JAVIER FURER
Domingo

Dos populismos

¿Cuántas opciones reales hay en estas elecciones?

Hace unos días, en una entrevista televisiva, Javier Milei calificó a Juntos por el Cambio de “ser la Unión Democrática”. Al lector joven, de esos que siempre hay, le comento que la UD fue el frente multipartidario que se enfrentó a (y perdió contra) Perón en las elecciones de 1946. Las primeras reacciones que escuché de amigos, conocidos, fueron del tipo “este se cree Perón”. Quién sabe, quizás. Para mí la lectura jugosa era otra: cómo veía Milei la lógica del enfrentamiento político.

Milei se ve enfrente de JxC, que se ha vuelto su problema, es su obsesión. Epítetos como “sorete”, “basura”, “montonera”, “asesina” han salido con frecuencia de su boca. ¿Es Massa el sorete? ¿Cristina la montonera? No. Siempre JxC. Por cierto, me alegro de que por lo menos a una parte del sistema político no le dedique insultos. No es sano insultar así a las personas en la discusión pública. Discutimos ideas, no “sos un sorete al que voy a humillar y aplastar como a una cucaracha”.

Pero ese no es el punto. El punto es que siempre, siempre, los “soretes” están de un solo lado. Del lado del kirchnerismo hay “errores”, “malas políticas”, “no puedo acusar a nadie si la justicia no se expidió”. ¿Tanta moderación para un lado y tanta saña para el otro? Rari. Podríamos ensayar diversas hipótesis al respecto: es una táctica electoral, quiere nuestros votos (raro, insultando) o “sos el perrito faldero de Massa”: puede ser, que lo ayudaron, lo ayudaron. Pero pretendo ir un poco más allá.

Alto y bajo

En general, cuando analizamos el comportamiento de los partidos o coaliciones políticas –y sobre todo en tiempos electorales–, tendemos a mirarlo desde una óptica general y fácil de entender, pero quizás no muy útil hoy, o por lo menos incompleta. Lo que la ciencia política llama el “comportamiento espacial izquierda-derecha”. Nada que ver con el espacio, sino con “poner” a todos los partidos y coaliciones a lo largo de una variable que va, precisamente, desde la izquierda a la derecha.

Y así, el kirchnerismo (¿Massa?) estaría a la izquierda, con los troskistas más a su izquierda, La Libertad Avanza en la ultraderecha y JxC “quedó en el centro”. Por cierto, no me molesta estar en el centro. Capitalismo moderno, con reglas claras, sin privilegios, liberalismo político, libertad de expresión, país ordenado… Todo bien con eso. Pero creo que todos estamos de acuerdo con que no alcanza. No alcanza y por eso nos hacen ruido los ladrillazos que Milei tira para este lado comparados con el comportamiento casi civilizado hacia el kirchnerismo. ¿Cómo puede ser si nosotros supuestamente estamos “más cerca” de Milei? ¿No debería ser el kirchnerismo “más sorete”? Pero no. Quizás estamos mirando mal. Quizás no es un escenario “de tres tercios”. Quizás hay dos culturas políticas, no tres.

Quizás estamos mirando mal. Quizás no es un escenario “de tres tercios”. Quizás hay dos culturas políticas, no tres.

Hace varios años, el politólogo canadiense Pierre Ostiguy (se dice ostiguí) postuló que, para entender la política partidaria en América Latina, y en Argentina en particular, había que agregar otra variable. Una variable que cruzara a la que va de izquierda-derecha y a la que, por un simple tema de ubicación espacial llamó “alta-baja”. De esa manera tenemos una cruz que contiene cuatro áreas: izquierda alta, izquierda baja, derecha alta, derecha baja. Ostiguy les pone ese nombre justamente para superponerlas con izquierda y derecha y trazar una línea perpendicular, que cruce. Pero interpretemos el contenido que le agrega y pongámosle nombres diferentes: liberalismo político y populismo. Tenemos entonces cuatro cuadrantes: izquierda populista, derecha populista, izquierda liberal, derecha liberal. ¿Qué ponemos ahí? Simplifiquemos un poco más: populismo abajo y liberalismo arriba (así los pone Ostiguy y debe ser por azar, que nadie se ofenda). ¿Qué hay abajo? En el mundo, un montón de agrupaciones políticas del tipo derecha populista extrema pero también de izquierda: Vox y Podemos en España, la extrema derecha italiana y el Movimiento 5 Estrellas de izquierda en Italia (¡que gobernaron juntos!) y así. ¿En Argentina, qué espacio político hegemoniza desde hace 70 años el espacio populista? Sí, adivinó. El peronismo que, como dijo el General, no es ni de izquierda ni de derecha. O es ambas cosas. Y vaya que lo ha sido.

