De Andrei S. Markovits recomiendo Uncouth Nation: Why Europe Dislikes America (2007). Si este GADEV lo escribió Hernanii, probablemente ya lo leyó.
–Hugo E. Glagovsky
Hola, Seúl. Aterricé acá de casualidad y me encontre con este interesante artículo. No sé bien cómo son las reglas para las opiniones, extensión o lenguaje, así que lo mando así, como me salió. No hay problema si tienen que cambiarle algo o les parece que no es publicable. Un abrazo.
Opino que no se puede extraer el fenómeno Milei y las propuestas de su partido para analizarlas de una manera aséptica, como si estuviéramos en Suiza. O sino díganme: ¿qué programa de gobierno resistiría un análisis de este tipo? ¿El análisis de la plataforma de Menem, por ejemplo? Salariazo, síganme… ¿o ya nos olvidamos?
Creo que tampoco podemos obviar del contexto: partimos desde la perspectiva de una Argentina en 2023, embrutecida e ignorante acerca de sus derechos y obligaciones cívicas o acerca del por y para qué de la existencia del Estado, con la ignorancia de la diferencia entre democracia y república, y completamente alienada por décadas de una dirigencia política corrupta asociada con sectores productivos que aceptan pagar el diezmo a cambio del privilegio de cazar en el gallinero sin competir y sin ningún interés en ponerse el sayo en su rol fundamental para el crecimiento económico de la Argentina, que acepta sin ningún escrúpulo la mentira de que sólo pueden gobernar los mismos, porque se benefician. El pragmatismo argentino.
Ante este contexto, puede sonar convincente que la oposición dé la batalla por las ideas de la libertad de una manera seria y clara, como contraste a este nefasto populismo facilista que sólo trajo pobreza, envidia, rencor y grieta. Porque los debates se dan para llegar a la verdad, o a un compromiso.
Bueno, a mí no me parece.
Y menos me parece relevante una evaluación crítica acerca del populismo explícito de Milei en la forma de su comunicación política, al contrario. Yo creo que es la mejor –si no la única– manera de hacer ver crudamente a la ciudadanía lo que nos viene sucediendo desde hace décadas en este país: que hay una casta de chorros cada vez más irresponsables, peleándose por el poder para enriquecerse privilegiando a sus cómplices, hablando de derechos adquiridos y Estado presente, mientras le saca al pueblo su riqueza y dignidad y siembra la cizaña entre dueños de departamentos e inquilinos, empleadores y empleados, maestros y madres/padres o directamente impidiendo a la Justicia y la Policía hacer su trabajo permitiendo la ilegalidad en el comercio, el trabajo y la delincuencia organizada, para hacernos pelear entre nosotros y distraernos de los millones que se roban de la nuestra.
Mi opinión sobre Milei no viene solamente por haber escuchado sus intervenciones en los medios de comunicación, sino también por un artículo aparecido en el Mises Institute llamado “Rothbard sobre el populismo libertario” en donde se analiza un ensayo de Murray Rothbard escrito en 1992, llamado “Right Wing Populism”. En mi opinión, Milei plasma 100% esta idea de Rothbard, que comparto.
No quiero repetir conceptos que en esos artículos están mucho mejor explicados y que se pueden leer sin problemas en unos 8 o 10 minutos. Pero tengo que decir que, más allá del plan concreto que tenga La Libertad Avanza para solucionar todos los problemas gravísimos que tiene la Argentina, la sola aparición de este personaje y su forma de comunicar esta batalla en la divulgación de las ideas de la libertad es una bendición para este país. Ya nadie puede negar que sin su aporte, ni Patricia Bullrich ni un Rappi estarían hablando de la emisión monetaria como motivo de la inflación, sólo para dar un ejemplo.
