de golpe de Estado en la plaza del Congreso en ocasión de tratarse la reforma jubilatoria, el día de las 14 toneladas de piedras, los intentos diarios de cooptar el Poder Judicial, los ataques a la libertad de expresión…)

Con esa gente no se puede dialogar, simplemente debe ponérsela en su lugar para que respeten la ley, que no debería estar por encima de ningún ciudadano, por las buenas o por las malas si así lo prefieren. Y eso precisamente es lo que Patricia Bullrich pregona.

Argentina ha perdido el orden y el respeto por los valores básicos que la construyeron como una nación pujante y educada a fines del siglo XIX y principios del siglo XX y el peronismo en sus distintas mutaciones ha sido uno de los principales responsables. Es hora de recuperarlos si queremos salir de esta decadencia atroz que impulsa a nuestros hijos a emigrar y buscar su futuro en otras tierras, más promisorias.

Hay que dar la batalla cultural, recuperar el sistema educativo, enseñar las virtudes de un verdadero sistema democrático y republicano que no combata al capital sino que lo atraiga y lo aliente para que genere riqueza y empleos, abrir el país al mundo para multiplicar nuestro comercio exterior y unirnos definitivamente al grupo de naciones de avanzada que alguna vez integramos y del que nunca deberíamos haber salido.

Esa no es tarea para tibios. No alcanza con ser un “gestor eficiente” para lograrlo. Hay que tener coraje y una determinación de hierro para enfrentar la enorme resistencia al cambio que generará un proyecto de esa magnitud. El tiempo se nos acaba. Es todo, o es nada.

Cordialmente,

–Rodolfo Roballos

Patricia Y Horacio.

–Luciano Tanto

Creo que tanto Patricia como Horacio tienen la mismas idea económicas. Patricia trataría de hacerlo mas rápido para recuperarnos antes, hay muchos pobres que no aguantan. Debemos atacar con todo al narcotráfico, si no nos pasa como Colombia. Irnos a una educación donde el que se preocupa por estudiar tenga mejores posibilidades de trabajo. Al que no le interesa estudiar, que no joda a nuestros futuros profesionales en todas las áreas. Escuelas públicas y privadas, pero con exigencia, y si no pasa de grado lo lamento, ayudemos a pasar pero sabiendo, no regalándole las notas. Esa gente a la que le regalás las notas, después es la que vive de planes y vota a los gobiernos populistas. Y los gremios y piqueteros pueden hacer paros pero no pueden cortar toda la calle, deben dejar ir al trabajo el que no quiere. Cómo conversar con los gremios o con Baradel, pregúntenle a Vidal.

Por eso voto a Patricia. Después del gobierno de Patricia, debería seguir un gobierno como el de Horacio, pero ahora no.

–Oscar Campana

 

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