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Nota mental

#29 | Más ChatGPT, más periodistas

El escándalo de La Nación por publicar un texto generado por IA revela que el problema no es la herramienta sino su uso sin criterio editorial ni revisión humana.

Como me niego a hablar del precio de las empanadas, vayamos al bochorno del día de ayer: La Nación publicó un texto de ChatGPT olvidando borrar las huellas que delataban su origen artificial.

Enseguida aparecieron los críticos de siempre, escandalizados porque el diario serio por excelencia usa ChatGPT. Pero el problema no es la herramienta. El problema es el periodista que copió, pegó y se fue a tomar un café sin revisar. Al contrario, la parte de usar ChatGPT fue la correcta.

Pongo el ejemplo de otra nota de La Nación. Podría ser cualquiera. Elijo esta: “Villa Crespo: encuentran a una pareja y sus dos hijos muertos a cuchilladas”. Este es el primer párrafo:

Una pareja y sus dos hijos fueron encontrados muertos este miércoles en su departamento del sexto piso del edificio de Aguirre 295, en Villa Crespo. La escena del horror la descubrió la empleada que trabajaba en la casa, cuando entró con su propio juego de llaves, a las 13.30, y vio a uno de los adolescentes en el piso, malherido. A simple vista, no había señales de intrusión. La principal hipótesis apunta a la mujer como la autora del crimen seguido de su suicidio, según los primeros detalles difundidos por fuentes oficiales a LA NACION.

A simple vista está correcta, pero le di algunas indicaciones a Claude (la IA que prefiero para estos trabajos) y me devolvió esta versión:

Una mujer habría asesinado a su esposo y sus dos hijos adolescentes antes de quitarse la vida en un departamento de Villa Crespo, según la hipótesis principal que manejan los investigadores. Los cuatro cuerpos fueron descubiertos este miércoles a las 13:30 por la empleada doméstica, quien ingresó con sus propias llaves al inmueble ubicado en el sexto piso de Aguirre 295. La trabajadora encontró a uno de los adolescentes tendido en el piso con heridas graves. Las autoridades no hallaron indicios de que terceros ingresaran a la vivienda, confirmaron fuentes oficiales a LA NACION.

No hace falta ser experto para notar cómo el segundo párrafo fluye naturalmente, mientras que el primero avanza con tropiezos.

Claude me explicó sus cambios:

1. Comenzó con la hipótesis principal (asesinato-suicidio) en lugar del hallazgo, aplicando la pirámide invertida.
2. Eliminó “la escena del horror”, expresión subjetiva que no corresponde al estilo periodístico.
3. Usó el condicional (“habría asesinado”) por tratarse de una hipótesis no confirmada.
4. Reorganizó la información en oraciones más directas.
5. Cambió “malherido” por “con heridas graves”, más formal y preciso.
6. Presentó todo en orden lógico: hipótesis → descubrimiento → detalles → evidencia.

Me resulta gracioso lo de “escena del horror”. La IA probablemente no aprobaría TEA hoy en día.

El segundo párrafo no parece muy perfectible, porque prácticamente solo menciona a las víctimas, pero veamos.

La policía identificó a los fallecidos como Bernardo Adrián Seltzer, de 53 años, su mujer, Laura Fernanda Leguizamón, de 51, y los hijos de la pareja, Ian, de 15, e Ivo, de 12. Los uniformados hallaron una carta en la cocina. Aunque se desconoce quién la escribió, los investigadores afirman que se trata de alguien que “no estaba en sus cabales”.

La versión de Claude:

La policía identificó a las víctimas como Bernardo Adrián Seltzer (53), su esposa Laura Fernanda Leguizamón (51) y sus hijos Ian (15) e Ivo (12). Los investigadores hallaron una carta en la cocina de la vivienda. Si bien aún no se determinó la autoría del escrito, fuentes de la investigación indicaron que su contenido sugiere que fue redactado por una persona en estado de alteración emocional severa.

Algunos cambios son acertados, en mi opinión: “víctimas” por “fallecidos”, “esposa” por “mujer”, edades entre paréntesis. “Vivienda”, sin embargo, sobra en ese contexto. Y prefiero la crudeza del original “no estaba en sus cabales”: es feo, pero es lo que diría un policía que quiere imitar a un colega en una serie norteamericana.

En definitiva, el problema no es que un periodista use ChatGPT, porque es casi inevitable que la máquina mejore el texto de un periodista medio pelo (y no tan medio pelo). El problema es hacer copy-paste a ciegas, sin siquiera leer el resultado. El problema es el mal uso de la inteligencia artificial, usarla sin el mínimo criterio editorial.

La IA está transformando trabajos, es innegable. Pero siempre requerirá dirección humana. Y si se trata de redactar notas periodísticas, mejor que quien la dirija comprenda el oficio.
Copiar sin criterio editorial significa renunciar a lo que distingue al periodismo profesional: el juicio, el contexto, la capacidad de elegir el lenguaje apropiado para cada historia. La inteligencia artificial puede mejorar la prosa, pero solo un humano puede decidir cuándo preservar el habla coloquial de una fuente o cuándo la estructura traiciona el impacto de una noticia.

El futuro del periodismo no está en resistir estas herramientas, sino en dominarlas. Porque la diferencia entre un texto mediocre y uno excepcional no radica en quién escribe, sino en quién piensa antes de publicar.

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Diego Papic

Editor de Seúl. Periodista y crítico de cine. Fue redactor de Clarín Espectáculos y editor de La Agenda.

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