La pregunta que obsesiona a esta época —qué es una mujer— se responde con una certeza: si tu cuerpo es lo primero y lo último que los demás ven para entender quién sos, sos mujer.
Una verdad genética desafía todo: lo femenino es el origen y lo masculino solo una variación. Ni siquiera Vargas Llosa puede escapar de esta realidad biológica.
De Buenos Aires como metrópoli donde el tiempo se detuvo, las postales del Quijote en el siglo XX y la hipérbole porteña que convierte cualquier detalle en algo extraordinario.
Victoria Ocampo y Ernst Haeckel comparten sus encuentros transformadores con las olas, revelando cómo la naturaleza marina puede sacudir la existencia humana.