¿Hay dudas sobre si todos los integrantes del partido son igual de liberales? Lógico que hay dudas. ¿Son el abordaje de los temas filosóficos como el aborto o la venta de órganos una desubicación para más de uno? Por supuesto que sí. Y lo más importante: ¿puede suceder que un gobierno de LLA termine chocando la Argentina? Absolutamente. ¿Pero qué garantía nos da la señora Bullrich de que con Laspina/Melconian no nos terminen empomando igual o peor? Ninguna. Porque convengamos que la señora Bullrich no sabe un carajo de economía; y aunque no sea un problema, porque para eso tiene a los economistas, ella tendrá que decidir. Y en Juntos por el Cambio veo mucha más seriedad en la comunicación y más experiencia, pero en rigor nadie sabe lo que piensan hacer a partir de diciembre, así como no se sabe qué significará exactamente tener que estar unos años comiendo pechuguita de pollo con calabacín. Sólo se puede confiar.
Así que bueno, si es por confiar, yo confío más en la honestidad de este melenudo que dice hablar con sus perros y tiene a su hermana como su persona de máxima confianza, porque se paró solito a putear a Dios y María Santísima vociferando “viva la libertad, carajo” o “metete con mi vieja, pero no te metas con los precios”. Porque hasta que no salió el, todos se venían haciendo los pelotudos, sabiendo exactamente cómo es la situación, como el señor Larreta o el señor Massa y todos los que nos vienen estafando desde 1983 para acá.
Y confío porque en ese equipo variopinto que están armando veo mucha gente que tiene las ideas claras. Escuchar a Mondino o a Villarruel dando su opinión sin medias tintas sobre cualquier tema, te guste o no lo que opinen, o saber que un crack como Martón Krause va de ministro de Educación. ¿Cómo puede ser que toda esta gente se suba y sean unos loquitos sin plan? Yo le confío, sabiendo que va a haber unos cuantos que no den el piné, como siempre pasa, y como le va a pasar a Bullrich, si termina ganando. Y si no les gusta el peluca voten a Bullrich, para que ojalá haya una segunda vuelta entre ella y Milei. Y si se diera, que gane cualquiera, porque entre ellos, mas allá de las formas, no va a haber mucha diferencia, salvo si al final dolarizamos o no, o los voucher… y andá a saber. Esta vez se votan las ideas.
–Fernando Soubiran
¿Por qué no hablan de los planes de Patricia? A fondo y concretamente. Sin referencias a Milei ni a Massa. Nos ayudaría a darles difusión y discusión a quienes la identifican con Milei y le temen “a la derecha”. Despojada de la firmeza, la seguridad, el coraje, ¿no queda nada para decir?
Sé que daría su plan económico esta semana. ¿Y sobre la educación, planes de infraestructura, cambios en los ministerios y relaciones federales? Porque los medios hablan siempre de lo mismo: los planeros, el ajuste, las armas, las cárceles… ¿Cómo se consigue que la gente no duerma en la calle hoy? ¿Qué tienen en concreto para decir sobre el cambio climático, sobre las emergencias ambientales, los incendios?
¡Aunque exagere! Que se hable de eso. Que se la conozca a ella y a su equipo. Cordura, coherencia, además de “orden”, que suena tan militar.
–Silvia Prati
Sr. Director:
He leído con atención la excelente nota de Matías Baranda Ruales sobre la plataforma electoral del partido de Milei. Creo que le asiste razón en sus observaciones, el autor ha revisado el documento a conciencia y con el mismo tipo de meticulosidad (por ejemplo, destacando la sintaxis berreta del documento) que a uno mismo lo vuelve insoportable cuando se mete en esos menesteres. Creo también, sin embargo, que sus justas críticas no afectarán en absoluto a los votantes del candidato. Acaso no era ese su fin, no tiene por qué serlo y no quiero que estas líneas se perciban como una crítica.
Más bien mi observación va por otro lado. Creo que al votante de La Libertad Avanza no le interesan en absoluto las inconsistencias y contradicciones, más o menos flagrantes, entre los discursos y las plataformas, o entre los mismos discursos separados por unos minutos. No estoy descubriendo la pólvora, desde luego: hay en ellos el mismo tipo de fanatismo que en cualquier otro mesianismo populista. Las mismas racionalizaciones, generalmente huérfanas de lógica, para cada contradicción. Las mismas justificaciones en nombre de peraltados ideales que sólo el mesías puede concretar. La misma doble vara para calificar las conductas del líder vis-à-vis las de otros dirigentes: justifican la presencia de un entorno con frondosos antecedentes penales como una mínima concesión a la realidad, ya que es más importante aniquilar adversarios en muchos casos perfectamente honestos. De nuevo: no he descubierto nada.
