LEO ACHILLI
Domingo

Por qué Horacio (II)

Porque después de 40 años de democracia con algunos consensos básicos e inamovibles, el país necesita pasar a otra etapa. Horacio tiene el liderazgo y las propuestas para ello.

Se siente un cambio de época en la Argentina. Estamos frente a la elección más trascendental desde el retorno de la democracia y hoy más que nunca se juega nuestro futuro como nación. Hace 40 años, en el emblemático acto de Ferro, Raúl Alfonsín nos decía: “De lo que en realidad se trata es de saber si los argentinos podemos realmente superar esta etapa de decadencia, superar esta inmoralidad que se ha enseñoreado en nuestra sociedad y transitar juntos un largo camino de paz y prosperidad”. Si fuimos capaces de salir de aquellos tiempos tan oscuros, no podemos amedrentarnos frente a este presente que nos desafía.

En estos 40 años hemos sabido construir un consenso de que la mejor manera de vivir es en democracia. Hay puntos en los que ya logramos acordar: el Nunca Más a la violencia política, el Juicio a las Juntas, el respeto a la democracia y los derechos humanos. Esas son banderas de todos y no pertenecen exclusivamente a un espacio político.

Logramos mucho, pero todavía nos toca construir puentes sólidos para fortalecer la institucionalidad republicana y sostener una senda de crecimiento perdurable en el tiempo. Hoy existe una inocultable sensación de angustia, enojo y falta de esperanza de la ciudadanía. No hay solución a muchos problemas cotidianos y eso genera bronca e indignación. Frente a esto, surgen cantos de sirena, como el “cuanto peor, mejor”.

El futuro de prosperidad, sin pobreza, esperanza y desarrollo que tanto anhelamos ocurrirá si avanzamos en la dirección correcta todos los días.

Hace tiempo que desde la Coalición Cívica-ARI venimos sosteniendo que esa lógica es errónea, por varios motivos. Es hora de que maduremos como sociedad y entendamos que no hay violencia, berrinche o pataleo que nos lleve a un paraíso comprado. La lógica del “cuanto peor, mejor”, que implica tirar todo por la borda o dinamitar, no nos llevará a ninguna solución. El futuro de prosperidad, sin pobreza, esperanza y desarrollo que tanto anhelamos ocurrirá si avanzamos en la dirección correcta todos los días, paso a paso, con constancia, esfuerzo y dedicación.

Frente a esta circunstancia, vemos que Horacio Rodríguez Larreta representa un tipo de liderazgo que no busca provecho fomentando extremismos y polarizaciones sobre el caldo de cultivo de esas emociones negativas que parte de la sociedad siente, y que, como particularidad de nuestros tiempos, muchas veces son alentados por las nuevas tecnologías y algoritmos. Por el contrario, tiene un norte claro: hacer bien la tarea, lograr resultados y evitar volvernos más rudimentarios e iracundos.

Estamos convencidos de que es un liderazgo para este cambio de época: Horacio interpreta las demandas sociales y transformaciones necesarias. Ha demostrado ser colaborativo, tener empatía, cercanía, poder de escucha, tolerancia a la complejidad y no exacerbar las pasiones de una sociedad agobiada y angustiada. Conoce el plan, un plan que compartimos, creamos en conjunto y sabemos cómo llevarlo a cabo, porque eso hará la diferencia en las probabilidades del éxito. Está dispuesto a enfrentar los desafíos porque desde hace años que tiene la vocación de ser presidente y se preparó para ello.

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En política se pueden hacer las cosas bien o se pueden hacer las cosas fáciles. Hacer las cosas bien significa decir la verdad y asumir costos, aunque no dé votos. Hacer las cosas fáciles es sólo hablarle al núcleo de convencidos y repetirles una y otra vez lo que quieren escuchar. Lo fácil genera facciones y fomenta la polarización. Los políticos que demonizan al otro y proponen salidas mágicas, no generan cambios sostenibles. Esos líderes populistas, de izquierda o derecha, son un peligro para las democracias en todo el mundo.

