ELOÍSA BALLIVIAN

Ser neutral o no ser neutral

La pregunta que se hacen algunos lectores. Otros nos acusan de ser Corea del Centro.

Hola, gracias por el trabajo que hacen, los leo con atención.

Sólo quiero comentarles que semitas son tanto los árabes como los judíos, por lo que hablar de antisemitismo como accionar sólo contra los judíos es un error.

Sigan por el buen camino.

–Marcos Hardy

Hay algo que no logro entender de ustedes. Siempre critican lo que llaman, irónicamente, Corea del Centro. Yo comparto esa posición crítica. Ahora bien, ante esta instancia crítica en la que hay que optar entre Massa y Milei, la tendencia de la mayoría de los autores es hacia la neutralidad, es decir, hacia el centro. Entiendo que no les guste mucho Milei. A mí tampoco. Pero a veces hay que dejar de lado esas consideraciones como secundarias y concentrarse en lo esencial.

Circula por las redes un meme que dice algo así como “hay varias cosas de Milei que no me gustan, pero de Massa no me gusta nada”. Bueno, desconocer ese hecho es, justamente, estar en el centro. Es la posición de Larreta, de Vidal, de Massot…

Yo no soy quién para decidir cuál es la posición que debe tener Seúl, ni los autores que allí escriben. No los voy a dejar de leer porque no esté de acuerdo con la tendencia general que veo en sus notas de estos días. Pero creo que no están siendo consecuentes con lo que ustedes mismos siempre han proclamado. Si les parece, los invito a que tengan en cuenta estas consideraciones.

–Alejandro Sala

Este artículo me resultó sumamente interesante, tanto por el admirable retrato que hace de Jas como por su reinvidicacion del sionismo liberal, democrático y socialista.

¡Gracias Eugenio por ser amigo de Israel en momentos en que tiene tantos enemigos!

–Marietta Oppenheimer

¡Excelente historia del socialismo democrático argentino!

El lomo de Corazón, de Edmundo de Amicis, tan leído en Argentina hace 80 años, me hizo recordar esta anécdota.

Hace cuatro años salí a trotar por un parque de Palermo (pero el original, ¡en Sicilia!). Me tropecé con una baldosa levantada y me caí, mal. Al mirar hacia arriba yo estaba al pie de esta estatua que me miraba desde arriba, condescendiente. Era Edmundo de Amicis con su libro Corazón en la mano. Sentí que me había reconocido por ser yo argentino y tener nostalgia de su propia niñez.

 

–Jorge Eduardo Bustamante

Juntos por el Cambio empezó a perder el 10 de diciembre de 2015, cuando Macri interpretó erróneamente por qué había ganado. Efectivamente creyó (y cree hoy) que la sociedad, o la mayoría de ella, había cambiado. No entendió que lo que queríamos era “basta de kirchnerismo”, y votamos a lo único disponible, al Milei de ese momento.

Macri nunca entendió que 70 años de populismo habían modelado a toda la sociedad, que la gente “sólo” quería normalidad. Ninguna revolución. Sólo limar los extremos, sin tocar “la mía”, el metro cuadrado. En su fantasía, creía que todo se arreglaba en seis meses. Por eso no quiso decir el verdadero estado del país. Como era tan fácil, pensó que la UCR y la Coalición Cívica no eran imprescindibles y los marginó.

Macri hasta hace seis meses decia “la sociedad ya cambió, no vuelve más el populismo” y actuó en consecuencia. Macri siempre desvalorizó el debate de ideas. Por eso, ni antes ni ahora, consideró necesario plantearlo, debatir, educar, proponer un futuro, ilusiones por las que sacrificarse, un sueño, utopías, herramientas para fortalecer el espíritu y soportar los malos momentos.

Fue economicista, creyó (y cree) que gobernar un país es un problema de administración. Por eso nunca puso la política al mando, no priorizó el convencimiento y los acuerdos políticos. El 2016-2017 fue un período en el que habia que volver de la irracionalidad, hubo una gran espectativa, por eso ganó las elecciones de medio término.

Cuando quiso empezar el necesario reordenamiento económico, social y cultural sin dar explicaciones ni convencer, la sociedad resistió y se enojó. Ahí empezó la debacle. La sociedad no había cambiado, era la misma, acostumbrada a los subsidios, a las prebendas, a gastar mucho y producir poco y caro, a eso de “donde hay una necesidad hay un derecho”, aunque no haya recursos para sostenerlos.

En 2019 la sociedad dijo “este no sirve, volvamos a un kirchnerismo pero de buenos modales: Alberto”. 2023… ¡otra vez el loop! Apareció uno que promete arreglar todo en tres patadas. Macri, que la sociedad cambió, y Massa, que no es kirchnerista.

–Aldo Rizzi

Excelente artículo sobre la vida de Jas y su defensa del pueblo judío.

¡Gracias! ¡Todo mi respeto y admiración por este pueblo!

–Ines Bacigalupo

Hace unos años escuché a un militar pronunciar una frase-arenga que resumía en verdad infinidad de otras definiciones desde los tiempos más remotos. Dijo: “Hay un jefe. Hay un solo jefe. Un único jefe. No dos”.

Realmente entiendo las tribulaciones y las penas de miles de votantes de Juntos por el Cambio, pero no entiendo cómo no elaboran esta simple consigna: señores, es necesario ese jefe. Ese jefe hace mucho, más aún después de la llamada “remontada” del 2019, es Mauricio Macri.

Él ya se definió. Sólo resta seguirlo. Eso es orden. Y es disciplina partidaria, que otros tienen y que este espacio necesita, en lugar del caldo diverso e insípido en el que quieren convertirlo hasta su final extinción.

–Roberto Volpe

De ninguna manera quiero desuscribirme. Es cierto que hemos quedado parados al borde del abismo, pero el hombre es más que eso. Hay sacudirse la tierra en la que quedamos envueltos, ponernos de pie y volver a empezar.

–Stela Torales

 

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