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Empieza un nuevo año y, con él, se renuevan la esperanza y las expectativas, pero también las preocupaciones y los miedos. El Gobierno deberá enfrentar en este 2025 su primer desafío electoral. Los datos con los que el Ejecutivo Nacional cerró el año parecen indicar que está logrando sus objetivos y que, pese a problemas de todo tipo y más de una caída, termina su primer año de gestión con números a su favor, tanto en lo económico como en la opinión pública.
En la primera edición del Índice de Irascibilidad Social (IDI) de este 2025, elaborado con datos relevados en enero, el humor social experimenta una mínima caída, volviendo nuevamente al plano de los números negativos, pasando de 0 a -1 del mes anterior a este. A pesar de la baja, este valor posiciona a enero de 2025 como el segundo mes con el mejor desempeño de todo el registro.
Este índice, diseñado a partir de variables tradicionalmente llamadas blandas, que sirven para anticipar el estado de la opinión pública y los niveles de tolerancia, será clave para prever los movimientos electorales de este año. Es elaborado mensualmente por Casa3 y publicado en exclusiva por Seúl. El IDI se construye a partir de nueve variables que miden posicionamientos actitudinales y de opinión de los argentinos respecto a su estado de ánimo, su situación económica personal y la del país, la performance gubernamental, entre otras cuestiones. El valor que se obtiene oscila entre -100, que indica el nivel máximo de descontento, y +100, que representa el mayor nivel de conformidad.
La irascibilidad se incrementa en jóvenes, hombres y clase media, mientras que disminuye en adultos mayores, mujeres y clase baja.
¿Dónde se producen este mes los mayores cambios en el humor social? La irascibilidad se incrementa en jóvenes, hombres y clase media, mientras que disminuye en adultos mayores, mujeres y clase baja. El Índice de Irascibilidad Social refleja algo que ya habíamos advertido en otras oportunidades: la popularidad no es un juego de suma cero, y si el gobierno se equivoca, es castigado, sobre todo por la porción de su base de sustentación que es “prestada” y que se permite ser más crítica.
Los últimos enfrentamientos entre la administración libertaria y el PRO por diversos temas —que abarcan desde la falta de acuerdo por la sanción de la Ley de Ficha Limpia, el no envío del presupuesto a Sesiones Extraordinarias, hasta la candidatura de Ariel Lijo a la Corte Suprema, entre otros— causaron una fuerte caída en el humor social entre los votantes de Juntos por el Cambio. En diciembre, el IDI en este segmento era de 49 puntos, mientras que este mes se redujo a 32.
Al mismo tiempo, la esperanza se mantiene por encima del 40% y continúa siendo el sentimiento que mejor define el estado de ánimo de los argentinos. Las expectativas respecto al próximo año permanecen estables: este mes, el 41% de los argentinos cree que estará mejor, y solo el 28% piensa que su situación económica personal empeorará.
La imagen positiva de la gestión del Gobierno Nacional aumenta y alcanza ahora el 51%.
Aunque el humor social haya disminuido un punto, lo cierto es que el resto de los indicadores son buenas noticias para el gobierno. El 46% de los argentinos todavía responsabiliza a Sergio Massa por la mala situación económica, mientras que la imagen positiva de la gestión del Gobierno Nacional aumenta y alcanza ahora el 51%. Esta fotografía amplía el margen de maniobra del Ejecutivo para continuar con el ajuste y el reordenamiento de la economía.
Quedó demostrado que Javier Milei supo sortear los obstáculos económicos. De hecho, la inflación pasó de ser el principal problema a ocupar el octavo puesto, un dato que coincide con que el 40% de los argentinos percibe en su vida cotidiana que la inflación está bajando, y un 53% de la población cree que el Gobierno sabe cómo resolver los problemas económicos. Sin embargo, la gente sigue teniendo temor a perder su empleo y la economía en general se posiciona como el principal problema. Esto último constituye una señal de alerta para el gobierno, dado que la recesión económica todavía no es cosa del pasado para muchos argentinos.
De cara a lo que resta del año, Javier Milei y su equipo se enfrentan a dos desafíos al mismo tiempo: por un lado, seguir avanzando con su agenda de cambios, manteniendo la esperanza y la idea de que el sacrificio tiene un “para qué”; por otro, diseñar una oferta electoral que le permita mejorar su situación en el Congreso y ampliar su apoyo más allá de los votos obtenidos en la primera vuelta de octubre de 2023. Está por verse la habilidad política del gobierno para sortear este escenario y hacer equilibrio en la cuerda floja que sostiene la opinión pública.
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