Por otro lado, hay líderes que eligen el camino más largo. Aquellos que no sólo le hablan a sus propias bases electorales, sino que intentan construir puentes con otros sectores e ir más allá del círculo en el que se sienten cómodos. En definitiva: un político mediocre hace lo que conviene, pero un líder hace lo correcto.

Creemos que el ejemplo de ese líder para los tiempos de hoy es Horacio. Él sabe que la polarización sólo nos llevará a más estancamiento, atraso y subdesarrollo. Les habla a los argentinos que reclaman un cambio profundo y que anhelan tiempos de tranquilidad, concordia y respeto. Entiende el espíritu fundacional de Juntos por el Cambio que encarnaron Lilita Carrió, Mauricio Macri y Ernesto Sanz en 2015.

Ideas y propuestas

Trabajo, experiencia, capacidad de gestión y trayectoria hoy están representadas en cada una de las candidaturas con las que acompañamos a Horacio, porque consideramos que la salida de nuestro país será desde un centro mayoritario y contundente, que permita una conversación pública robusta, respete la justicia y transite el camino de la no violencia para garantizar la paz social.

Tenemos ideas, propuestas y soluciones concretas para llevar adelante: la revolución de la educación garantizando los 190 días de clase efectivos en todo el país, la revolución de la seguridad blindando las fronteras, la revolución del trabajo promoviendo la creación de empresas en 24 horas y de manera digital, planes sociales sin intermediarios con formación y educación obligatoria; vivir sin inflación con un banco central verdaderamente independiente; dar al campo lo que es del campo con un tipo de cambio único y libre en el primer año de gobierno; que el turismo, la energía, la minería, economía del conocimiento y la industria sean los motores del crecimiento; prohibir los privilegios; un Estado austero, facilitador y eficiente; el sueño de un techo propio, recuperar el crédito, acceso a un hábitat digno; igualar para arriba y terminar con el círculo vicioso de la pobreza; el protagonismo de las personas mayores; cuidar la salud de los argentinos; garantizar un desarrollo sostenible y comprometernos con el cuidado del medio ambiente para asegurar nuestro futuro; volver a integrar la Argentina al mundo; vivir donde queramos y tener las mismas oportunidades a través de un plan de desarrollo federal; impulsar la potencia de las mujeres y los jóvenes; una política cultural que sea desarrollista, inclusiva, plural y con impacto, entre muchas otras.

Parte esencial del contrato moral es que la sociedad vote a quienes le dicen la verdad.

Siempre luchamos por un contrato moral que sea la base de una institucionalidad republicana sostenible. Con instituciones fuertes tendremos desarrollo económico, prosperidad y un cambio real en nuestras vidas cotidianas. No son los líderes únicamente los responsables, parte esencial del contrato moral es que la sociedad vote a quienes le dicen la verdad, en vez de a aquellos que dicen sólo lo que queremos escuchar.

A la hora de elegir es fundamental lograr un sano equilibrio entre la emoción y la razón. No se trata de ser el más guapo o aguerrido, sino de ejercer la templanza frente a tiempos de bronca e injusticia. La templanza no es pasividad o pusilanimidad, es la verdadera fortaleza y paciencia que escribe la historia de una nación. Con estrategia se libran las grandes contiendas, y la victoria está en los buenos equipos.

La historia ha puesto sobre nuestros hombros la enorme responsabilidad de construir la Argentina que viene con honestidad, trabajo y audacia. Tenemos la oportunidad, para eso formamos un gran equipo, para achicar la distancia entre la Argentina que somos y la Argentina que podemos ser.

 

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Maximiliano Ferraro

Candidato a Diputado Nacional 2023/2027. Presidente Coalición Cívica ARI. Actual Diputado Nacional por la Ciudad de Buenos Aires. Coordinador de @junglacultural.

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