Sobre «Genios del voto», de Andrea Calamari
La nota de Andrea Calamari me dejó un gusto amargo. Tal vez no por el nudo del tema abordado (la precaria o inútil verdad/mentira que encierran los análisis pos-votación), sino por la lista pormenorizada con la descripción de tantos votantes “boludos”, que sé que lamentablemente hay en el país. Y me trae a un tema que siempre me pareció central: la cultura democrática. De la que carecemos mucho, sin duda. Y digo esto porque alguna vez quise trabajar el tema en mi tesis de final de maestría. Nunca la terminé, pero, sucintamente, la cuestión se podría plantear como sigue.
¿Merecemos la democracia? ¿Estamos preparados para ella? ¿Cómo y quiénes debieran construir ciudadanía? ¿Es un sistema apto para nosotros? Y mil preguntas más.
La democracia requiere quien la aprecie, quien se preocupe por saber quiénes nos van a representar, qué pasó en el pasado, cuando no había democracia, qué se requiere para nuestra buena vida en común, cómo habría que procurarlo, etc, etc, etc. Y lo digo con profundo dolor, porque sé precisamente lo que es la NO DEMOCRACIA y lo que nos costó conseguirla. De eso hay que hablar. Y ya a esta altura los jóvenes están muy lejos de saber lo que es no vivir en una democracia.
No cansarnos de hablar de eso y no banalizar los términos. De cómo se la cultiva, se la perfecciona, se la enriquece. De nuestra parte en el asunto, de nuestra responsabilidad. Sobre eso hay que enseñar, ser didáctico, explicar, en todos los ámbitos, docentes y sobre todo mediáticos.
Sólo si nos proponemos, muchos, construir esa cultura democrática, con esfuerzo, quizá podamos tener un país un poquito mejor.
Digo, son ideas nomás.
Gracias por el aporte de Seúl a esta cultura democrática que intentamos conseguir.
–Diana Lacal
Sobre «Yo te creo, hermano», de Eduardo Cáceres
En épocas de cancelados, no olviden al senador Juan Carlos Marino, de La Pampa. Seguro gobernador de su provincia en su carrera (aunque siendo radical, no era seguro), fue cancelado luego de su voto en contra del aborto por una ex-secretaria.
Nada se probó y hasta fue absuelto de culpa y cargo, pero nunca más apareció.
–Fernando José Ares
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