Dos meses después de su designación, el ex súper-ministro se enfrenta a un panorama económico más difícil y, por primera vez, las críticas del kirchnerismo.
El principio de acuerdo con el FMI no incluye reformas estructurales, pero sí un ajuste importante que parece difícil de cumplir sin más inflación y más devaluación.
El Gobierno quiere dar la sensación de que el acuerdo con el FMI se arregla con un par de llamadas. Pero es mucho más trabajo que eso. Y necesariamente requerirá algún tipo de ajuste.