El peronismo es plástico, se mueve, atrapa todo, pero siempre dentro de ese “espacio” populista. ¿Qué hay del lado de arriba? Los partidos que construyeron la Europa de posguerra por ejemplo. Y, en Argentina de hoy, JxC, que representa la cultura políticamente liberal, no populista. De eso y no de otra cosa habla siempre Patricia Bullrich: reglas claras, capitalismo moderno, libertad de expresión, independencia de poderes.

Antiliberales unidos

Vayamos a lo interesante: si vemos a la política argentina de esta manera y no forzando una mirada del tipo izquierda-derecha que no nos explica mucho, nos resulta mucho más fácil ubicar a LLA, ¿no? Obvio. En el mundo populista o, para decirlo de otra manera, antiliberal. ¿Pero cómo, si tienen la palabra “libertad” en el nombre? Bueno, amigos, si es por eso Corea del Norte se llama República Democrática Popular de Corea y Alemania del Este se llamaba República Democrática Alemana. A veces, en política, lo que aclara oscurece.

LLA es el lado derecho del populismo argentino. Si lo vemos así, no están tan lejos entre ellos. Como decía mi abuela, todo depende del lente con el que lo mires. ¿Milei invento de Massa? No creo, o quizás se te escapó el Frankenstein, Sergio. Pero lo cierto es que, mirados así, todos los vasos comunicantes entre ellos se explican mejor. Y también los saluditos y el trato civilizado. Son parte de la misma familia, de la misma cultura política y, por qué no, quizás no les parezca tan terrible ser parte del mismo gobierno.

Ojo, no tiene nada de malo. La política implica opciones diversas. El que gana gobierna y, mientras respete las reglas, la vida sigue. Pero en la Argentina de hoy, de los famosos “tres tercios” hay dos versiones del populismo y una que no lo es: JxC. Como dije, no tiene nada de malo, pero que no te vendan otra cosa. Pasar de “el Estado te salva” y “la emisión no genera inflación” a “motosierra” y “dolarización” es pasar de un atajo al otro, dentro de la misma visión de la política. Es moverse dentro de los dos populismos y ofrecer soluciones mágicas y atractivas pero poco sustentables.

El que busque cuatro años más de populismo, soluciones fáciles, enfrentamientos, piedras, obstáculos y reducción de la política a guerra, ya sabe.

El que busque cuatro años más de populismo, soluciones fáciles, enfrentamientos, piedras, obstáculos y reducción de la política a guerra, ya sabe. Tiene dos opciones dentro de la misma cultura política. Pero es bastante claro que hay una parte importante del electorado que busca otra cosa, que quiere cambiar. Y que quizás –con cierta lógica derivada de la sensación de fin de ciclo– eligió a lo que aparecía como lo más extremo.

Pero, como dije antes, que no te vendan gato por liebre: no hay tres opciones, hay dos. Si queremos construir una Argentina diferente, votemos un cambio real y construyamos un país que haga lo que hicieron todos a los que les fue bien. Y no paremos de exigirle a ese gobierno que no se desvíe del rumbo.

Pero si sos de los que quieren un cambio de verdad, sustentable y para el largo plazo, no te tientes con otro atajo que no nos lleva a ninguna parte. Salí de ahí, Maravilla, que vamos a terminar más golpeados.

 

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Julián Gadano

Sociólogo. Profesor de la UBA y la Universidad de San Andrés. Ex subsecretario de Energía Nuclear.

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