Tal vez sólo estoy tratando de exorcizar la frustración por el resultado de las elecciones y por estas dos semanas aparentemente perdidas. No soy politólogo, por lo que no podría indicar con precisión científica qué es lo que debería hacer otro espacio político que se proponga preservar la forma republicana y democrática de gobierno. Soy apenas, parafraseando al gran Alberto Binder, un constitucionalista por analogía. Pero creo, junto al gran Arturo Illia, que la política es esencialmente docencia: enseñar hacia dónde hay que caminar, aunque las masas estén avanzando en otra dirección. Tratar a los votantes como adultos, no como adolescentes hormonados ni infantes de la salita verde; adultos con emociones fuertes en un momento crítico, con miedo, dolores, frustración, impotencia, ira. Pero adultos que merecen ser tratados como tales.
Releo esta carta y advierto una aparente contradicción: el autor del artículo hace justamente lo que señalo, argumenta sobre la inviabilidad de un candidato muy fuerte con razones y ejemplos concretos, con una retórica que debería llegarle a cualquier adulto. Pero son los candidatos democráticos quienes deberían estar haciendo este trabajo. La prensa mainstream ha desertado de la defensa democrática porque le resulta más rentable la espectacularización y la banalidad, que después van a alimentar el caleidoscopio infinito de las redes sociales. Estamos solos. Los dirigentes democráticos están solos.
Pero no es la primera vez: también en otros tiempos aciagos, cuando la vulgata patriotera se vistió de guerra, casi todos los políticos se subieron a un avión para visitar unas islas “ahora demasiado famosas”, como lamentó Borges, para sacarse el equivalente a la selfie políticamente correcta. Casi todos, menos uno, que en medio de la orgía nacionalista, a pesar de que se agitaban banderitas por todos lados, decidió hablarles a los argentinos como adultos. Tuvo razón. No sé cómo se traduce este precedente a este presente, pero sospecho que ese es el camino.
–Lucas Gilardone
Buenos días:
Mientras les escribo, me pregunto si alguien leerá mi correo antes de descartarlo. Aun a sabiendas de eso, lo escribo (mi terapeuta diría que estoy satisfaciendo mi necesidad, o impulso, lo que hagan los otros no importa; pero en algún rincón de mi psiquis seguro importa). Como sea (o anyway), digo: me encantó su editorial de hoy. Mirando hacia atras, creo que el virus existió, pero todos los gobernantes aprovecharon para tenernos controlados a costa de nuestra prosperidad.
Fernández a esta altura ya es absurdo, ridículo, despreciable. Creo que más que errores, sus filminas tenían mentiras. Él fue puesto allí para eso, para hacer nada.
Desconozco mayor letargo en la administración pública nacional que el que vi en estos cuatro años (me jubile de allí). Agradezco que nos llamen la atencion acerca de los descalificativos hacia los partidarios de Milei, y confieso que hasta ahora tomaba con risa el otro de “viejos meados” (como tomé el de oxidados, pelo de cocker, gorila).
Pero algo me inquieta mucho: el escandalo con Rubiales y Jenni Hermoso. Es verdad, se convirtieron en peones de una batalla que les debe quedar muy lejos, imagino. Cuestión que cada lado utiliza para sostener sus argumentos. Lo que a mí me asombra y me revienta es ver que esto, sucedido en un momento de euforia, con una persona adulta, libre, que podía defenderse o reclamar por sí misma, genere tanto escándalo, y nadie dijera nada, o peor, el mundo entero callara cuando el Dalai Lama besuqueó a un niñito y le dijo que debía chuparle la lengua, con sus acólitos riendo y aplaudiendo.
Gracias por iluminarnos,
–Silvia Germán
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