JOSÉ GALLIANO
Domingo

El sur existe (en Chile)

Mientras Tierra del Fuego se estanca, del otro lado de la frontera Magallanes se acerca al mundo desarrollado. El contraste ilustra las decisiones estratégicas y los resultados de cada país.

Se dirá hasta el cansancio que las comparaciones son odiosas. Aun así, sirven y tienen una lógica abrumadora. Sin ir más lejos (o apenas un poco lejos), el sur de nuestro continente nos permite un ejercicio de comparación privilegiado. Uno que ya habrían querido hacer historiadores neomarxistas como Milcíades Peña, quien en Historia del pueblo argentino estableció parámetros entre el desarrollo de ciertas áreas complejas de Estados Unidos en términos geográficos con otras de la Argentina, como su inmensa pampa húmeda. Ya sabemos cómo siguió aquel relato verídico.

Volviendo al extremo sur, del lado chileno de la Cordillera de los Andes, sobre el Pacífico y abrazada al estrecho que le da su nombre, está la Región de Magallanes, compuesta por las provincias Antártica chilena, Magallanes, Tierra del Fuego y Última Esperanza. Sus principales ciudades son Punta Arenas y Puerto Natales. Del lado argentino, sobre el Atlántico, tenemos nuestra provincia de Tierra del Fuego.

Más allá de sus fronteras naturales, la división política de estas dos regiones patagónicas determinó que hayan sido gobernadas de maneras muy distintas, motivo por el cual han llegado a esta instancia del siglo XXI con diferencias sustanciales y hasta escandalosas en cuanto a su desarrollo económico y social. Poniendo las cosas en blanco sobre negro: la discusión política que ocupa a la chilena Magallanes actualmente no versa sobre pagar créditos en dólares o recibir subvenciones estatales como único recurso para su supervivencia (como sucede de este lado de la cordillera), sino sobre cómo acelerar su conversión en la primera región totalmente desarrollada de su país. Para algunas voces sectoriales esto podría ocurrir antes de una década. El horizonte no es Venezuela, sino Noruega o Suecia.

Más allá de sus fronteras naturales, la división política de estas dos regiones patagónicas determinó que hayan sido gobernadas de maneras muy distintas.

Pongamos algunos datos sobre la mesa. Tierra del Fuego tiene un PBI estimado en unos 7.731 millones de dólares contra alrededor de 3.000 millones del de Magallanes. Usando este dato como punto de partida uno podría presuponer (mal) que la riqueza estaría del lado argentino. Pero lo cierto es que, con poblaciones muy similares (unas 180.000 personas en cada una), y con la salvedad de lo difícil que es comparar pobreza entre países, en Tierra del Fuego la estadística oficial revela que la provincia tiene alrededor de 50.000 pobres y una tasa de desempleo sel 8%. En tanto que Magallanes tiene unos 9.800 pobres y una tasa desempleo del 6,5%, según el último informe del Instituto Nacional de Estadísticas (INE).

De salmones y otras yerbas

Las estadísticas también subrayan que Magallanes es más potente y diversificada en materia de exportaciones. Tierra del Fuego exporta alrededor de 382 millones de dólares al año contra 1.200 millones anuales de Magallanes. Acá es donde corresponde señalar que Tierra del Fuego prohibió la salmonicultura por ley, lo cual para no pocos economistas significó uno de los errores estratégicos y económicos más graves de los últimos 50 años en esa provincia. Magallanes hoy progresa al ritmo de la cría de salmones usando apenas 2.000 hectáreas de mar.

El principal producto de exportación de Tierra del Fuego son los combustibles fósiles, mientras que del lado de Chile el más importante es la venta de salmón: 630 millones de dólares en 2023, especialmente a países ricos como Estados Unidos y Japón. Hace pocos meses, en el marco de una negociación que llevó adelante el Consejo del Salmón chileno, los trasandinos acordaron vender este producto fresco a China, algo que podría derivar en un importante crecimiento si el acuerdo supera las trampas burocráticas y ambientales que le vienen tendiendo su propio gobierno y poderosas ONG como Greenpeace y Rewilding, que rechazan el desarrollo industrial de la región.

Magallanes también vende al mundo metanol (342 millones de dólares), erizos de mar (49 millones), centolla (46 millones), bacalao de profundidad (27 millones), merluza austral (26 millones), lana ovina (10 millones) y carne ovina (34 millones). A estos números hay que sumar los 300 millones de dólares que le deja anualmente el turismo. Se estima que sólo la salmonicultura da trabajo directo e indirecto a unas 7.000 personas.

Lo que hizo Tierra del Fuego fue negarse a integrar el selecto grupo de productores de un ‘commodity’ considerado como la proteína del futuro.

