ELOÍSA BALLIVIAN

Pensar para adelante mirando hacia atrás

Comentarios de nuestros lectores a artículos de Pablo Avelluto, Eugenio Palopoli, Gabriela Saldaña y Hernán Iglesias Illa.

Sobre “Cuarenta años de qué”, de Pablo Avelluto

(podés leerla acá)

Lo que sigue es parte de una cordial conversación que tenemos desde hace años con Pablo.

Me alegra que encuentre  que mirar al pasado ─cuarenta años no es poco─ ayuda a entender el presente y a mirar al futuro. Lo hace a partir de su memoria. Es un buen primer paso. Quizá el próximo sea pensar en reconstrucciones más integrales y menos subjetivas del pasado. No limitarse al breve tiempo en el que la memoria es más o menos confiable. O sea, interesarse por lo que dicen los buenos historiadores.

Tenemos muchos. No se dedican a “cosas de viejos”, sino a pensar para adelante mirando hacia atrás. Una de las ventajas es la de no volver a tropezar con la misma piedra sin haber hecho el intento, al menos, de estar prevenido.

─Luis Alberto Romero

 

Sobre “Don Jacobo acusa”, de Eugenio Palopoli

(podés leerla acá)

¡¡Hola!!

Me impactó mucho el artículo sobre Timerman. Creo que es de lo peor que ha producido la prensa argentina. Sin absolutamente ningún escrúpulo, capaz de ayudar a voltear a Illia, asociarse a los Montos por dinero, negociar abiertamente con los militares mientras daba discursos progres y defendía los derechos humanos, todo en nombre de la libertad de prensa (o algo parecido; igual daba lo mismo). Y, obviamente, en nombre de un ego sin limites.

Mi recordado y muy querido amigo Cacho Perrotta ─quien tenía un enfrentamiento público con Timerman─ me contaba las historias que le llegaban, en las que “Don Jacobo” podía abrir y negociar diez frentes contradictorios en todo sentido en los que el único factor común eran al mismo tiempo la guita, el poder y su imagen, mientras otros periodistas morían por sus valores.

La terrible paradoja es que se encontraron en la cárcel (¿como habrá sido ese encuentro?) y el horror de que Timerman no lo contó apenas salió. Si lo hubiese hecho, quien sabe si no hubiese podido salvar a Cacho. Pero obviamente no le convenía o habría roto el acuerdo que seguramente tenía con los militares.

Me preocupó el título (el “Don” da un cierto sello de respeto), pero finalmente Palopoli muestra al personaje tal cual era.

Mi conclusión es que hay que tener mucho cuidado en idolatrar a personas sólo por el título de periodistas (como hicieron cuando le dieron el premio Moors Cabot y en la misma ceremonia Don Jacobo ironizó porque alguien se atrevió a preguntarle sobre su relación con Graiver, y contestó que un periodista de raza como él no tenía nada que explicar sobre su vida).

Abrazos,

─Eduardo Amadeo

 

Sobre “Buleadores buleados”, de Hernán Iglesias Illa

(podés leerla acá)

Hola, Hernán.

Me pareció muy interesante y certera esta reflexión. Quiero aportar un matiz, que entiendo no busca contradecir lo que decís, sino profundizarlo.

Dentro del giro positivo que estamos haciendo como sociedad, existe un riesgo a sobreetiquetar algunos conflictos como bullying. No toda pelea, escaramuza, gastada lo es. Me pasa que a veces veo que cuando mis hijos se pelean una/o le echa la culpa al otra/o diciendo “me esta haciendo bullying“. Para mí, tiene que haber un componente sistemático en el accionar de una persona o grupo de personas para poder hablar de bullying.

¿Qué tiene que ver esto con el caso Báez Sosa? Me parece muy relevante por lo siguiente: dentro de las (escasas) voces públicas/de Twitter en contra del fallo, hay una línea argumental que cuestiona la premeditación del acto. “¿Cómo pudieron ponerse de acuerdo tan rápido en matar a Fernando?”. En algunos casos me parecen argumentos genuinos, en la mayoría creo que son clickbait. Pero en todos creo que están equivocados. Y entiendo que una de los jueces argumentó en su voto que la premeditacion se sostiene basada en los antecedentes de ataques similares que realizaron en Zárate los (¿mal llamados?) “rugbiers”.

Es ese componente sistemático en el accionar de los zarateños el que los vuelve bullies. No fue una pelea suelta (cosa de cualquier manera repudiable). Sino que fue un accionar sistemático donde se evidencia que existía una premeditación acordada de ejercer violencia. Hay múltiples testimonios de cómo llevaban a la practica este modus operandi en Zárate. Y es ese detalle, el del accionar sistemático, el que distingue situaciones aisladas de verdaderos actos de bullying.

Creo que entre toda la cobertura este detalle está pasando por alto (en mi caso lo encontré en Twitter en un análisis del fallo).

Gracias por compartir tu reflexión,

Saludos,

─Santiago Hunt

 

Sobre “No nos engañan otra vez”, de Gabriela Saldaña

(podés leerla acá)

La inclusión del “devuelvan los nietos” entre consignas populistas me indigna.

A ver, señores. Acá se secuestraron bebés y mujeres embarazadas, estás últimas asesinadas después de dar a luz.

La consigna “devuelvan los nietos” tiene más de 40 años y hoy es un reclamo de verdad: que se le diga a quien fue apropiado la verdad. No están los padres, casi no quedan abuelos, pero ellos tienen derecho a saber la verdad. En caso de que no imaginen su origen biológico, el reclamo es un recordatorio permanente de que hay una verdad que les fue negada.

Es imposible seguir adelante con la lectura de una nota que es negacionista en tanto degrada una consigna que denuncia un aspecto del genocidio.

¿Realmente no se dieron cuenta o Seúl también niega que hubo chicos que fueron robados durante la última dictadura?

─Ana Gerbelli

PD: Di de baja mi suscripción hace meses.

 

Es buena. A mi gusto, incompleta. Tiene buen comienzo y congruente final, pero falta alguna comparación posible y, sobre todo, le falta la calificación certera de lo que realmente es Milei: un psicópata narcisista, autoritario y obsesionado con su imagen pública.

Saludos,

─Dr. Luis Piantanida

Sobre “Taladrar rápido, taladrar despacio”, de Hernán Iglesias Illa

(podés leerla acá)

Muy interesante el punto de vista, sobre todo pensando en la Argentina que se viene y en el debate de halcones y palomas. Mi reflexión es que siendo herramientas válidas ambos (tanto el lento como el rápido), mas allá de la circunstancia (en momentos extremos validaría el rápido), lo que no toma en cuenta el autor es quién sería el operario que usa la herramienta. Para el taladro rápido considero necesario un liderazgo con mayúsculas, difícil de encontrar hoy y menos en el espacio político opositor (Juntos por el Cambio), y la herramienta sin el liderazgo puede hacer perder esta segunda oportunidad que la sociedad parece estar dispuesta a darle a este espacio. ¿No será que Patricia es nuestra Liz Truss?

Saluda atte, un uruguayo argentinizado,

─José Sánchez-Varela

 

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