Cuando Tierra del Fuego prohibió por ley en junio de 2021 la salmonicultura, lo que hizo en verdad fue negarse a integrar el selecto grupo de productores de un commodity considerado como la proteína del futuro. Y en el mundo sólo un puñado de países alberga las condiciones ideales para hacerlo. Uno es la Argentina. Fuentes del sector chileno le indicaron a este cronista que una operación salmonera en Tierra del Fuego de carácter chico a mediano podría traducirse en ingresos por exportaciones de unos 300 millones de dólares anuales en el corto plazo. Un número que por lógica productiva representaría unos 3.000 empleos nuevos bien remunerados.

Sin embargo, por ahora la provincia argentina vive amparada al calor del “subrégimen industrial” que implica una renuncia fiscal al Estado de 1.070 millones de dólares por año. La actividad electrónica da empleo a unas 15.000 personas de manera directa e indirecta, según la Asociación de Fábricas Argentinas Terminales de Electrónica (AFARTE). El salario promedio de un operador oscila entre los 600.000 y  700.000 pesos argentinos, según cuentan vecinos de Río Grande consultados.

La actividad ha sido considerada desde su implementación en 1972 como la clave para la permanencia de la población en la isla. Sin embargo, los índices no favorecen esta percepción de desarrollo. “Las arcas públicas renuncian a 1.070 millones de dólares anuales en materia fiscal para sostener un régimen de promoción industrial con bajo valor agregado y que no aporta divisas. La política es responsable de continuar cediendo ante el lobby empresarial”, explica Martin Reydó en un artículo publicado por Fundar.

Salarios y presupuestos

En Magallanes el salario promedio de un operador de planta procesadora de salmón parte de los 900 dólares y puede saltar a los 1.600 dólares con horas extras. Los salarios de coordinadores de áreas superan los 2.000 y los ejecutivos alcanzan los 8.000. En todo Magallanes el salario promedio ronda los 890 dólares. En Tierra del Fuego, en cambio, el salario promedio se ubica en cerca de los 400 dólares (393.888 pesos). No es el caso de los concejales de la localidad de Tolhuin, quienes en la última sesión de 2023 se fijaron a sí mismos un salario de 2,2 millones de pesos. Un docente con 10 años de antigüedad en la provincia tiene un salario de base de 243.000 pesos. En Magallanes, el salario promedio de un profesor ronda los 1.200 dólares.

Otro punto de comparación llamativo se vincula con la realidad municipal de las ciudades cabecera de ambas regiones. Ushuaia tiene 82.615 habitantes, según el Censo 2022. A fines de 2023 su Concejo Deliberante aprobó un presupuesto municipal para 2024 por un total de 61.560 millones de pesos, unos 61 millones de dólares. El municipio de Punta Arenas, una ciudad con 145.000 habitantes, posee un presupuesto anual de alrededor de 70 millones de dólares anuales. Esta ciudad figura entre las más pujantes de Chile, lo cual se evidencia en sus bajos índices de pobreza (3,4%) y una estructura ciudadana que incluye hoteles cinco estrellas, casinos, universidades e institutos, museos, zona franca y una potente actividad industrial.

Se trata de un presupuesto similar aunque, en el caso trasandino, para atender a casi el doble de la población. En materia de turismo, nuestra provincia recibe alrededor de 248.000 visitantes, según el Instituto Fueguino de Turismo. Magallanes, por su parte, alcanza los 234.000, de los cuales su mayor porcentaje se dirigen hacia el Parque Nacional Torres del Paine a pocos kilómetros de Puerto Natales. Aún así, el sector turístico mantiene fuertes críticas contra la política en materia de turismo de los últimos gobiernos.

Ushuaia se convirtió en un “municipio libre de radiaciones” al rechazar la incorporación de la tecnología 5G en la localidad. Justamente en la misma provincia en donde se producen celulares.

En este contexto se prevén inversiones publicas en aeropuertos y estructura de caminos durante el año en curso por unos 400 millones de dólares. Tierra del Fuego todavía es objeto de especulaciones de negocios muy amplias y ambiciosas. Una parte de su clase política se muestra escéptica ante todo proceso de crecimiento industrial o incluso tecnológico. A principios de año el municipio de Ushuaia se convirtió en un “municipio libre de radiaciones” al rechazar la incorporación de la tecnología 5G en la localidad. Justamente en la misma provincia donde se producen celulares.

No obstante, Tierra del Fuego observa con buenos ojos el uso de la energía eólica y de la explotación petrolera, que también tienen sus propias afectaciones al medio ambiente. En octubre de 2023, el gobierno provincial anunció la aprobación de un crédito de 65 millones de dólares por parte del Banco Asiático de Inversiones en Infraestructura (BAII), el cual será destinado a la construcción de un parque eólico en Río Grande. “Los estudios demuestran que la velocidad media anual del viento en la zona es excepcional, con velocidades superiores a los 10 metros por segundo durante al menos 5.000 horas al año. A través del préstamo, BAII financiará un parque eólico de 33,6 megavatios, así como una línea de interconexión de 33 kilovoltios y el desarrollo de estudios de factibilidad para otros parques eólicos en la provincia. El 100% del financiamiento del BAII califica como mitigación climática”, señaló el comunicado.

Hace unos días un consorcio internacional anunció a su vez la instalación de la plataforma Fénix en la provincia, una de las grandes apuestas de la industria energética tradicional. El consorcio que integran Total Energies, Wintershall DEA y Pan American Energy (PAE) invertirá 700 millones de dólares en este proyecto ubicado a 60 kilómetros de Tierra del Fuego. Los expertos calculan una producción máxima de gas de 10 millones metros cúbicos diarios cuando la operación esté en plena marcha.

La carrera por las inversiones

Esta semana, funcionarios fueguinos fueron a “vender” a Buenos Aires las virtudes de la provincia en un encuentro liderado por la canciller Diana Mondino. Hay “excelentes condiciones y oportunidades para quienes deseen invertir en nuestra provincia; ya que poseemos mano de obra calificada, experiencia exportadora, logística y conocimiento en una amplísima variedad de rubros”, dijo el secretario de Comercio Internacional de Tierra del Fuego, Ariel Castiglione, en el marco de la presentación del Plan Nacional de Promoción de las Exportaciones y las Inversiones 2024 por parte de la Cancillería argentina.

Mientras tanto, Magallanes espera un abultado presupuesto en obras públicas que prometió el presidente Gabriel Boric. El mandatario anunció una inversión de más de 400 millones de dólares en vivienda y obra pública para la región. Pensemos en que la cifra de inversión pública recaerá en una población que no llega a los 200.000 habitantes. Aunque Chile soporta una baja en el ritmo de crecimiento en la última década, se estima que crecerá un 2,5% anual durante los próximos 6 años, por lo que las administraciones regionales de distinto color político avanzaron en el desarrollo de estructura urbana y semirrural que ha ido quedando como un legado o un listón a superar por los nuevos cuadros de funcionarios.

El complejo parece un atisbo de Primer Mundo o un chispazo de la clase de lugar en que se podría convertir Magallanes en un plazo de 10 a 20 años.

En 2014, por ejemplo, el municipio de Puerto Natales (a 250 kilómetros de Punta Arenas) inauguró, con el apoyo de los gobiernos de Sebastián Piñera y Michelle Bachelet, el moderno Polideportivo Municipal, con un costo estimado en 7 millones de dólares. El complejo parece un atisbo de Primer Mundo o un chispazo de la clase de lugar en que se podría convertir Magallanes en un plazo de 10 a 20 años si nadie hiciere ninguna locura en el país o no abundaren las epidemias. Cancha de básquet profesional para 3.000 espectadores, gimnasio equipado con sala de pesas y máquinas de cardio, muro de escalada, piscina temperada olímpica, sector de trote. Todo bajo el ala de un imponente edificio de arquitectura futurista que ha sido galardonado a nivel nacional. Un detalle más: su uso es gratuito y no hay aglomeraciones. Y otra muestra: en los últimos diez años el Estado chileno construyó dos hospitales en Punta Arenas y Puerto Natales, con un presupuesto cercano a los 100 millones de dólares.

Una ultima comparación: por los mismos años en que fue aprobado el Régimen de Promoción Industrial en Tierra del Fuego, Magallanes era una de las regiones más pobres y olvidadas de Chile. Puerto Natales tenía al grueso de su población trabajando en la mina de carbón de Río Turbio, del otro lado de la frontera. En la actualidad, la región es considerada entre las de más alto estándar en desarrollo económico, y Puerto Natales es la puerta de entrada a Torres del Paine y donde se concentran las principales empresas salmonicultoras del mundo.

Con críticas a cuestas y opiniones divergentes, el gobernador de Magallanes, Jorge Flies, empuja el nacimiento del Centro Antártico Internacional con un presupuesto de 80 millones de dólares. El lugar concentrará a los mejores especialistas del planeta en la materia. Mientras esto ocurre, la región espera inversiones en sector del hidrógeno verde por 6.000 millones en los próximos años.

 

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Claudio Andrade

Periodista, cocinero y amante infiel del vino chileno. Trabajó en Página/12, el diario Río Negro y Clarín. Recibió el Premio Fopea al Periodismo en Profundidad 2018 por su cobertura del caso Maldonado. Actualmente vive entre Puerto Natales (Chile), Punta Arenas, Bariloche y Buenos Aires.

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